Florencia es una tranquila localidad de 8000 habitantes, ubicada al norte de la provincia de Santa fe. Sus aguas tienen grandes dorados, poco presionados, escondidos en interesantes estructuras costeras ideales para la pesca con mosca.

Desde hace un par de semanas veníamos tratando de organizar una pesca de dorados junto con Patricio Churraìn y no lográbamos concretarla. La semana pasada hablo con Darío Arrieta  y me dice “Florencia está que arde!” Pato, por su parte tenía la misma información por otros conocidos de Córdoba que habían estado unos días antes.

Era jueves, ahí mismo lo llamo a Marcelo Rouvier a ver si nos podíamos escapar a conocer Piracua Lodge, que recientemente ha inaugurado a orillas del Paraná. En menos de 15 minutos teníamos todo el viaje organizado.

El sábado al mediodía nos preparábamos para salir a pescar y para mi alegría nos iba a guiar Ramón Merlo, un guía nacido en Florencia, que cuando lo conocí hace dos años atrás estaba empezando a guiar mosqueros luego de varios años de guiada en otras artes. En ese momento me aseguraba que su sueño era ser guía de pesca con mosca. Ahora es todo un experto, quien entre claras explicaciones de porque cuidar el Dorado y relatos de otras salidas, nos cuenta que quiere aprender inglés para guiar extranjeros. Un ejemplo de como este deporte que tanto nos apasiona, puede ser el motor de conservación y explotación responsable de la cuenca.

Con el río crecido y sin bancos de arena, por la tarde pescamos al golpe sobre la costa Correntina, mientras Ramón nos ponía al límite de nuestra distancia de tiro. El agua estaba a 16 grados centígrados y con unos 10 centímetros de visibilidad a partir de los cuales nuestras moscas desaparecían. Los dorados se encontraban en palos típicos y en algunos remansos a los que uno a veces no les presta mucha atención. Había mucho sábalo y cada tanto sentíamos el típico olor de su aceite producto de alguna cacería en aguas más profundas. Finalmente tuvimos buenos piques pero aislados, ya que no se encontraban muy activos.

El domingo tomamos el desayuno bien temprano y mientras que amanecía ya estábamos navegando entre la bruma, con un juego de luces y reflejos impactantes. Nos dirigimos al norte en dirección a Empedrado. El río estaba planchado y parecía que iba a ser un día sin viento. El agua empezó a subir producto de la represa que regula el caudal del rìo y aún así los dorados se mostraban más activos que el día anterior.

Fue notable ver como reaccionaban a las moscas de mayor tamaño. Pescamos mayormente con moscas de 20 centímetros de largo, negras con brillos violetas, cabezas muddlers, ojos de plomo y plumas. También variantes de estas moscas con voluminosas cabezas de kraftfur y fibra. Estàs ùltimas juntan un poco más de agua y se vuelven más difíciles de lanzar.  Pescamos con cañas nª8 y subiendo un número de línea se nos hizo un poco más fácil de tirar esas moscas.

Cerca del mediodía nos cruzamos con dos familias de monos carayà junto a sus crìas, que desde las copas de los àrboles nos vieron pasar sin casi preocuparse por nuestra presencia. Un poco más adelante dentro de una bahía llena de plantas acuáticas vimos dos yacarés que tomaban sol tranquilamente y alertados por nuestra presencia se lanzaron al agua rápidamente. Carànchos y Águilas negras nos observaban atentos a alguna oportunidad de comida tambièn fueron parte de la fauna que le da colorido a nuestra pesca.

Al mediodía volvimos al lodge a almorzar. El canal esta planchado y se ve actividad en superficie. Armamos equipos nª3 y nos divertimos pescando "Cuchilletas" con moscas de foam. Su boca es extremadamente chica por lo que resulta indispensable utilizar moscas pequeñas para lograr clavarlas. Sus ataques son a gran velocidad y muy divertidos. Me contaba nuestro guìa que cuando hay bajante se ven grandes cardùmenes y se ponen muy agresivas.

Por la tarde siguieron los piques de dorados. Es para destacar la cantidad de veces que los pescamos luego de probar varios tiros en el mismo lugar, a veces pareciera que están esperando la deriva correcta o la mosca nadando de determinada forma.

A última hora fuimos a un sector en donde el Paraná se divide en dos en una Isla. El agua pasaba por una estructura de palos y se acelera al pegar contra una barranca que està detràs. El sol estaba cayendo y quedaban los últimos tiros. Este lugar prometía tener un buen dorado! hacemos algunos lances y no pasa nada. Insisto con un tiro que hace pasar la mosca entre dos palos y un buen dorado toma mi mosca con mucha tranquilidad recordándonos a una trucha. Se queda ahí plantado, lo afirmo por algunos segundos y finalmente se suelta. Entre lamentos vuelvo a hacer unos tiros y mi Sage method explota en el ùltimo tramo en un foward cast sin aviso previo.

Seguimos derivando, quedaba poca luz y entre unas estructuras de árboles hundidos vemos un par de dorados lomear. Pato le tira y vemos una espectacular tomada de despedida, que finalmente se le viene encima y se suelta. Escenas para grabar en la memoria y planear la vuelta pronto.

Se viene el frío, con ello el agua de las lagunas y bañados se enfriará,  comenzarán entonces las migraciones de mojarras por cause del Paraná y detrás de ellas las espectaculares cacerías de Dorados. Un espectáculo único que como pescador hay que ver alguna vez.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Un especial agradecimiento a Marcelo y Lele Rouvier por su cálida atención. A Ramón por su entusiasmo para ponernos frente a los dorados y a Patricio Churraìn, gran pescador y compañero de pesca.

Piracua Lodge: https://www.flydreamers.com/dl/piracua-lodge