Soy poblador sureño
del lao e’ la cordillera
es un lugar de ensueño
pero esto no es pa’ cualquiera. 

Pa qué contarle mi edá…
ya mil nevadas he visto
es mi oficio el de alambrar
me llaman Don Evaristo. 

El hecho que paso a contar
(y lo digo sin reparo)
fue un encuentro casual
con un bicho e’ lo más raro.

El sol estaba asomando
la bruma cubría el lago
cómo explicarle mi amigo
cuando amanece en mi pago.

Si bien pa’ mi es cotidiano
siempre disfruto el momento
torta frita, mate en mano
…y el traste en la silla e’ tiento.
 

Sombrero y oscuros lentes
camisa y un mameluco
lo vi pasar de repente
con su chaleco pituco.

Ni p’al casorio han de verme
con pilcha semejante
y el crestiano, derecho al agua
vestido tan elegante.

Quedé con la boca abierta
contemplando aquel asunto
si ya tiene el agua al pecho!
será impermeable el conjunto?

Y como si esto fuera poco
pa’ mi lago y las montañas
el pituco soltó una piola
y entró a revolear la caña.

Si me lo cuentan no lo creo
en el agua y de pantalones
a puro azote anda el gringo
como domando liones.

El tipo está hinotizao
concentrau, mejor dicho
mientras va arrimando la piola
donde lleva atadito un bicho!

Mire qué salto compadre!
si la vista no me engaña
es una hermosa arco iris
la que le dobla la caña.

Ya no puede más la trucha
y es tan cruel su sentencia
que aura es dueño e su vida
el domador sin clemencia.

Cuántas más irá a sacar?
quedará mi lago vacío?
ya me empiezo a calentar
…todo esto termina en lío.

Usté me cree si le agrego
a esto que estoy contando
el pituco le dio un beso
y la trucha… salió nadando!

Se mata mucho animal
y es difícil de evitarlo
el pituco dijo “zenquiu”
cuando fui a felicitarlo.

Fue tres mañanas al hilo
y aunque no nos entendimos
alcanzó con un abrazo
el día en que nos despedimos.

Parece que hablaba inglé…
al tata, le dice fader
no es domar sino castiar
y el traje, se llama guader.

El arte resultó la “mosca”
en su pago le dicen flai
gente como el pituco hay poca
bicho raro si los hay.