Pasaron cinco años desde mi último viaje por la zona del Lago Yelcho. Desde ese momento siempre retumbó en mi mente los cuentos de pescas de Atunes y Sierras en el mar, a apenas 45km del Yelcho Lodge cerca de la localidad de Chaitén, en la bahía de Corcovado.
Pescar con mosca en lugares remotos y poco relevados, a mi modo de ver, tiene un sabor especial.

Una nueva invitación de Sebastián Blanco, su manager, puso a correr la idea de hacer un programa distinto: combinar pesca con mosca en agua dulce y salada en el mismo destino. La posibilidad de pescar truchas, salmones, atunes y sierras, en un mismo lugar, algo que no muchos destinos de pesca pueden ofrecer.

A esta nueva aventura se sumó a acompañarnos Toyota Argentina con su Hilux SRX 4x4 y Eugenio Polanski, un gran amigo, copiloto de buenas charlas y mateadas eternas. Nos esperaban 4900 km de lugares únicos y pura aventura por la Patagonia (detalle de ruta al pie de nota).

Camino a Yelcho, recorrimos la imponente Ruta de los Altares en la provincia de Chubut que con sus paredones de piedra en ocaciones llegan a los 70 metros de altura y son un espectáculo permanente durante decenas de kilómetros. La misma corre desde el Atlántico hacia la Cordillera y es una buena entrada a la Patagonia, si uno quiere ir a pescar esta zona.
Previo a cruzar a Chile, acampamos en campamento Nikita en la margen sur del Lago Vintter. Por la noche, con temperatura bajo cero, Esteban Nikita, su dueño, nos recibió entre buenas historías con su vodka casero con una receta que viene de su bisabuelo desde San Petersburgo a la Patagonia.

Luego de dos días de viaje y recorrer los primeros 2000 kilómetros finalmente estamos en Yelcho! Nos encontramos ahí con Isaías Miciu, excepcional fotógrafo y gran amigo con quien hemos compartido unas cuantas pescas. Junto a él, se sumaron Tomás Sordelli y Kiki de la Canal, dos biguás con varios años de experiencia como guías en Patagonia Norte, que no dejan un centímetro de agua sin pescar.
Por último, como parte fundamental del grupo; nuestros guías que nos acompañarían durante cuatro inolvidables días de pesca; Adrián Suazo y Roland Roberts, dos experimentados de la zona, staff permanentes del Yelcho Lodge.

El Lago Yelcho esta ubicado en la Provincia de Palena, en la X Región de los Lagos, Chile. De origen glaciario, tiene una superficie de 116 kilómetros cuadrados, y recibe aguas principalmente del Río Futaleufú para luego desaguar a través del Rio Yelcho hacia el Océano Pacífico.
Estando a apenas unos pocos metros sobre el nivel del mar, las montañas que lo rodean, algunas coronadas por glaciares y nieves eternas, se ven imponentes.

Es fin de marzo, sin embargo nos sorprende una tranquila mañana, con el lago planchado, bruma y buena temperatura ambiente. La cantidad de piques hablan de la buena población de truchas y poca presión de pesca del lago.
Para el mediodía, habiendo pescado muy bien, cortamos el día con un buen asado en una playa de una belleza realmente impactante que no recuerdo haber visto en otros lagos de la Patagonia.
Terminamos el día pescando Bahía Leones, un lugar bien reparado, rodeada de arboles semi sumergidos, a los pies del Ventisquero Yelcho de donde se desprende un imponente glaciar que cada tanto truena con sus desprendimientos de hielo. Esta bahía, además de un paisaje deslumbrante, tiene una extensa superficie llena de algas con pequeños claros en donde las truchas patrullan y aparecen de la nada en frente de uno generando situaciones pesca permanentemente. Deslizar una fat albert por la superficie y ver aparecer de la nada marrones y arcoiris entre las tupidas columnas de algas es muy entretenido. Un particular ambiente que no se ve en muchos lagos de la Patagonia. (No importa la época, desde ya no pueden faltar en la caja de moscas: alguaciles, fat alberts, matukas, buggers, y otros streamers de mayor tamaño).

Al día siguiente, contra todo pronóstico, amaneció con lluvia y ventoso. Decidímos posponer la pesca en el mar y buscar salmones chinook en el Río Yelcho. El mismo tiene un caudal de unos 350 metros cúbicos por segundo, lo cuál lo hace navegable aunque hay que conocerlo muy bien ya que un error puede costar muy caro. Los paisajes y las costas del río cubiertas de espesa vegetación tales como Coihues, Arrayanes, Ulmos y Nalcas, propios de una zona con mucha humedad proveniente del Océano son una experiencia en si mismo. Un río que deslumbra a cada instante.
Lamentablemente la subida de salmones de este año no ha sido muy importante, asique luego de pescar una mañana sin éxito, decidimos seguir con truchas lanzando repasando prolijamente la costa.

En nuestro tercer día de pesca, salimos rumbo al mar. De camino, pasamos por el pequeño pueblo "El Amarillo", centro del Parque Nacional Pumalín creado por el visionario Douglas Tompkins, que con más de 400.000 héctareas se extiende desde el corazón de los andes hasta los fiordos de la costa del pacífico. Se trata de uno de los mayores proyectos de conservación de Sudamérica destinados a proteger los bosques valdivianos y su fauna.

Salir navegando desde el Río Yelcho hacia el Océano Pacífico, con la Cordillera de los Andes a nuestras espaldas asomándose entre espesas nubes en busca de Atunes y Sierras, estoy seguro es y será una de las mejores aventuras de pesca de mi vida. Paisaje patagónico con olor a mar es algo extraño, dándole marco a un lugar que no deja de sorprenderte a cada instante de navegación entre paisaje y fauna marina.
Con dos lanchas a la par fuimos hacia el sur siguiendo la costa. En el camino una colonia de curiosos lobos marinos nos observa pasar, mientras que a lo lejos vemos señales de las primeras pajarádas, ante la presencia de un primer banco de sardinas. Gaviotas, pingüinos, pelícanos, cormoranes, se disputan las sardinas próximas a la superficie que frenéticamente tratan de escapar. A toda velocidad con la lancha y con equipos listos para lanzar, vamos hacia el lugar. Se ven aguas nerviosas, las sardinas desesperadas son atacadas desde el agua y desde el aire. En medio del revuelo, un pez sierra salta limpio fuera del agua a pocos metros de nuestra lancha como para recibirnos. La adrenalina se apodera de nosotros! De pronto, a no más de 15 metros nuestro, vemos un grupo de atunes que hace un ataque zigzagueando a toda velocidad. Lanzamos nuestras imitaciones de sardinas, y uno se prende de la mía, lo clavo y apenas empieza a correr se suelta sin explicación...@$%$#^#!!!! A los pocos segundos desaparecen y el lugar vuelve a la calma como si nada hubiera pasado.
Llega el momento de hacer una pausa, Roland y Adrián, nuestros guías preparan una asado en una bahía reparada sobre la costa del mar, un momento inolvidable.
Más tarde seguimos en la búsqueda de otras pajaradas. La situación se repite varias veces, pero solo con ataques desde el aire, una y otra vez, hasta que de golpe de la nada aparecen nuevamente atunes en escena "ahí están" grita Tomy desenfrenado y nos vamos volando! Con el envión de la lancha desacelerando, su mosca cae al agua, un par de strips y boom! Su caña #10 se arquea como nunca lo he visto. Su reel Tibor bien ajustado no para de girar a toda velocidad mientras que el Atún se pierde en las profundidades. Un Atún de ese tamaño es un oponente serio, puro músculo con entrenamiento marino, una maquina de correr no apta para cardíacos. Finalmente logra dominarlo y está fuera del agua. Unas fotos y vuelve al agua. La alegría es grupal.

El cuarto día de pesca volvimos al mar en busca de más acción. Navegamos entre una espesa bruma que no deja ver a más de 40 metros con el mar bien calmo. La marea empieza a subir y todo parece indicar que será un gran día de pesca. Sin embargo después de seguir decenas pajaradas y yendo detrás de ellas, no logramos siquiera ver Atunes. No es una pesca fácil, hay que estar muy atento, en constante movimiento, gastar combustible y cuando finalmente si se ve un cardumen hay que llegar con todo el equipo listo para lanzar; un poco de línea de más fuera y se enrredará mientras vas con la lancha; un poco de línea de más dentro del reel y no será suficiente para alcanzarlos en los pocos segundos que dan cuando están a tiro.
Son peces muy potentes, para pescarlos hay que emplear cañas #10, de acción rápida que permitan disponer la mosca en el lugar en el menor tiempo posible, leaders de unos tres metros armados con fluorocarbon de 20 libras y un cable de acero similar como terminal en caso de conectar una Sierra. Finalmente las moscas imitando sardinas de unos 10cm de largo con lomos negros o azules y panza blanca, con anzuelos bien fuertes.
(Recomendación general: salir al mar siempre con dos lanchas, radios y guías conocedores de la zona).

Emprendimos la vuelta por la Carretera Austral Norte, rumbo a Puerto Varas. Un camino realmente espectacular con paisajes únicos. Kilómetros de ripio y asfalto que recomiendo hacer con una 4x4. Entre Chaitén y Puerto Varas, la ruta se corta y hay que tomar tres ferrys que van entre los Fiordos Chilenos y son linda experiencia.

Ya en Puerto Varas dormimos en el Awa, hotel de diseño con posibilidad de varias pescas cercanas. A la mañana siguiente Matías Bize, guía de la zona pasó a buscarme para pescar por unas horas el Río Petrohué y conocerlo. El mismo esta a apenas 30 minutos del hotel y es una buena alternativa de pesca para salmones y truchas.

Un viaje inolvidable que sin dudas volvería a repetir! Chile tiene mucho por descubrir y la Ruta de las Aguas es una buena muestra de ello.

Contacto: Yelcho Lodge

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Ruta: Buenos Aires / Las Grutas / Lago Vintter / Yelcho Lodge / Puerto Varas / Villa la Angostura / Santa Rosa / Buenos Aires.
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