Creador: José “Pepe” Navas
Materiales
Anzuelo: 94840, 9671 o 3366 o Mustad 3906. N° 2 al 10
Hilo: 3/0 o 6/0 negro o marrón
Cuerpo: Tinsel chato plateado (o dorado)
Bajo ala: pelo de ternera o chivo de color negro
Ala: dos plumas de cuello de gallo marrón rojizo en “V”
Cabeza: un mechón de pelo de ciervo atado solamente en la parte superior de la pata del anzuelo, poniendo un trocito de plástico o chenille rojo debajo de la cabeza. Una variante más sencilla es atar la mosca con hilo rojo directamente, dejando el hilo a la vista en esta zona.


Yo las pescaba (las Fontinalis) muy bien en los primeros años de la década del setenta, dedicándome a pescar las que recién entran, que tomaban con ferocidad los pequeños estrimer # 6 Morín de Don "Pepe" Navas que yo utilizaba casi exclusivamente.
Chiche Aracena
Que una mosca adquiera nombre propio y se prolongue en el tiempo se debe exclusivamente a dos razones, la primera y más importante es que pesque, la segunda que se comercialice. Y estas dos razones son las que hicieron que esta bella y efectiva “máquina de pescar” perdure en el tiempo. Si a esto le sumamos su fácil confección y lo accesible de sus materiales, hacen que difícilmente nos olvidemos de ella.
La Morín, dueña de un estilo raro para su época, dado por la cabeza, se caracteriza por no estar construida totalmente por pelo de ciervo alrededor del anzuelo, sino que está compuesta por una base de hilo, una “manchita roja” y un mechón de pelo de cuerpo de ciervo atado en forma de "cresta" sobre el anzuelo. Pepe Navas la utilizaba tanto en aguas rápidas como lentas comportándose perfectamente bien en ambos cursos por su aerodinámica.
No tan famosa como su hermana la Matona, del mismo creador, la Morín es a gusto del autor de esta nota una mosca perfecta, que se comporta los primeros segundos como seca, luego como streamer, imitando un alevino; en aguas rápidas navega con eficiencia, en aguas lentas y con tironcitos sus alas se abren y cierran siendo un gatillo irresistible para las truchas. La variabilidad en el número de anzuelos incluso nos permite usarla desde equipos ultralivianos hasta pesados. En fin, si colocar las alas en “V” no requiriera un poquito más de habilidad que montar la cola de marabú, sin dudas la creación de Don Navas sería más famosa que la Woolly Bugger.