¿Dónde están las Truchas?

 

Al llegar a un río o un lago, no hay emoción más impresionante que ver esas aureolas en la superficie que delatan la indudable presencia de las truchas. Pocos pescadores podrían poner en duda este eficaz método para ubicar si hay o no truchas, especular cuántas hay, y dónde están trabajando.

Es cierto, esas señales son evidentes, pero no son las únicas que permiten responder las preguntas: ¿Hay o no hay truchas? ¿Dónde están? ¿Cómo puedo llegar a ellas con una imitación?

La manera de poder ubicar más truchas se basa en un proceso sistemático, más que en varios vistazos aleatorios. Hay que tomarse unos minutos al principio, antes de comenzar a pescar y observar completamente el lecho del río. Primero la superficie, y luego intentar detectar presencia de peces bajo la superficie. Para ellos, existen técnicas y accesorios que pueden facilitar eficientemente la tarea de ubicación, y por consiguiente, un éxito mayor en la pesca.

 

Accesorios

Para mirar en el agua, es necesario tener ayudas que eviten todos los efectos luminosos que intervienen en una observación detallada. En primer lugar, lentes polarizados son esenciales. Estos lentes poseen la particularidad de filtrar los reflejos del sol sobre la superficie del agua, permitiendo así poder observar "a través de la superficie".

La tecnología en estos lentes ha mejorado considerablemente en los últimos años, existiendo hoy en día variedades de lentes ópticos que poseen una película polarizada entre las capas del lente. Los lentes fotocromáticos polarizados también son una excelente ayuda. Sin importar los sofisticados de los anteojos que se usen, el objetivo de la polarización de la luz es filtrar los reflejos del agua y paralelamente proteger los ojos de objetos, tal como la propia mosca, al ser lanzada pasando muy cerca de la cara, o al ser desviada con el viento.

Algo tan simple como un buen sombrero o gorro. Aquellos con una larga visera ayudan mucho a tapar el sol que cae directo sobre la cara. Algunos de estos sombreros poseen una visera de color opaco en su cara inferior (la que da a la cara), con el propósito de evitar la luz reflejada desde el agua.

Los binoculares son útiles cuando se está aprendiendo a detectar a los peces. Además, es la mejor manera de poder observar a una distancia segura, evitando delatar mi propia presencia a los peces.

Detectando Truchas

Lo primero al llegar al sector que se va a pescar es ubicar una posición lo suficientemente elevada y alejada del río, que permita un buen ángulo de observación. Es necesario evitar producir sombra en el agua y a la vez ubicarse en una posición que no produzca un claro contraste con el cielo. La idea es posicionarse en un ángulo inferior a la línea de los cerros aledaños.

Teniendo una buena visión del trecho de río en observación, lo primero es intentar ubicar directamente algún pez. Las ocasiones en que se podrá ver claramente una trucha sosteniéndose en la corriente serán pocas. Es más probable que haya que buscar ciertos indicios de peces para poder detectarlos.

Primero, no es necesario ver un pez completo. Basta con ubicar parte de su cuerpo en movimiento. Una cola que se asoma detrás de un tronco, o bajo unas ramas de la orilla, o sobresale de una piedra o sombra de ésta son indicios claros que deben ser observados detenidamente.

Al observar el fondo, muchas veces es posible detectar una sombra que se mueve con el fondo, aunque el pez que la produce no sea visible, porque su coloración lo camufla con el lecho del río. La manera más simple de distinguir una sombra de trucha en el fondo, de una mancha en el lecho es esperar algún movimiento. Los movimientos llegarán a ser claros y no serán confundidos con una roca en el lecho que parece ondular por el efecto de la superficie del agua en nuestra observación.

En agua corriente más rápida o fuerte, la superficie del agua distorsiona la visión de lo que hay bajo la superficie. Aún así es posible ubicar peces buscando otras señales de su presencia. Por ejemplo, una trucha que se está alimentando en la corriente, periódicamente abre la boca para tragar un organismo. Al hacer esto, es posible llegar a ver el blanco de su boca contrastado con el oscuro fondo. Si la trucha es constante, se podrá ubicar en el mismo punto del río un punto blanco que aparece y desaparece.

También, las truchas al moverse bruscamente utilizan la ondulación sus colas y a veces de su cuerpo completo. Dependiendo del ángulo de la luz será posible ver unos súbitos reflejos plateados que no son más que sus lados reflejando la luz de arriba, o a veces su blanco color inferior. Esta es una situación muy conveniente de observar a los pies de un rápido o de una pequeña caída de agua que sólo permite ver blanca espuma, salvo por ciertos brazos de agua profunda.

Poder detectar estos movimientos requiere de paciencia, porque es necesario esperar que el pez decida moverse. Si se está frente a un trecho de agua que representa un excelente lugar para que una o varias truchas se establezcan, entonces conviene invertir unos minutos hasta ubicar alguna de las señales mencionadas hasta ahora.

Dependiendo de la hora y de las condiciones climáticas del día y del río, una trucha puede permanecer inmóvil por largos periodos. En dichos casos no será tan evidente poder detectar su presencia. La observación detenida de las sombras en el fondo puede dar la clave en estos casos. En su gran mayoría, las rocas del fondo poseen formas angulares que se retratan de la misma manera en la sombra del fondo. Al observar estas sombras y detectar algunas curvas redondeadas poco naturales hay que observar más detenidamente. Podría ser un pez que se está refugiando al costado o detrás de la roca. Lo mismo es válido para ramas sumergidas.

La posibilidad de divisar a los peces, identificando su posición, su comportamiento y su ritmo de movimiento resultan muy productivos en la pesca y a la vez le dan un componente emocionante a la jornada. Estas técnicas están orientadas a identificar a estos peces cuando no existe una actividad muy marcada en la superficie.