Inmensidad, soledad, cielos rojos, grandes peces y vida salvaje son algunas de las imágenes y adjetivos que viajan en la mente de muchos pescadores cuando escuchan nombrar “Patagonia”. Si además nos dirigiéramos a su parte más Austral, todo esto se incrementaría hasta alcanzar su máximo exponente hacia el fin del Continente Americano. A escasas horas de Río Gallegos, Capital de la Provincia de Santa Cruz, yacen pesqueros que solo son conocidos por unos pocos. Lugares tan vírgenes que solo han sido recorridos por los vaquéanos de la zona y permítanme describir a ellos de forma breve pero no descuidada. Los peones que habitan las estancias Patagónicas llamados “gauchos” esencia misma de la Argentina, son personas que conocen el campo como nadie, cuya jornada de trabajo comienza justo antes del amanecer, con unos buenos mates y un poco de folklore, costumbres que muchos hemos adoptado, y termina con la puesta del sol. Personas que desconocen el significado de la palabra “estrés” pero que son capaces de remover el cuero de un guanaco en cuestión de minutos con su facón (cuchillo) cuyo filo puede rebanar un pelo en dos. Solo así se completa el escenario de pesca al cual me refiero, donde cultura y naturaleza sorprenden a cualquier viajero del mundo. 

A unos 170km de Río Gallegos se encuentra la estancia Río Pelke, la cual pertenece a mi familia desde hace unos 80 años.

 Esta nota es mi tributo al lugar que me ha marcado en la vida como pescador, y que me ha formado en todos los aspectos convirtiéndome hoy en un guía de pesca preocupado por el cuidado del medio ambiente natural y muy consciente de mis raíces. Veranos enteros de pesca y cientos de peces fueron junto a mi padre la escuela que me orientó y abrió puertas a lo largo de mis 28 años.


En esta estancia y a unos 15km de la misma hay dos ríos conocidos por su pesca de fontinalis. El río Pelke, el cual le da el nombre a la estancia y el Río Coyle a pocos km de la misma. Ambos se unen a unos 18 kilómetros aguas abajo de la Estancia Río Pelke.  

Hace poco más de una década, me encontraba pescando con un equipo #2 disfrutando de la mejor pesca de truchas fontinalis que un pesquero puede ofrecer, cuando experimente una de las sensaciones más intensas de mi vida, clavé la trucha más grande que había visto en este río. Me arrancó literalmente la línea de las manos y pegó un salto de casi un metro fuera del agua, era una trucha marrón de unos 3 kilogramos con una potencia descomunal, que me tomó unos 15 minutos en sacar del agua, como me encontraba solo, lo único que hice fue gritar. Fue desde ese entonces que comencé a ver cada vez mas truchas marrones compartiendo los mismos pozos con las truchas fontinalis. Tal vez luego de la gran nevada del año 95 (más de un metro de altura) y con una gran creciente luego de su deshielo, algunas de las marrones migratorias del Río Gallegos encontraron un nuevo destino para realizar sus desoves, porque nunca he escuchado que se hayan introducido marrones en este río y además ambas desembocaduras se encuentran medianamente cerca.

El motivo por el cual me dirigí de vuelta a mis pagos fue una fuerte crecida del Río Gallegos, en el cual nos encontrábamos buscando sea trouts con dos pescadores norteamericanos. Una fuerte crecida en el mes de Febrero significa un par de días prácticamente perdidos, ya que su coloración marrón impide la visibilidad. Pero luego, comenzando a bajar su caudal este nos puede dar su mejor pesca (motivo de otro artículo). Por eso decidimos llevar a cabo un plan B y dirigirnos a la estancia
Río Pelke.

Haciendo base en el Casco de la estancia Río Pelke, donde comimos unos bifes de capón a la plancha cortesía de mis padres, nos dirigimos al río. La improvisación del viaje nos encontró con equipos un tanto más grandes de lo que realmente se necesita para disfrutar estos ríos. El Pelke con un equipo #2 es increíblemente divertido, drifteando woolly worms, scuds y patinando caddis, o cualquier tipo de terrestres por los cut Banks, se hace hervir el agua con las fontis. Estas alcanzan generalmente los 600grs pero tengo recuerdos de fontis de hasta kilo y medio. Lo cierto es que la cantidad de fontis que se pueden capturar hacen que este “pequeño” -“Pelke” en  lengua tehuelche- río sea el lugar perfecto para pasar un fin de semana y enseñar a los más chicos de que se trata la pesca con mosca, algo que en un futuro cercano planeo desarrollar.

Cris y Gary, los amigos norteamericanos, luego de realizar unas mil preguntas acerca de la vida en las estancias, el trabajo con las ovejas y demás costumbres del lugar, comenzaron a concentrarse en la pesca. El Río Pelke fue nuestro primer destino, por estar ubicado a unos 100mts del casco de la estancia. En la pesca de fontis en este tipo de ríos es importante saber dos cosas: esta trucha es una especie muy territorial que no desarrolla migraciones en toda su vida, nace, se desarrolla y muere en un radio 70 mts – una vez introducida hizo desaparecer a la especia originaria conocida como “puyen” – lo que da una pauta de su comportamiento agresivo, por ende las streamers negras en tamaño 8 son una muy buena opción (zonkers, matukas y woolly buggers). La otra pauta es la siguiente:
encontraremos que en ríos más ricos en alimento las fontis se vuelven muy
selectivas, y además suelen estar escondidas debajo de los cut banks por lo que
las ninfas y streamers se convierten a veces en la única opción, como es el
caso del Río Coyle.

Comenzamos con líneas flote Loop opti creek y Airflo sixth sense con líderes de no más de 2,5mts y tippets de 0,18mm. Moscas secas como Caddis, Cherno´s y escarabajos. Éxito total. Unas pocas horas alcanzaron para satisfacer el deseo de ver subir a las fontis y tomar moscas en la superficie. Cast cortos y delicados, tornándose en ocasiones hasta difícil situar la mosca en el agua por el viento cruzado. Las fontis respetaron su promedio de 500 grs y nos deleitaron con saltos y corridas, y más aún con sus increíbles colores. Cris y Gary sorprendidos por su belleza tomaron miles de fotos, eran sus primeras “brookies”. 

Luego nos dirigimos al Brazo Sur del Río Coyle pequeño y pintoresco, con un promedio de 2.5mts de ancho, aguas lentas la mayor parte de la temporada. Nace en la Laguna Esperanza y luego se nutre de pequeños arroyos y vertientes de deshielo a lo largo de su trayecto hasta llegar al mar. En verano su caudal es mínimo y muchas veces se filtra en las vegas generando espejos de agua cuya única movilidad es causada por el viento. Lleno de vida este, surca los amarillentos valles de la Estepa Patagónica dándole vida a sus alrededores.

Su lectura no es difícil, la mejor pesca esta en las curvas, donde el agua choca contra los bancos de pasto y tierra, guarida perfecta para las fontinalis. Mi estrategia como guía era ir incrementando el nivel de dificultad como así también el grado de excitación y tamaño de capturas.

En unos 20 kilómetros entre estancias logré hacer un postgrado en “tranqueras” a Cris, quien respetó a rajatabla la regla en la cual el acompañante es quien abre las mismas. El Coyle, tal como lo describía arriba, tenía el caudal muy reducido, filtrándose en algunos sectores en las vegas. Por eso nos concentramos en los pozos más grandes. Esta vez no solo eran fontis y más selectivas, sino que además nuestra meta era hacer subir a las marrones con escarabajos y chernos. Nos acercamos agachados, casi arrastrándonos hasta situarnos a un par de metros de los pools, leyendo el agua y luego presentando las terrestres. El agua explotó en cuestión de segundos. Una marrón de casi 2 kilos, muy oscura tomó el escarabajo de Gary al tocar este la superficie del agua tan quieta como en un vaso. Esto marcó el rumbo de los próximos 2 días que quedaban de pesca. Las fontis en este río tenían un aspecto prehistórico de belleza inigualable. Rojo, azúl, amarillo, blanco y negro, todo en un mismo pez, y su peso promedio era de un kilo, logrando capturas de hasta 1,6 kilogramos.

Perdimos la cuenta de cuantas marrones y fontis sacamos en esos tres días, pero para tener una idea, fueron algo así como 30 capturas por día. Acompañados de zorros grises, zorrinos y todo tipo de fauna nos dedicamos a recorrer kilómetros de río pescando con secas y debajo de los cut Banks con zonkers la mayor parte del tiempo. El viento impedía utilizar líderes muy largos, por eso 2,5mts con un tippet de 0,20mm fue nuestra opción más utilizada para estas marrones un tanto más grandes. La frutilla de su viaje fue el último día. Luego de recorrer unos kilómetros y casi de manera descuidada pasó algo increíble. Como si hubiese acordado esto con las truchas, primero Cris clavó una hermosa marrón de unos 2.5kg de coloración tanto más clara que el resto de las que habíamos clavado, luego de una excitante pelea con saltos acrobáticos y pudiendo observarla desde cerca, sigo convencido de que se trataba de una marrón migratoria del mar que había llegado hasta allí para hacer su desove. Tomé muestras de escamas y me propuse llevarlas a la universidad local para poder investigarlas. Debo admitir que tuve mucho miedo ya que Cris estaba usando mi LTS X1 #496, y esta estaba doblada más de lo que me hubiese gustado. Pero esto no fue todo, a unos metros de este pozo vimos con Gary un pequeño lugar rodeado de algas con buena profundidad. Un corto tiro aguas debajo de forma muy precisa y un strip medio acelerado hizo explotar la superficie del agua, una bestia tomó la zonker negra de Gary con una violencia inesperada, y al realizar un salto rebotando contra el cut bank vimos que se trataba de un macho marrón de muy buen tamaño.


Tardamos unos 5 minutos en sacarlo del agua y Cris se acercó para ver de qué se trataba. Una vez fuera del agua vimos que este impresionante macho tenía poco
más de 3 kilos y un color casi negro para camuflarse con el fondo barroso de este río.  Más que satisfechos volvimos a la ciudad ya que el vuelo era al día siguiente y celebramos antes de partir con un rico asado Patagónico.

Es difícil explicar las sensaciones que generan ríos chicos con peces grandes, entornos de inmensidad y soledad tan vasta como despoblada, no dejo de asombrarme con la calidad de pesca que se encuentra en estos rincones de la Patagonia, indomable y salvaje, solo deseo haber ajusticiado una pequeña porción de esta aventura con mi cámara y relato.

Esta nueva temporada 2012/13 luego de dos años de escrita esta nota tengo la enorme alegría de abrir las puertas de la Estancia Río Pelke a todos los pescadores de Argentina y del mundo, con paquetes familiares, buenos precios nacionales y la atención de mi familia. Con un máximo de 3 cañas por semana y una atención especializada los invito a vivir una experiencia real, cultural, y con una pesca increíble!! 

                                              www.patagoniaaustralff.com