El Bebe Anchorena no necesita presentación. Digamos nada más, que cuando se habla de pesca con mosca –acá y en muchas partes del mundo- el primer nombre que surge a la memoria de nosotros los pescadores con mosca, es el del Bebe.

Por eso hemos querido que éste, el primer número de SAFARI bajo nuestra dirección, sea portador de sus grandes conocimientos sobre un tema en el cual tiene una gran experiencia –excepcional diría yo- y que sin duda, forma parte de ilusiones y sueños de todo aquel que se autoconsidera pescador con mosca: el Atlantic Salmon.

Vamos pues a nuestra charla con Bebe Anchorena.

J.A.: El mes de junio de 1956 salimos hacia Noruega con Joe Brooks en busca del Atlantic Salmon. Desde Oslo fuimos en tren hacia el oeste.

Allá se alquilan los ríos. El que nosotros elegimos fue el Aurland, conseguido a través del señor Auge Rygh, que era secretario de la Asociación de Pescadores de Oslo, dividido para nosotros, en dos cotos.

Estuvimos pescando durante 8 días, y como era cuestión de “amortizar”, pescábamos 16 horas diarias, aprovechando que allá es siempre de día.

Como se pesca bastante abajo, poníamos siempre línea sinking, a la cual, con el fin que se hundiera más, la embarrábamos y poníamos jabón. En realidad anduvimos con bastante mala suerte allá.

Recién el último día, cuando ya desesperaba por obtener algún Salmón que justificara el viaje, clavé uno estupendo.

En ese momento pescaba con un reel Saint John de Hardy, una caña de Ted Williams de nueve pies, regalo de Joe, y en punta de leader usaba un nylon de 12 libras, es decir lo que aquí llamamos un 30. Los noruegos utilizaban un diámetro mucho mayor, hasta un 60!

La mosca que estaba utilizando cuando tuve el pique era una Platinum Blonde.
Tuve el pique y de inmediato, por el peso que oponía, me di cuenta que se trataba de una pieza grande realmente. 

Sin embargo, con asombro y cierta bronca, advertí que el salmón venía hacia mis pies mansamente. No podía creerlo… ese salmón iba a entregarse tan tontamente!

Saqué el bichero para sacarlo del agua con gran desilusión cuando el tipo dio un formidable salto, en toda su maravillosa dimensión, a tal punto que al caer, tras una increíble contorsión en el aire, me empapó!, al mismo tiempo que comenzaba una larga carrera hacia abajo, sacando a marcha forzada más de 250 mts. de backing. Cuando logré pararlo a medias, tras correr yo tras él por la orilla, vi con asombro que el pobre Saint John quemaba realmente!!!

Brooks, mientas tanto, me daba frecuentes consejos más yo pensaba sólo en correr aguas abajo con él, por aquella costa de pasto, barro y piedras que me permitía una buena velocidad de desplazamiento.

Mi salmón pasó dos pools enormes y continúo su marcha aguas abajo ya en el pool que alquilaba el cura del pueblo. Ya era casi la una de la madrugada, y se veía como en la Boca del Chimehuin a las 20 horas…

En el pueblo había un baile, mientras el salmón y yo lo recorríamos. Alguien del baile se dio cuenta lo que pasaba allí, y comenzó a salir todo el mundo para mirarme y preguntarme de todo, y en noruego…

Mientras tanto yo seguía atravesando los jardines de las casas que dan sobre el río, y una verdadera comitiva nos seguía. Ya habíamos bajado más de 1.500 mts. y atravesado nada menos que 5 pools!

Ahí comenzó mi gran preocupación.








































Allá estaba el mar y la segura pérdida del salmón. Había un puente que cruzaba el río, y que impediría mi paso. Me quedaban sólo 400 mts. para llegar a él… y luego el fjord!

Traté de parar y afirmarme, pero en ningún momento lo podía traer más cerca de unos 30 mts. mío.

Mi ayudante entró con el bichero, le erró, y el salmón inició otra corrida impresionante aguas abajo, sacando otros 150 mts.

Volví a empezar, con las mismas características de trabajo, hasta que logré traerlo bastante cerca mío, entraron otros ayudantes, y lograron sacarlo del agua con gran alegría de todos. Dio en balanza 13 kgs. y yo no daba más! El viaje estaba justificado.

De allí nos fuimos con Joe al río Aaro, invitados por André de Ganay. Este río Aaro tiene nada más que 1.600 mts. de largo, y termina en una caída de una turbina. Los salmones vienen del agua y desovan en el Aero, puesto que no pueden pasar la caída.

En ese breve recorrido del Aaro hay 8 pools. Los salmones pesan un promedio de 10 kilos pero el pique es más bien escaso. 

El río es angosto y tiene una fuerte correntada. Los pools que te dije son artificiales. 

Bien en el medio, y a la entrada de uno de esos pools, había una “jorobita” en el agua, una olita, allí tal vez intuitivamente, coloqué mi Platinum Blonde, mejor dicho no llegué a colocarla, porque antes que ella tocara el agua, un soberbio salmón la tomó en el aire!

Fue un gran pique y una buena lucha que terminó en una buena captura.


Brooks mientas tanto tuvo un gran pique pescando en el agua blanca (el agua con mayor turbulencia), esquivó una pared de árboles, más precisamente de abedules, que si llegaba a pasar por ahí era mejor cortar… se metió debajo de un puente, y nosotros tuvimos que ir a sacar a Joe del agua, pues casi se ahoga en la fuerte correntada.

Ese gran salmón se le escapó a Joe, dejándolo además con el reel limpio, sin nada. Lo curioso fue que al día siguiente, pescando André con una cucharita, sacó todos los elementos de Joe del agua.

Para terminar con Noruega, te diré Joaquín que una de las tantas cosas buenas que tiene es la casi absoluta falta de viento. Si a ello le agregas que no hace frío en esa época, y que además, al ser siempre de día en la mañana no hay rocío por ejemplo, pierdes la noción del tiempo y cuando te querés acordar estás pescando a la una o a las dos de la mañana, tras doce o quince horas de castear como loco!





Safari: “¿Dónde más pescaste Atlantic Salmon?”

J.A.: Bueno, sigamos con Islandia. Allí la cosa es distinta que en Noruega.
Fuimos con Nick Rooth (un gran amigo americano de todos nosotros, que hace trece o catorce años que viene todos los años al Chimehuin) en 1977, a un río del noroeste islandés que se llama Hofsa, algo más angosto que nuestro Chimehuin, pero quizá con tanta agua. El Hofsa, proviene de un glaciar y en su recorrido recibe un montón de afluentes.

Los salmones que vienen del mar, van subiendo, un trayecto de 24 km aproximadamente, donde deben interrumpir su ascenso por esa catarata que se ve en las fotos…

El Hofsa tiene una historia muy interesante y a la vez digna de memorizarla por su valor conservacionista en algún sentido.

Allí hay una cooperativa de granjeros que son dueños de la costa del río. Resulta que los granjeros eran… digamos… “un poco”… depredadores, hasta que llegó allí un inglés, Brian Booth, flaco, asceta y además gran ornitólogo . Llegó y lo que vio le gustó.

Tras largas conversaciones convenció a los granjeros que le tenían que alquilar el coto por nada menos que siete años!

Prohibió la pesca. Durante dos años no pescó nadie allí, ni él (?) y se hizo a sus orillas una cabaña para vivir permanentemente en ella.

Resembró, luego de comprar alevinos de AS en la capital de Islandia, Rejkawick, en una gran estación piscicultura que hay ahí.

El año de la llegada de Booth se habían pescado en toda la temporada 60 salmones. En 1977, al llegar nosotros, había en el río 7 cotos.

En ellos no podían pescar más de seis cañas por día es decir que uno queda siempre libre, descansa. Por supuesto que el que descansa se rota todos los días.
Ahora bien. Escuchame bien… esa temporada que fuimos nosotros… se pescaron 1200 salmones con mosca!!! Contra 60 de antes que apareciera el inglés Booth!

Mirá lo que es una actitud racional de vedas parciales y de una regimentación en la extracción.


Safari: Realmente… para tenerlo bien en cuenta aquí, ¿no es cierto?

A.J.: Sí… lógicamente. El salmón vuelve siempre al lugar donde nació. Por eso, una actitud prudente en la captura, permite el desove, y con ello el cumplimiento del ciclo normal de una gran cantidad de peces, que volverán años después grandes y luchadores, ya que justamente, los que vuelven, para lograr remontar el río deberán ser “elegidos”, los más fuertes, los más grandes. 

Claro, ahora los granjeros le quieren sacar el río a Booth… como siempre el “bendito” populismo. El diputado del pueblo comunista es pescador y se hiso amigo de Booth…


Safari: …capaz que se salva el río?

J.A.: Puede ser…

Ahí en el Hofsa perdí un gran salmón, más o menos quince kg, pero te aclaro que el promedio salmón del Hofsa debe ser de 7 kilos aproximados. 

Usualmente se pesca con mosca chica, no como en Noruega… Nº 8 a Nº 10… bueno, el AS ese me sacó de entrada 300 m de backing como quien no quiere la cosa, y luego de un rato volvió a repetir la hazaña. Nich me gritaba que le aflojara, pero el AS disparaba a toda marcha hacia unos rápidos que tienen unos 4.000 m de largo, y había que pararlo antes. Llegó hasta allá haciendo esa pelea típica del AS, bien abierta, mientras yo continuaba mi carrera por la costa. Después de más de una hora de lucha mi AS ganó la batalla, pues logró desprenderse tras una aflojada que supuse corta, pero no, sólo se había desprendido.

A propósito de la pelea abierta, a carreras y saltos, allí reside la gran diferencia con nuestras estupendas marrones sureras, que pelean abajo, fuertes, buscando la piedra filosa, el tronco hundido, la anfractuosidad del fondo, el borde del pozón, la cueva…


Safari:… claro… con profunda maldad!

J.A.: Sí… Brooks decía siempre que él venía a la Argentina para pescar marrones.
Bueno, entre otras cosas te diré que en Islandia no se puede usar bichero, por lo que hay que sacar los salmones del agua tomándolos de la cola, que como sabés es bien angostada en su base, por lo que permite asirlos de allí con cierta comodidad. 

En el Hofsa tenés que matar todo lo que pescás, y los capturados van a parar a una cámara frigorífica que tiene Booth, quien los vende…


Safari: está en todas!

J.A.: Sí, claro.

En los ríos del oeste, cerca de la capital de Reijkawick, el costo del coto fluctúa entre 2.500 y 3.000 u$ por semana (???) mientras que en Hofsa, donde para mí la pesca es mejor, 24 días nos salieron 1.500 u$ en total.


Safari: Bebe… contanos algo de Canadá.

J.A.: Bueno, allí la pesca es fabulosa. Hay dos lugares distintos y buenísimos como para elegir. En el primero, el que llamaremos de “pesca civilizada”, se realiza en la Península de Gaspé, y los ríos mejores son el Matane, el Matapedia, el Cap Chat y el Cascapedia.

Allí fuimos con Jorge Donovan en 1973.

Entonces, el permiso de pesca salía 25 u$, más 12 u$ por día de booth! 

Había un tipo en la Municipalidad del Matane a las 5 de la mañana, hora en que íbamos nosotros para sacar el permiso todos los días, para aprovechar el tiempo… pescábamos todo el día. Ahí la cosa es con mosca seca, realmente espectacular. Los ríos son públicos y andan en ellos muchos pescadores, pero sacás más bien poco, un salmón cada dos o tres días.

El otro lugar de pesca tiene características realmente distintas. 

Es en los ríos del norte de Canadá, como el Río Labrador y la Bahía de Ungava, llegando a esa Bahía el Río Whale, el George y el Koksoak, que son notables en rendimiento. 

Al lugar se llega tomando primero un Bac 111 que sale de Montreal y llega a Schefferville, donde trasbordás a un Otter anfibio, que acuatiza en el mismo Whale o en el George.

La civilización allí no existe. Se pesca durante dos meses y luego levantan los campamentos y se van pues viene el hielo invernal y allí no se puede estar.

La fauna es rica. Osos, puercoespines, lobos, caribous, etc.

Ahí hacés vida de campamento, y el Out-Fitter, que es algo así como un guía perfecto, le arrienda el río a la provincia de Nouveaux Quebec.

Esos campamentos que hacen los Out-Fitter, son como te dije, levantados al finalizar la temporada, y son carpas rodeando un bungalow central, muy rústico y confortable, con verdadera sensación de visa natural.























Cuando fuimos se cobraba 1.000 u$ por semana en todo concepto, pero atención: pescaba 8 a 10 salmones por día, y alguna vez llegué a 18 en el día de pesca… de terminar muertos de cansancio!

En Labrador tenés que devolver todo al agua.

Los elementos que más usé era una caña de nueve pies, con línea floating, y pescando muy, pero muy arriba del agua, con Portland Hitch (es un sistema de atar la mosca de manera tal que venga derivando muy encima del agua) arañando la superficie, casi como un spider. Un reel con mucho backing, y a pescar. 

Aquello es fabuloso.


Safari: Decime, Bebe, ¿tendremos en el Río Grande alguna vez las consecuencias de aquellas siembras de ustedes allá?

J.A.: bueno, de la primera siempre que hicimos hicieron eclosión el 80% de los huevos que habíamos traído, y finalmente se liberaron 20.000 en los afluentes del grande… no sé… habrá que esperar y seguir sembrando… para eso ya vamos a hacer gestiones ante la Embajada acá, a ver si consigo otras 100.000 para este verano que viene. Debemos intentar varios años seguidos, a ver si regresan del mar adonde nacieron tal cual es su costumbre en todas partes del mundo.

Hemos estudiado las corrientes, posibilidad de supervivencia, etc.

De Tierra del Fuego sale una corriente fría que se llama de las Malvinas, y que al llegar al archipiélago se bifurca en dos, una hacia el norte, hacia el trópico de Cáncer, y otra hacia el sur, hacia el casquete polar. Ahora bien. Si nuestros salmones migran hacia al sur, que es lo más probable, a unos mil kilómetros aproximadamente se encontrarán con el Krill (el pequeño camarón tan rico en proteínas del cual se ha empezado a hablar mucho últimamente) y allí tendrán un gran y cuantioso alimento… supongo que allí pueden quedar y evitar su largo viaje por el casquete donde dudo que vuelvan. Si esto se produjera las posibilidades del retorno a nuestras costas, exactamente al Río Grande donde nacieron, será probable. 


Safari: Bueno, Bebe, muchas gracias por todo, y pronto volveremos a hablar con vos del Tarpon, de Joe Brooks, de Tierra del Fuego, de todo un poco. Estamos seguros que al amigo lector de Safari, esto le gusta. Hasta pronto, entonces.