Muchas veces leyendo relatos o simplemente cuando mis amigos, o uno de ellos se iba por crucero por el Caribe pensaba que nunca llegaría allí, porque estaba afuera de toda proporción con respecto a mis posibilidades. Hete aquí que gracias a la pesca conseguí llegar al Caribe. 

Muchas cosas tengo que agradecerle a la pesca, a los momentos agradables que disfrutado pescando, tengo que agregar, gracias a la pesca he logrado viajar y ver el mundo.

Esta aventura del Caribe, un viaje divertido y agradable. Si alguien tiene idea de lo que es el lugar ideal para pesca en invierno, ese es Boca-Paila.

Boca-Paila queda en la península de Yucatán. Yo llegué en un vuelo directo de N. York, a la isla de Cozumel, pero se puede volar de Miami a Cozumel. Es una isla que queda sobre el mar del Caribe y a diez km. de la costa de la península de Yucatán.

En el aeropuerto de Cozumel nos esperaba el dueño de Boca-Paila, el Sr. Tony González, que junto con su hermano menor, son los dueños que manejan Boca-Paila. Boca-Paila lleva nombre por la desembocadura de las lagunas interiores o marismas en el mar. Antiguamente los juntadores de goma llevaban grandes pailas de hierro donde fundían la goma. Un día que venían navegando con mar grueso, una de estas pailas se cayó al agua y nunca más la pudieron recuperar, de ahí viene de nombre de “Boca-Paila”.

Después de breve vuelo de 30 minutos desde Cozumel llegamos a lo que se puede llamar pista de aterrizaje en la selva. Allí, con gran habilidad, Tony bajó su avión de 6 pasajeros. Nos estaban esperando en tierra Leigh Perkins, su señora Romy y Lyman Foss que habían ido adelante.

Quiero aclararles que este viaje fue posible para mí, gracias al departamento de exportación de “Orvis”, que hace anualmente un congreso con todos sus agentes exteriores, los 3 ó 4 que se han destacado durante el año, son invitados a una semana de pesca. El año pasado fui invitado también, pero no pude ir porque fui a Alaska. Este año con un poco más de tiempo pude planear y gracias a Dios pude ir a México, donde disfruté de una semana de extraordinaria pesca, en un lugar realmente maravilloso.

Aterrizamos después de un viaje en que el avión casi no podía despegar de lo pesado que estaba. Iban en el avión, González, Roger Clark, de “Orvis”, Hans Ruedi Hebeisenm, Hank Peters, este de Holanda, aquel de Zurich, Suiza, fue el campeón del mundo de casting en el año 1972, después que John Tarantino dejó de actuar, es actualmente campeón de Europa, Feli Felizatto, que en realidad se llama Terezo Felizatto, de Torino, Italia, y yo.

De ahí nos trasladaron en un ómnibus, más o menos 15’ hasta el refugio, que es una construcción larga bastante típica, donde los cuartos son muy buenos con sus baños privados, techo de paja con mosquiteros, hay mucho mosquito y curiosamente los mejicanos no tienen espirales, ni ningún sistema para ahuyentar los mosquitos, de modo que de noche había que ponerse “muscol” para dormir tranquilo.

Esta construcción esta a escasos 50 mts. del mar, sobre la playa de arenas blanquísimas, un mar cristalino, color turquesa claro, verde oscuro, en fin, de muchos colores y de agua tibia, de modo que a las 6 de la mañana de cuando nos levantábamos íbamos al mar a darnos un baño, antes de ducharnos y desayunar. Ni bien terminábamos el desayuno, salíamos 2 con un guía por bote, a explotar los “bajíos” dentro de las lagunas, que están prácticamente lleno de peces, la mayor cantidad son los bonefish que realmente son un desafío para el pescador con mosca.

Uno de los pescadores, que se turnan para tirar (1 pescado cada uno), va parado en la proa del bote, con anteojos polarizados mirando el agua donde se detecta a los bonefish que estaban en la orilla o están nadando, o simplemente están comiendo con sus colas afuera, esta posición es la más fácil de ver. Normalmente un pescado que está comiendo con la cola afuera es bastante más fácil de pescarlo, porque toma en cuanto uno coloca la mosca, pero los que están descansando o nadando son realmente muy difíciles hasta tanto uno le toma la mano. El primero que tiré, estaba en la orilla, lo vi claro, le coloque la mosca muy bien donde pretendía colocarla, empecé a traerla con tirones cortos como me habían indicado, cuando estuvo muy cerca del bote oí que el guía me gritaba, no le entendía bien lo que gritaba porque le entendía mejor su inglés que su español mejicano. De todas maneras lo que me estaba diciendo era que lo clavara porque tenía la mosca en la boca y por mi falta de experiencia no la alcanzaba a ver. Siguiente pez lo mismo, traté de ver, cuando tomaba la mosca pero no lo veía, hasta que me puse los anteojos polarizados que correspondían, después, ya en el 3ro., 4to. ó 5to., no recuerdo exactamente, que venía hacia mi mosca, veo que la toma y sigue nadando en dirección al bote por lo cual en ningún momento sentí pique, traía la mosca en la boca, entonces tensé la línea y se clavó.

El pez creo que no llegaba a pesar 2 kg., pero con una fuerza extraordinaria y una velocidad colosal. Después de 2 ó 3 veces que me saco 40 o 50 mts. de backing lo pude entrar, tenerlo en la mano, sacarle una foto, el primer bonefish que sacaba en Méjico. De ahí en más fui desarrollando una técnica con estos pescados, que a la postre me dio excelente resultados, consiste en colocar la mosca 1 mt., delante de la dirección que están nadando y traerla rápidamente con tirones muy cortitos, pero rápidos, hasta tanto ver al pez perseguir la mosca, entonces dejaba que la mosca fuera al fondo. Inmediatamente el pez se iba para abajo y tomaba la mosca en su boca, momento en que yo aprovechaba a clavar. De este modo, una tarde hice 7 tiros o 7 cast exactamente a 7 pescados, prendí 6, perdí uno que no se prendió porque fue asustado por una barracuda. De los 6 que prendí 5 fueron soltados por nosotros y uno se me escapó porque lo agarré entre los mangroves (son los árboles que crecen en la orilla), que tienen unas raíces que salen fuera del agua, donde es muy fácil enredarse. Mi pescado se enredo allí y a pesar de eso en ese momento no se soltó, cuando mi guía se arrimó a los arboles y tomó la línea en sus manos el pescado se liberó, de todas maneras la performance era bastante agradable, de 7 pescados había logrado 6.

El agua es tan transparente, poblada de peces. Rayas, tiburones, barracudas, snook, bonefish, tarpones y el más perseguido, el más codiciado pescado de mar, el famoso Permit. De los cuales si bien pude tener ocasión de intentar pescar uno, estaban demasiados lejos y cuando me arrimé se espantaron, pero vi varios que pasaron al lado del bote a velocidad del colectivo 60.