Achala, un romance interminable
En un verano de la década de los sesenta,  hace unos 50 años, subíamos con mi padre por el antiguo camino de las Altas Cumbres, que unía Villa Carlos Paz con Mina Clavero. Aquel viejo camino nada tenía que ver con la moderna ruta asfaltada actual: era apenas una angosta senda, con  empinadas subidas que nos obligaba cada tanto, a bajar del viejo DKW dos tiempos para empujarlo entre todos,  y lograr superar la trepada. Recuerdo que paramos en el viejo hotel “El Condor”, y al entrar me quedé hipnotizado con una enorme trucha arco iris embalsamada que adornaba la chimenea. Hicimos luego campamento recorriendo y pescando varios de los afluentes del Rio Condoritos. A partir de ese momento  quedé fascinado para siempre con ese paisaje tan bello y agreste, silencioso, y con sus ríos de aguas color óxido, pletóricos de gordas fontinalis, que en esa época eran mucho más grandes que las actuales. Fue tan grande y profundo el impacto emocional que me provocó ese viaje, que nunca dejé de volver  a lo largo de mi vida. Al decir verdad, aprendí a amar la pesca de truchas cordobesas en el río San Miguel , no muy lejos de la localidad de La Cumbre. Tengo recuerdos imborrables de ese rio lleno de truchas, y con los años he recorrido otros innumerables ríos y arroyos: el Tabaquillo, el Del Medio, el Almbach, el Willbach, el Paso de Garay, el Atalaya, el Icho Cruz, el Espinillo, el Jaime, el Reartes, el Santa Catalina, el Rugapampa, el Panaholma, el Hornillos, etc, etc.
 La Pampa de Achala, un ambiente muy especial
Esta escarpada región de las Sierras Grandes posee singularidades biológicas e hidrográficas únicas. Su altura media es de unos 2.000 metros, y en su vegetación predominan los pastizales de altura, siendo el tabaquillo y el Maitén los únicos árboles autóctonos que crecen en este ecosistema. Las precipitaciones son en general abundantes, las cuales alimentan innumerables ríos y arroyos, por lo que ha sido denominada "Reserva Hídrica Provincial Pampa de Achala", ya que esta región es cabecera de cuenca de la gran mayoría de los cursos de agua que atraviesan la provincia de Córdoba. El nombre Achala proviene de la lengua quechua, y quiere decir, adorno, vestido lujoso. Su altura puede ir de los 1.500 a los 2.790 msnm, y dentro de su increíble paisaje se encuentran numerosas y profundas quebradas con paredes verticales de hasta 700 mts !!. La más conocida, la del río Condoritos, alberga gordas arco iris. La del Yatán también la he recorrido toda; tiene unos pozos impresionantes, “negros”, que junto a los precipicios que los rodean, meten miedo. Como olvidar ese ascenso casi vertical, prácticamente de noche, frente a la alta cascada del rio Paso de Garay, cerca de su unión con el Atalaya, con Nico Schwint, mi sobrino, que a mitad del ascenso me dijo: “tengo tanto miedo que no puedo ni subir ni bajar….”
La fauna de Achala es muy interesante, y quizás uno de sus representantes más emblemáticos sea el cóndor. Hace unos 30 años ver un cóndor era algo poco usual, pero hoy la población se ha recuperado mucho. Es posible verlos mientras pescamos en muchos ríos, pero la mayor concentración se encuentra en la Quebrada del Condorito. El puma sigue siendo un habitante frecuente de las Sierras Grandes, pero debido a la persecución del hombre, es muy difícil  verlos. Les gusta dormir en la quebradas grandes con precipicios, como la del Yatán, Condorito, algunos afluentes del Icho Cruz, entre otros, fuera del alcance de los perros.
En 30 años de recorrer pescando las Sierras Grandes, a pie, a caballo, y haciendo carpa, jamás pude ver un puma, pero es también un poco cuestión de suerte. Es muy común poder ver huellas y materia fecal de este esquivo felino cerca de los ríos que corren por quebradas remotas y poco accesibles. Su presa natural, el guanaco, está siendo felizmente reintroducido en la Pampa de Achala. Este verano los vi cerca de varios ríos. El tranco del guanaco es tan elegante, que es un placer observarlo.
Los ríos y la pesca
Los ríos de las sierras grandes no tienen nada que ver con los patagónicos, pero son tanto o más interesantes para pescar que aquellos. Su paisaje está dominado por las piedras, de todos los tamaños, que le dan un encanto muy particular. Los ríos cordobeses discurren sobre piedras de todo tamaño, y en muchos casos corren muy encajonados, con paredes verticales de piedra viva erosionada y pulida durante millones de años.  Mientras que la mayoría de los patagónicos son ríos de deshielo, los cordobeses se alimentan principalmente de vertientes.  Las vertientes son incontables, y la humedad por ellas creada en las pequeñas quebradas, forma pequeños microecosistemas llenos de helechos, arboles de tabaquillo, hermosas flores, etc.
El agua de los ríos de las Sierras Grandes tiene una tonalidad muy particular, con un suave color té u óxido , que nos recuerda en algo a la de los Esteros del Iberá. Curiosamente, los ríos de las Sierras Chicas, en la zona de La Cumbre, Ascochinga y Santa Catalina, no poseen esta tonalidad.
Su pendiente es por lo general bastante pronunciada (salvo en la parte alta de las Sierras, la Pampa) y esto somete al pescador a un esfuerzo físico considerable, si es que realmente quiere pescar bien. Mi experiencia me ha enseñado que, salvo excepciones, si se quiere pinchar pescados de los buenos hay que caminar, y mucho,  y además, en muchos casos, andar a caballo varias horas.
Por algún motivo, que no tengo del todo claro, la parte alta de los ríos de la Pampa de Achala, crían los mejores ejemplares de arco iris. Probablemente sea una combinación de mayor disponibilidad de comida asociada a una menor temperatura del agua. Por lo general los ríos tienen tres tramos:
- una zona “alta”, por encima de los 2.000 mts de altura, adonde la pendiente es baja, y por consecuencia la velocidad del agua es baja también, y el río forma largos pozos, no muy profundos, pero llenos de suculentos bocados, como grandes ninfas de dragon, renacuajos, etc. Aquí el pastizal llega en todos lados hasta el borde del rio, y la temperatura del agua es notablemente menor que en la zona “baja”, y de noche puede hacer mucho frio, aún en verano.
- Una zona “media”, la de mayor pendiente y cantidad de cascadas.
- Y una zona “baja”, por debajo de los 1.200 metros. El agua de este tramo puede llegar a calentarse mucho en veranos secos y calurosos.
Pescar bien en la zona “alta”, adonde generalmente se encuentran los bichos grandes, requiere de no pocos conocimientos y habilidades. Esta parte de los ríos cordobeses no tienen en general cascadas grandes o aguas blancas, por lo que el engaño se hace mucho más dificultoso.  Es muy importante pescar río arriba y moverse como un puma: una asomada imprudente, un suave chapoteo en el agua, una sombra no deseada, o simplemente el ruido al caminar sobre las piedras de la costa, pueden poner en alerta a nuestro potencial trofeo, y ya se hace muy difícil pincharlo. Una técnica prudente, es observar desde lejos el pool que planeamos pescar durante varios minutos, con anteojos polarizados: muchas veces las truchas grandes delatan su posición con sutiles movimientos del agua superficial, o incluso, con desplazamientos más violentos. El cast debe hacerse a una distancia prudencial,  la suficiente para evitar que nos vea !
Otro factor a tener en cuenta es la presentación: por ejemplo,una linea # 6 cayendo en un pool espejo puede hacernos perder toda chance, al igual que “chicotear” la superficie del agua durante el casteo, o una caída violenta de la línea. Los equipo más adecuados son los  # 3 y 4.  El equipo que me gusta para los ríos cordobeses es el # 3, con caña de de 8’6” pies. Actualmente la que más uso es una SAGE ZXL, cuya acción me parece la ideal, con un reel Bauer, o un Abel Creek. La línea de flote se impone en la mayoría de las circunstancias, rara vez se justifica utilizar una de hundimiento. Además, cuanto más lindo es castear una de flote…..
El material del tippet es crucial : debe ser de muy buena calidad. En ciertos lugares del río, los trofeos suelen cortar. Con un tippet 3 x es más fácil que nos corte una arco iris de 1,5 kgs de Las Sierras Grandes, que, por ejemplo, una marrón de 2,5 kgs del rio Quillén. La razón de esto es que muchas de las piedras de los ríos cordobeses son bastante más abrasivas que las de la Patagonia, y además, las profundidades son menores, adonde la trucha tiene más chances de pasar por potenciales obstáculos. Por último, las muy bichas algunas veces se “encuevan”……recuerdo en especial una grande que se empacó en un hueco, me metí al agua ( con mucho frio ), logré hacerla salir, pero la muy bicha se metió en otro hueco, y cortó para irse definitivamente.
Me gusta mucho el material de tippet de Orvis, porque es fuerte y resistente a la abrasión. Pero desde hace un par de años el Profe Morales me hizo probar Máxima, un nylon sencillamente fenomenal por su resistencia a los cortes, tanto en los nudos, como por abrasión, además de tener un tono que se mimetiza muy bien en las aguas cordobesas.
Pescar después de una lluvia ligera, que solo enturbie un poco el río,puede llegar a ser una de las situaciones ideales. Esto enfría el agua y moviliza a las truchas, las cuales se ponen mucho más activas. Por el contrario, primaveras y veranos muy secos, con poca agua y mucha temperatura ambiental, conforman un panorama muy adverso para el pique. La temperatura del agua tiene influencia en el pique, y en algunos casos también en el tamaño. Por debajo de los 1.000/1.200  metros de altura, el agua de algunos ríos, en verano, puede superar los 20º C. Con este panorama, es raro encontrar truchas de las buenas. Por el contrario, en el filo de Las Sierras Grandes, a más de 2.000-2.200 metros de altura, el agua es mucho más fría. En pleno verano puede oscilar entre los 8 ºC y 12-14 ºC. Como es bien sabido, esto favorece la saturación de oxígeno en el agua, lo cual beneficia a las truchas. Los tamaños con esas condiciones pueden ser sorprendentes, de 3 kgs o más, que con un equipo # 3, tiene sabor a hazaña.
Febrero de 2015: descubriendo un nuevo lugar
Los ríos cordobeses son muy vulnerables a la depredación, por  ser en general pequeños y de poco caudal. Un par de excursiones de furtivos lombriceros, o peor aún , de aquellos que usan otros métodos como la cal, pueden dejar un sector del rio “muerto”, sin una trucha. Por ello, los mejores lugares son aquellos muy alejados de los caminos, a los que solo se llega a caballo, o caminando varias horas. Los ríos que se encuentran en propiedad privada, y son cuidados, también suelen tener muy buenas poblaciones de truchas.
Devolver los trofeos es importante, no solo para preservar la población, sino también para conservar la genética. 30 años atrás cometí la estupidez de llevarme” las más lindas”, un error del cual por cierto no me enorgullezco.  Por otro lado, algunos arroyos tienen tantas truchas, que se convierte en un factor negativo para la población en general: hay muchas, chicas y flacas. Aquí si que es conveniente matar, y la explicacion es  sencilla:  la disponibilidad de comida es limitada, y si hay que repartirla entre más bocas, los tamaños de los peces serán menores.  Esto lo pude comprobar este verano en la parte alta del rio Los Hornillos, que se encontraba hasta hace 2 años  sobrepoblado con truchas arco iris de 20-25 cms, hasta que ocurrió una crecida muy grande, que mató muchas. Ahora tiene el 20 % de esa población, pero el doble de tamaño !
Hacia rato que miraba en un mapa los arroyos que conforman las nacientes de un rio importante de las Sierras Grandes: estaban muy lejos del camino, y en propiedad privada. Finalmente nos dimos el gusto este verano con Marcos: conseguimos un baqueano que tenia permiso, y bien temprano ya estábamos caminando la Pampa de Achala. El premio fue un arroyo lindísimo, de poca corriente y pools  largos y aguas tranquilas. El hábitat ideal que potencialmente puede generar mucha comida y arco iris gordas y potentes. Sacamos varias, muy lindas, incluida una grande que le cortó a Marcos en una cascada. Río abajo el arroyo se agrandaba, con unos pozones rodeados de formaciones piedra increíbles. Al final, las arco iris desaparecieron, y empezaron a aparecer fontinalis. Caminamos todo el dia, unos cuantos kilómetros, pero valió la pena. Descubrimos un lugar para volver.
Los ambientes cordobeses me apasionaron desde chico, y con el correr del tiempo, muchos de mis amigos pescadores pudieron conocer y hacerse tambien fanáticos de los rios de las Altas Cumbres.
Para mí, las sierras cordobesas son mucho más que un lugar de pesca, no me es fácil explicarlo….para entender esto, hay que ir, y vivirlas !