Hace un tiempo que no pescaba en Las Lechiguanas. Es un lugar al que le tengo mucho cariño por haber sido mi escuela de pesca de dorados, chafalotes y tarariras junto a mi tío.

Realmente tenía ganas de volver. Luego de la inundación del año 2009 todo el sistema volvió a cobrar vida. Todas las especies volvieron a su máxima expresión, en particular dorados y tarariras.

La oportunidad de visitar este bello sistema llegó gracias a la invitación de nuestros amigos Claudio y Mauricio.

Partimos muy temprano junto a Noel, Matias, Marcelo y Felipe. Al llegar al puerto nos esperaba Mauricio con una sonrisa amplia.

Luego de una larga navegación llegamos a una laguna de aguas claras con una estructura perfecta. El fondo firme permitió que hiciéramos un vadeo muy cómodo.

La pesca fue en superficie durante toda la mañana, algunas picaban con poca convicción pero también hubo piques furiosos.

Al mediodía comimos un asado en un puesto y descansamos un poco del sol abrazador. La hospitalidad de esa gente y cómo se brindaron es algo ya poco usual.

Por la tarde recorrimos otros claros con agua un poco más profunda. Mientras caminábamos observábamos las típicas burbujas que hacen las tarariras al espantarse. Matias marcó el ritmo con un streamer trabajado bien lento. Al rato comenzaron a activarse y pasamos a las moscas de superficie. Fue un verdadero festival que duró un buen rato.

A la vuelta cada punta de isla, empalizada, barranca o banco me traía recuerdos de mi infancia y pescas gloriosas.

En resumen, un gran día pescando junto a buenos amigos.