Luego de recorrer más de 5000 km. desde la Quiaca, la Ruta Nacional N°3 encuentra su fin en la bahía que se adentra hacia el poniente, o Ushuaia en lengua yámana. Recibiendo a turistas de todo el mundo a lo largo del año, esta colorida ciudad portuaria, la única de Argentina al otro lado de los Andes, se enorgullece de ser una de las mecas turísticas del país. 
Por razones laborales, viajo a la ciudad más austral del mundo y aprovecho la ocasión para conocer sus principales atractivos, como el Museo Marítimo y del Presidio, un paseo en barco por el Canal de Beagle hasta el Faro del Fin del Mundo, el trencito hasta el Parque Nacional TDF y trekking en las pinguineras entre otros. Las alternativas turísticas en esta localidad son de las más variadas, pero hay una que tiene poca publicidad y es sin dudas mi preferida. Inquieto por salir de lo común, contacto a Lionel Machado para hacer una salida y conocer un poco acerca del proyecto de promoción de la pesca con mosca en Ushuaia que tiene junto a Damian Barreiro. Estamos en noviembre, recién arranca la temporada y los ríos bajan con mucha agua por las laderas escarpadas dificultando el vadeo. Mi guía me recomienda ir a una laguna. En este caso, La Margarita. 4°C marca el termómetro de la camioneta y el limpiaparabrisas va y viene. Lio hace un rebaje para tomar con precaución una curva pronunciada que nos abre una ventana al Paso de Garibaldi con el magnífico Fagnano de fondo. A poco de pasar por el Escondido, nos salimos de la ruta para adentrarnos en un camino boscoso. Durante el trayecto, el desborde de un dique de castores surca el camino exponiendo las raíces de los árboles que se le interponen. Mientras Lionel me enseña el trabajo faraónico que hacen estos roedores y como de a poco se va inundando el sector, no puedo evitar reflexionar sobre el impacto que causan ciertas acciones del hombre. Quién sabrá cuántas hectáreas de bosques nativos se pierden por esta causa en la región. No soy muy amante de la pesca en lagos y lagunas, aunque sí me dejo llevar cuando estos ambientes están inmersos en un entorno exuberante, y La Margarita no es la excepción. Las laderas de los cerros aún nevados que la rodean, descienden alfombradas de lengas y ñires hasta sus aguas color esmeralda, como por capricho de la naturaleza. Entramos unos metros al agua para acercarnos al veril y tomar distancia del bosque a nuestras espaldas. El viento, celoso habitué de estos pagos, contribuye para no hacérsela fácil a los forasteros. En un descuido en el que merma su soplido, logro meter un back y la 150 gr. sale como flecha. La dejo bajar y los strips de mi Montana no tardan en tentar a la primer marrón del día. Seguidamente, Lionel corre con la misma suerte a 10 mts de donde yo estaba. Dejamos atrás esas aguas perturbadas y nos trasladamos más adelante para pescar un veril más profundo con troncos hundidos donde suelen salir algunas buenas, según Lio. Me recomienda una Woolly oliva con patitas de goma y poner un tip de 250 gr. Su conocimiento se hizo evidente, con una pintoresca marrón a lo Derek DeYoung, que se lució con un show de acrobacia antes de regresar nuevamente a su hábitat. Esa captura merecía ser celebrada con unos buenos mates, pero en realidad era la excusa perfecta para un salir un rato de esa gélida agua. Aprovecho la ocasión y le pido que me cuente sobre el proyecto. Lio y su compañero de aventuras, Damian, se encuentran terminando de filmar un video de pesca por todos los ambientes de la región,  cuyo trailer ya se ganó un lugar en el Festival Internacional de Cine de Montaña, y otro en la pre selección de lo que será el IF4 2015. Ellos quieren brindarle otra alternativa más a los turistas de perfil aventurero. Por ello, la idea es mostrar y difundir cuán vasta es TDF en cuanto a la pesca y que Río Grande es sólo la punta del iceberg de la provincia. El viento decidió mermar para que las mayflies hagan su efímera aparición por un rato, y como si fuese la hora del té, las truchas salieron del veril para patrullar la superficie en busca de éstas. Rápidamente cambiamos de línea y nos dispusimos hacer nuestros primeros intentos con secas. Pero la eclosión no era muy numerosa. Aún así, las truchas seguían rondando, así que pusimos unas ninfitas. En un bajo de arena vi una linda aguardando la comida que le proporcionaba la entrada de un arroyo. Con sigilo y precisión debía poner la mosca un metro arriba para que le llegue con absoluta naturalidad. Mi presagio se cumplió.La trucha no pudo resistirse al que aparentaba ser un bocado servido en bandeja. Como sintiéndose invadidos, dos castores que no había advertido, golpearon sus colas contra el agua, rompiendo el silencio de la laguna. Emprendiendo el retorno, el atardecer nos alcanzó a mitad de camino. Tenía ganas de una truchita más y Lio me tienta con hacer los últimos tiros alrededor de una castorera que tiene la laguna. Allí fue que encontré la última marroncita del día y entonces me despedí de La Margarita. Regocijado por la experiencia de haber pescado en el punto más recondito del país, me prometí volver por más. Puede que para el ojo del visitante ocasional, Ushuaia sea sólo una bonita ciudad de montaña ubicada frente al mar, con callecitas empinadas, chocolate caliente y paseos lacustres. Pero donde termina la urbe turística, comienza una locación de vastos paisajes andinos, con bosques autóctonos e innumerables ríos y espejos de agua que Lionel y Damian invitan a explorar, a que se adentren en sus senderos y que pesquen con conciencia, que conozcan las bondades de la naturaleza y los efectos de la mano del hombre como lo conocieron los originarios de este lugar. Aquellos que osen aceptar esta propuesta, al fin entenderan por que Ushuaia no sólo es la ciudad del fin del mundo sino también el principio de todo.

Un especial agradecimiento a lionel machado y Damian Barreiro de Ushuaia Pesca por su tiempo y dedicación.