A mediados del mes de enero recibo un mensaje de dos amigos Uruguayos, Ignacio Silva y Pablo Donagaray, invitándome a pescar Tarariras Tornasoladas en arroyos afluentes del Río Negro.

Este río es el más importante de Uruguay con unos 750 kilómetros de largo y un caudal medio de 650 metros cúbicos por segundo. Su cuenca tiene más de 70.000 kilómetros cuadrados, mayormente en el territorio Uruguayo, ya que una pequeña parte de la misma está en el sur de Brasil. En sus aguas se encuentran tres represas que conforman grandes lagos artificiales: Rincón de Bonete, Baygorria y El Palmar.

Se sabe que a principios de 1800 el río ganó fama ya que se creía que sus aguas tenían propiedades curativas, a tal punto que se llevaban barriles con agua hacia España a pedido del Rey. Dicha creencia hizo que Soriano, el pueblo que está cerca de la desembocadura sobre el río, ganara relevancia y desarrollo.

Estos pequeños pueblos, a mi modo de ver, son un viaje en el tiempo. La tranquilidad y amabilidad de su gente, sus pintorescos almacenes y el resto del folklore que caracteriza a los Uruguayos son realmente parte de la experiencia de pesca en este país.

Hablemos de pesca! En esta zona, Uruguay tiene una topografía ondulada, con cañadas y arroyos con bastante presencia de piedra y tosca compacta que contienen buenas poblaciones de tarariras azules.

Con una temperatura superando los 35 grados centígrados y una terrible humedad que te hacía transpirar sin parar, arrancamos pescando en un pequeño arroyo que conocía Pablo. El mismo no tenía más de 20 metros de ancho y estaba rodeado por monte nativo que en muchas oportunidades hacía difícil el casteo. Luego de caminar media hora llegamos al primer gran momento de pesca. A unos 40 metros vemos un cardumen de doradillos cerca de la superficie que no se han percatado de nuestra presencia. Nos acercamos unos metros y hago mi primer cast, la mosca cae al agua y uno de ellos se separa del grupo y viene a mirar qué es lo que ha caído en su territorio. Desconfía y pega la vuelta. En el mismo momento aparece una gran sombra negra del fondo y se queda estática a unos centímetros de mi mosca, es la primer tararira azul grande que vemos! muevo levemente la mosca con un strip corto y ataca mordiendo las plumas de la cola de la mosca sin poder conectarla. Vuelvo a mover la mosca y ataca nuevamente, esta vez si está! el agua explota, empieza a pelear, y en segundos se libera de mi mosca. En medio de la emoción del momento les comento a mis compañeros: “viiiiste lo que fue eso!”, a lo que recibo una rotunda respuesta de Ignacio “ya esta, para que querés más que eso, el día está completo!”. La verdad que tenía razón, esos momentos de suspenso a pez visto son los que quedan grabados para siempre y es lo que buscamos vivir como pescadores. Estos peces, de aspecto prehistórico y buen tamaño, en aguas cristalinas son capaces de helar la sangre de cualquier pescador. Sabía que tendría mi revancha en dos días de pesca...
Seguimos caminando río abajo y no vimos mucha más actividad de tarariras, en cambio nos cruzamos con un par de buenos dorados nadando pacíficamente en solitario sin responder a nuestras moscas. Probablemente por la cantidad de comida de la que disponen en esos ríos. Era notable la cantidad de mojarras que había en el agua.

En el segundo día de pesca fuimos a otro arroyo, dentro del campo de un conocido de Pablo, en una zona bastante más quebrada con mucha presencia de forestaciones. Caminamos río abajo algunos kilómetros pescando los distintos pozones y realmente fue exigente físicamente. La pesca fue radicalmente superior en tamaño y cantidad. En reiteradas oportunidades encontramos las tarariras pegadas a salidas de aguas más fresca provenientes de pequeñas vertientes, clara señal de que no estaban muy cómodas con la temperatura del arroyo.

Es para destacar la cantidad de aves que nos cruzamos durante el viaje, por nombrar algunas: Martín Pescador, Fueguero, Perdiz, Halcones, Lechuza de campo, etc

En el viaje nos acompañó Toyota Argentina, con su nueva pick-up Hilux SRX 4x4 6AT. Realmente es la materialización del sueño de libertad de cualquier pescador, ya que te permite acceder a esos lugares donde si o si se requiere una 4x4, además de sobrar espacio para carga. Sin ser un experto, destaco la serenidad en el andar, realmente a 120 km/h en ruta uno no tiene sensación de velocidad lo cual es muy agradable. Me resultó muy cómodo contar con el control de velocidad crucero en la autopista. La 4x4 alta alta es una garantía de seguridad en los caminos de ripio. Destaco también que es muy estable en las frenadas bruscas. Por último, buena amortiguación y muy buen nivel de confort interno, mejoró mucho en ese aspecto respecto a modelos anteriores.

En caso que quieran organizar una de estas pescas y conocer todo lo que Uruguay tiene para ofrecer, pueden contactar a Pablo Donagaray. Pesca de vadeo, a pez visto en la mayoría de las veces y en aguas cristalinas. Realmente es un destino cercano para vivir una experiencia distinta.