Los avances en muchas tecnologías modernas parecen no tener límites y son cada día mas asombrosos, sin embargo, pese a que muchos pescadores pueden pensar que no está lejana una aplicación para sus dispositivos que finalmente los liberará de entender el medio natural, lo cierto es muchos misterios de la naturaleza permanecen como tales, desafiando todo tipo de tecnología. El comportamiento cambiante de los animales tiene muchas facetas sobre las cuales solo podemos especular elaborando una teoría tras otra, teorías que los mismos animales se encargan de demoler.

No sé si alguna vez los entenderemos completamente, pero mientras tanto la única forma de vencer sus instintos pulidos durante millones de años es recuperar una parte de los nuestros que permanecen largamente dormidos en algún rincón de nuestras células.

Mi entusiasmo por la lectura me ha llevado por muchos senderos para tratar de engañar a las truchas, desde una confianza plena en la tecnologías modernas hasta una negación total hacia las mismas dejando los resultados de mi pesca totalmente librados a instintos ancestrales. Hoy tal vez algo mas maduro uso los elementos modernos para facilitar el fluir de mis instintos, si no tengo que concentrarme en el tiro o donde va a caer mi mosca porque la caña me ayuda, puedo dirigir toda mi atención hacia lo que tengo enfrente buscando una concentración sobre la que he hablado muchas veces.

Los pescadores mas eficientes tienen la capacidad de lograr un grado altísimo de concentración que los aísla de cualquier pensamiento que pudiera distraerlos de su objetivo principal que es engañar un pez. Cuando logramos es sinergia total con el medio ni siquiera nos damos cuenta que lanzamos, la mosca va exactamente donde debe ir con absoluta precisión y el pique sucede con total naturalidad, hasta la clavada es elegante y mesurada.

Lograr una buena conexión con las truchas y su entorno obliga a una mente abierta a múltiples respuestas ante la misma pregunta. Nuestras reacciones deben fluir sin que nos demos cuenta, sin que tengamos que pensar demasiado. Para actuar con naturalidad tenemos que volver a cargar al máximo nuestro sistema sensorial que abarca todos los sentidos evitando ponerle límites con pensamientos dogmáticos de los falsos maestros que parafraseando a Skues oscurecen el conocimiento. Todos conocimientos y doctrinas están para ser cuestionados una y otra vez, son solo una puerta abierta hacia nuevas y mejores ideas. No hacerlo sería como seguir creyendo que la tierra descansa sobre una tortuga y esto se aplica al tema que me ocupa hoy sobre la forma en que comen las truchas donde abundan ideas que ya tienen demasiado tiempo y la experiencia en el río las ha tornado obsoletas.

La forma en que comen las truchas es algo que tiene un profundo impacto en nuestra pesca cotidiana y es hora que comencemos a explorar múltiples opciones para tentarlas.

Desde el Eoceno truchas y salmones se han alimentado mayormente de los mismos organismos y estos últimos tampoco han cambiado demasiado en millones de años, sin embargo muchos pescadores de mosca siguen buscando el Santo Grial bajo la forma de una mosca infalible, cambiando de modelos a cada segundo sin pensar demasiado en el diseño y funcionamiento de cada una.

A lo largo de la historia los pescadores de mosca que atan sus moscas exploraron muchas varian-tes, algunas los inclinaron a atender las reacciones de las truchas hacia cada mosca y otros reco-rrieron el camino de imitar lo mejor posible los insectos naturales. Diría que durante casi dos mil años la entomología no jugó un papel importante en el diseño de las moscas y estas se basaban en la aceptación o no de las truchas. Es interesante ver como durante ese prolongado período los diseños de las moscas se simplificaron considerablemente, tal como está pasando con las mejores moscas del presente. Cuando la entomología pasó a ocupar un sitio de privilegio y es importante hacer notar que coincide con los grandes viajes de exploración y descubrimiento que potencian el desarrollo de las teorías científicas modernas, los atadores se olvidaron de preguntarles a las truchas que pensaban de sus moscas y se dedicaron a crear modelos a imagen y semejanza de los naturales, muy correctos a los ojos del atador pero muy poco efectivos en el río. Así muchas moscas se juzgaban por la cantidad de patas y antenas, el color del cuerpo e infinidad de detalles que vemos en el insecto natural, por supuesto fuera del agua y bajo nuestro propio razonamiento que ha demostrado ser muy diferente a las de las truchas que seguramente ven a los insectos en otro medio, bajo otra luz, interpretando los colores de manera diferente y prestando atención a detalles que no nos interesan a nosotros. La entomología y el atado realista pueden maniatar completamente a un atador si este se pierde en miles de detalles en vez de aislar los realmente importantes que son los que aceptan con agrado los peces. El camino correcto para un atador ilustrado es el de prestar atención a los modelos que han resistido el paso del tiempo, engañando a las truchas generación tras generación pues en estos modelos de moscas están los detalles claves que disparan un reflejo condicionado en los peces. Detalles que se resumen en una extrema sutileza y elegancia en cada mosca donde un uso espartano de los materiales crea una ilusión de vida en el agua que bien utilizada por un pescador que no descubre su presencia se torna en algo totalmente irresistible para la trucha.

Volviendo al mundo real de las truchas no hay dudas que prefieren vivir donde hay comida y refugio alimentándose de casi todo lo que es comestible, mostrando preferencias que pueden cambiar de trucha en trucha o de grupo en grupo mientras se mantienen atentas a los peligros como nosotros y nuestras artes.
Entender como comen las truchas es por lo menos tan importante como conocer lo que comen por lo que el pescador que se ocupe de conocer realmente a las truchas, su modus vivendi y pre-ferencias de lugar sin dudas no tendrá grandes dificultades para engañarlas. Cada sitio tiene sus matices y por eso aparecen los especialistas que brillan con luz propia en cada ambiente sobresa-liendo sin dificultades del pescador común. Ellos seguramente por ser mas observadores o atentos han descubierto un par de detalles que en su lugar favorito producen una reacción en los peces.

Un par de días mirando a las truchas sin pescar puede darnos un par de claves que nos ahorrarán años de mojar moscas del modo equivocado y nos ayudarán a entender por que las truchas son oportunistas o selectivas en diferentes momentos pudiendo pasar de una a otra forma de alimen-tarse en segundos si algo les llama la atención.
Como nosotros las truchas crecen en edad y esto puede afectar la forma en que prefieren comer y en esto no son diferentes a otros animales o nosotros mismos.
Mirándolas sin la caña en la mano nos asombrarán con la precisión de sus movimientos en el fondo, a media agua y en la superficie. Pronto nos daremos cuenta que en muchos sitios solo co-men en el fondo, en otros a media agua y en otros en superficie mientras que en otros utilizan los tres niveles a lo largo del día.

Las diferentes corrientes las afectan profundamente cambiando su posición en el agua al punto que muchas veces adoptan posturas que asombrarían a un equilibrista por lo complicadas. Las corrientes son las transportadoras de la comida concentrando la misma en perfectas avenidas que hay que reconocer y estudiar para elegir moscas que sugieran los naturales que la corriente ofrece o moscas que busquen una reacción diferente en las truchas. Un pescador que logra un contacto íntimo con las aguas presiente cuando usar una mosca u otra, cuando atar un delicado dun de CDC al tippet o un alevino de Craft Fur que nada en las mínimas corrientes de manera tentadora.
Al recorrer un río y durante un día de pesca vamos a encontrar truchas comiendo de manera opor-tunista o selectiva con pocos metros de diferencia. A veces podemos inferir que esto se debe a los insectos o comida presente en cada sector, otras a la edad de la trucha y sus gustos en la mesa, incluso la misma trucha puede cambiar constantemente de elegir con cuidado a aceptar todo lo que parezca vivo.

Puede que las mismas truchas que picaban moscas muy variadas sin aviso se tornen selectivas y hay muchas razones para este comportamiento. La abundancia de un insecto, el gusto que tiene el mismo, o el movimiento son poderosas razones para que una trucha oportunista pase a selectiva y es bueno pensar que no solo la abundancia de cierto insecto dispara la selectividad porque no es así, hay montones de razones para ello.

Observando a las truchas no quedan dudas que algunos tipos de insectos realmente les gustan por la forma en que saben, las hormígas son uno de ellos y es que el ácido fórmico que segregan al caer al agua tiene muy buen gusto, lo se por experiencia propia, cuando tratando de destapar una manguera de jardín chupando terminé con la boca llena de hormigas negras que no supieron nada mal. Cuando aparecen enjambres de hormigas voladoras sobre los ríos, especialmente luego de una buena lluvia, las truchas se vuelven locas por las que caen el el agua. No he probado otros insectos ni siquiera por accidente así que las próximas deducciones se basan en los com-portamientos y reacciones de las mismas truchas que parecieran sentir mucho placer al comer por ejemplo, gusanos del sauce, ciertos tipos de mayflies y varios insectos terrestres.

Cuando aparecieron por primera vez las avispas chaquetas amarillas y caían en gran número al agua en las mañanas frías las truchas se apresuraban a tomarlas. Al poco tiempo seguramente después de haber recibido buenas picaduras en la garganta muchas truchas las evitan con un comportamiento muy notorio, se acercan y ni bien reconocen a la avispa abandonan su intención primaria completamente. Los gusanos de sauce deben ser muy sabrosos para las truchas, cuando aparecen las truchas dejan de comer cualquier otra cosa y se dedican a comer los gusanitos hasta que se acaban mostrando un período de selectividad que supera en tiempo a cualquier otro y puede durar muchos días en vez de solo un rato como pasa con la mayoría de los otros insectos.

El movimiento y la vivacidad de ciertos insectos sin duda son muy atractivos para las truchas por lo que muchas veces en vez de cambiar la mosca basta con intentar moverla de diferentes modos imitando distintas familias de insectos. El movimiento es señal de vida y si corresponde a un tipo de insecto que es apetecido por las truchas el resultado suele ser predecible, no siempre las derivas muertas son la solución para todo, incorporar movimientos en las moscas si lo hacemos bien siempre suma piques.
Incluso en momentos en que las truchas se alimentan de modo oportunista un cambio en el mo-vimiento de la mosca puede tener un profundo efecto en su efectividad por lo que hay que con-centrarnos en como pescamos cada mosca para recordar si algún movimiento en particular la hizo mas efectiva repitiendo la experiencia hasta que mover la mosca se torne algo instintivo.

La selectividad también se ha interpretado como una forma que tienen las truchas de conservar sus reservas y energía y si se cuidan de conservar la energía al nadar y elegir un sitio para estar es lógico que en cada cosa que hacen traten de gastar lo justo especialmente al alimentarse.

Cuando un tipo de comida se torna especialmente abundante siempre y cuando sea del agrado de los peces estos ahorrarán energía comiendo mayormente ese tipo de comida ignorando otros tipos. La energía se ahorra no perdiendo tiempo en decidir y nadar hacia alimentos variados concentrando la atención sobre alguno que permita máxima eficiencia pero acá debo alertarlos porque muchas veces las truchas se concentran no en el insecto mas abundante sino en otro que puede pasar desapercibido y pienso que el gusto de cada insecto es muy importante a veces mas importante que la cantidad, por eso mencioné el gusto primero, porque sencillamente creo que las truchas prefieren ciertos alimentos por el gusto y algo curioso es que no todas son iguales y por ejemplo hay truchas que gustan de los cangrejos mientras que otras de la misma especie y en el mismo tramo de río no los tocan. Me hacen acordar a nosotros con los morrones o las ostras, no todos tenemos los mismos gustos.

Durante un tiempo se pensó que la selectividad en las truchas se daba mayormente en sitios muy pescados como una respuesta defensiva de los peces y esto es cierto pero solo si entendemos que la trucha se pone selectiva hacia lo que hacemos repetidamente tanto como hacia un insecto que les gusta. No tenemos que interpretar selectividad hacia un insecto como una dificultad ya que si hacemos las cosas bien las truchas selectivas pican una tras otra. Solo hay que tener cuidado de no hacer lo que las truchas han aprendido a evitar, como puede ser el leader antes que la mosca, o un leader brillante, o un pescador que se expone con descuido. No hace falta que las truchas estén selectivas para que sean difíciles de pescar si hacemos algo que reconocen aún cuando comen de manera oportunista van a rechazar nuestras moscas. El secreto es ir cambiando de estrategias a medida que las truchas aprenden a reconocerlas y volver a las viejas en sitios donde pueden haberlas olvidado. Sinceramente cuando las truchas se tornan selectivas hacia un insecto si tenemos la mosca y la técnica adecuada sacaremos una tras otra sin mayores problemas porque no hay dudas sobre lo que están comiendo.

Cuando una trucha se torna selectiva que se da en ambientes vírgenes o muy pescados, reconoce al alimento por su tamaño, forma. color y movimiento. Claro que nunca sabremos como realmente ve una trucha, que imagen de la comida se forma en su primitivo cerebro a pesar que sus ojos tengan células especializadas, conos y bastones similares a los nuestros.

Cuando empecé a ata,r caí fácilmente en la trampa de imitar a los insectos tal cual como los vemos nosotros y esto rápidamente me llevó a un callejón sin salida donde me faltaba contar la cantidad de pelos que tenía cada insecto en el cuerpo, las articulaciones de las patas o la cantidad de celdillas de cada ojo. Del color ni hablar y hasta existían tablas para comparar el color de nuestras moscas que prometían una exactitud perfecta con los naturales que hasta venían plastificadas para llevar en el chaleco. Hoy me cuesta creer lo naive que era al creer que los peces ven como nosotros.

Pronto las mismas truchas me demostraron que mis imitaciones perfectas eran buenas cuando las truchas comían cualquier cosa pero para los momentos en que estaban selectivas debía buscar otra respuesta que me acercara mas a lo que realmente ven las truchas explorando colores texturas y movimientos que muchas veces no son los que vemos en los naturales pero producen una reacción correcta en las truchas y me refiero a una respuesta correcta a una trucha que sube a nuestra mosca del mismo modo, con el mismo perfecto ahorro de movimientos y precisión con los que toma el natural imitado. El que las moscas demasiado realistas mayormente funcionaran el períodos oportunistas de alimentación me hizo pensar que lo que nosotros vemos es una imagen que forma nuestro cerebro en base a una base de datos que hemos cargado desde chicos, ni siquiera dos de nosotros vemos exactamente igual y las truchas quien sabe como, solo podemos experimentar con las moscas viendo lo que realmente funciona y que reacciones produce.
Aprendí que cuando la luz atraviesa un insecto el cuerpo de este puede descomponerla en colores y si bien a nosotros el insecto se nos muestra como algo de tono pardo u oliva la trucha puede preferir algo rojo, anaranjado o violeta según la hora del día y la calidad de la luz reinante.

Muchas patas, hackles y demasiada cola solo arruinan la esbeltez de nuestra mosca alejando su parecido a los delicados naturales por lo que ahora prefiero hacerlas flotar sin la ayuda de hackles confiando mas en las propiedades del CDC, como colas uso dos fibras separadas a 45 grados que sostienen mucho mejor la mosca que un mechón de muchas fibras derechas que solo logran hundir la cola y confundir esta con el cuerpo por lo que nuestra mosca parece mucho mas grande.
Hablando de secas mis moscas mas efectivas en este momento tienen dos partes bien diferen-ciadas, alas y cuerpo, la cola, de solo dos fibras aporta el sostén necesario sin destruir la silueta de la mosca algo que ha aumentado la efectividad de mis secas de manera muy notable y que he comprobado estudiando la forma en que las truchas las toman.

Cuando la trucha confunde nuestra mosca con el natural el rise no tiene diferencias con los que venía produciendo al comer los insectos reales, cuando toma la mosca por otra cosa el rise aunque solo sea sutilmente, es diferente Un pescador sensible puede notar el ligero cambio o la inseguridad de la trucha que finalmente tomó la mosca pero de un modo diferente, como dudando pero sin poder resistir por alguna razón el engaño. En ese caso la mosca se había acercado a lo que ve la trucha pero no totalmente, y hay que hacer nuevos cambios en la misma perfeccionando el modelo.

Determinar que características importantes tiene que tener la mosca es el primer paso para hacer picar con facilidad a truchas comiendo selectivamente, pero para esto tenemos que dejar de pensar en como vemos nosotros a los naturales y experimentar con los colores, la cantidad de material y la silueta.

Incluso el ruido de la mosca al caer y la forma en que marca la membrana de la superficie es muy importante, los mayflies naturales tienen un peso ínfimo, muchas veces se paran sobre la punta de sus patas y el cuerpo no toca el agua y esa impresión vista de abajo es muy delicada por lo que no puedo dejar de recomendar que aten pensando en lo delicado que es un mayfly posado en el agua. Los escarabajos y otros terrestres, mas pesados, flotan semi hundidos y son generalmente opacos a la luz, la panza se ve por la luz que llega del fondo, no como en los mayflies donde la luz que los atraviesa enciende todo el cuerpo. Algunos insectos terrestres tienen una superficie brillante y lisa y otros no pero generalmente lo importante es la forma del cuerpo, la robustez de los cascarudos, su relación largo versus ancho, los cuerpos separados de las hormigas y los alargados pero robustos de los saltamontes o las largas patas en los Tipúlidos. Estos terrestres o al menos la gran mayoría no llegan al agua silenciosamente, mas bien aterrizan de mala manera y tenemos que aprovechar el poder incorporar ruido a nuestra presentación. El ruido es importante para hacer salir una marrón grande de su escondite diurno aunque puede asustar a las arcoiris que tienen personalidades diferentes a las marrones.

La selectividad prolongada no es común en las truchas si bien la selectividad hacia las macanas que hacemos dura todo el día y es bueno reconocer cuando están selectivas hacia algo que les gusta y cuando las acusamos de selectivas porque hacemos todo mal. Una forma de comer oportunista es la mas común y explica la gran efectividad de muchas moscas de diseño bizarro pero con buen movimiento y vida en el agua.

En general se nota que las moscas mas efectivas que resisten el paso del tiempo muestran un atado simple, impresionista, con un uso espartano de los materiales. Estudiándolas con deteni-miento no es difícil entender cuales son las características importante para que nuestros diseños sean altamente efectivos y en este sentido pienso que las moscas que resultan buenas en períodos donde la trucha come selectivamente también lo serán en momentos donde lo hacen de forma oportunista, no hay razón para no usar moscas delicadas cuando pescamos el agua, sobre todo en aguas bajas donde las truchas ven todo al instante.

Los pescadores suelen cambiar a moscas atractoras cuando las truchas no se muestran selectivas para sentirse mas seguros pero hay que pensar un poco diferente para seguir avanzando y las moscas que usamos en momentos de gran selectividad son efectivas en periodos oportunistas también, no hay razón para que no lo sean salvo que su diseño no se adapte al tipo de agua que estamos pescando.

A lo largo de mi vida como pescador de mosca he notado como los diseños de moscas acompañan a las sociedades haciéndose mas complejos a medida que todo lo que usamos sigue el mismo camino. Lo que no podemos olvidar es que las truchas no han cambiado en millones y moscas que se probaron por mas de mil años llegaron a un refinamiento que se relacionaba estrictamente con las reacciones de las truchas y nos conviene partir de allí para intentar descubrir algo original.

Si bien las truchas comen de manera oportunista la mayor parte del tiempo pueden cambiar a selectivas en cualquier momento por lo que hay que estar atentos a sus movimientos y los de los insectos. Un error común es pensar que la selectividad solo se da con insectos que flotan como los mayflies o similares, de hecho muchas truchas comen selectivamente abajo del agua y tendremos marrones y arco iris que solo consumen pancoras mientras otras de dedican a particulares especies de ninfas y larvas.
Hay estudios científicos interesantes que comparan lo que comieron las truchas en porcentaje con los porcentajes de esos mismos alimentos en el río. Si un insecto se presenta en mayor porcentaje en el estómago de una trucha que en el río puede indicarnos un gusto particular hacia ese insecto, una selectividad positiva hacia el mismo. Con un porcentaje similar al del río no tenemos selectividad pero con un porcentaje menor al del ambiente es posible que ese insecto no sea tan del agrado de la trucha como el caso de las avispas y lo incorporan a su dieta solo en momentos de escasez.

Paso horas mirando a las truchas con la ayuda de buenos binoculares y es notable como eligen determinados insectos dejando pasar otros. Algunos tipos de mayflies pequeños como Baétidos, ciertos Caddis, gusanos del sauce, hormigas, cascarudos y langostas parecieran ser los preferidos siempre a pesar de la abundancia de otros. De acuerdo al ambiente nuevos insectos u otros organismos entran a la dieta, chinches que desprenden un olor horrible para nosotros parecen ser una verdadera golosina, grandes Dípteros, cascarudos de gran tamaño.

En alguna otra oportunidad veremos como la edad de la trucha cambia su forma y frecuencia al comer, como en el amor, de jóvenes comen todo lo disponible, al madurar eligen con mayor cuidado pero al llegar a viejas hacen lo que pueden.