El clima a fines del 2014 y principios del 2015 ha sido muy lluvioso. Esto provocó que tanto la cuenca del río Paraná como la del Uruguay estén anormalmente cargadas de agua. La perspectiva para el verano es que el clima siga así. Planificar una pesca mirando el pronóstico es casi una utopía, hay que confiar en tener una ventana sin tormentas eléctricas que nos permita pescar.

Estando de vacaciones en Puerto Valle junto a mi mujer tuve oportunidad de pescar en la zona de Ituzaingó. Una mañana salimos con Mariano Miraglia y Pablo Murace junto a Fabián Anastasio y Matías Pavoni. Ambos trabajan en Alto Paraná, una operación de Nervous Waters. Me comentaron que durante los días previos habían pescado muy bien todas las especies de la zona. Como siempre, mi ánimo era inmejorable y las expectativas altas.

El agua corría con fuerza dentro del arroyo. No se veía ni escuchaba actividad alguna bajo el calor que ya comenzaba a apretar. El agua tenía unos 70 centímetros de visibilidad, ideal para pescar pero inferior a lo usual en esta época. Me invitaron a tomar el lugar en una de las dos plataformas de pesca. La Method 890 me daba la confianza necesaria de poder hacer el tiro que quisiera. Mi intención era lograr un pacú, especie que nunca había pescado con mosca.

Por recomendación de los chicos puse una de las pelotitas de plástico que me había dado Marcelo Morales. Previamente la había agujereado con un clavo caliente. El truco pasa porque la bolita corra libremente sobre el ojo del anzuelo, de esta manera cuando tenemos pique la misma se desliza hacia arriba dejando libre el anzuelo. Use un Owner Aki 2/0 empalmado a un leader de acero de 7 cm (AFW 7x7 26 lb). El leader que armé era de 9 pies, todo en Maxima Chameleon (Butt: 3 pies – 40 libras; Mid: 3 pies – 30 libras; Tippet: 3 pies – 20 libras), algo más corto que lo usual. Para dorados y pirá pitá uso leaders de 10 a 12 pies.

Costo un poco agarrarle la mano al lanzamiento de la pelotita, sobre todo al querer hacer cambios de dirección en tiros largos. Un tiro que siempre hago cuando la mosca queda angulada hacia atrás (30-45°): levanto, dejo que se estire bien atrás y luego lanzo nuevamente hacia adelante rotando la cintura hacia el lugar donde quiero colocar la mosca. Dos pelotazos en la espalda bastaron para darme cuenta que no se podía. En tiros cortos de menos de 18 metros fue perfecto haciendo un drift un poco más largo. En tiros largos tuve que stripear un poco y arrancar con el torpedo e ir alargando haciendo uno o dos falsos cast.

Matías perdió un par de piques luego en medio de la pelea, uno nunca lo vimos pero parecía pacú. Al rato me tocó a mí, un pirá pitá plateado bien grande tomó una pelotita negra, cómo pelean estos peces! Enseguida Pablo logró otro aún más grande. Se acercaba el mediodía y una tormenta eléctrica se nos venía encima. Mi pelotita cayó bajo las ramas del Ingá. Vi la sombra del pacú que se acercó a mirarla, a medida que se el engaño se fue hundiendo perdí de vista a ambos. El pique lo marcó la punta de la línea al mejor estilo ninfero. Afirmé y corrió sólido aguas abajo hasta el centro del arroyo llegando al backing. Después de un rato de meterle presión y cuando comenzaba a ganarle unos metros se soltó. Me agarró un vacío tremendo, no sólo porque era grande sino porque era mi única y última oportunidad.

Salimos a toda velocidad aguas arriba para quedar reparados cerca de puerto. Hicimos una pasada por las piedras y picaron varios dorados chicos, sacamos un par antes de que nos corriera la tormenta. Mientras almorzábamos comentábamos que el balance había sido muy bueno para 4 horas de pesca turnándonos entre 5 para pescar.

El último día antes de volver Mariano me invitó a pescar por la tarde. El pronóstico era nefasto, anunciaba tormenta. Pretendiendo no darle importancia salimos igual. Arrancamos pescando streamers grandes buscando dorados. Los pirá pitá aparecían de todos lados. Logramos varios, tanto amarillos como plateados. En dos oportunidades salieron dorados grandes de verdad a seguir la mosca pero no tomaron. Cambiamos de color pero tampoco resultó, no era la hora o vaya a saber qué hizo que no picaran.

Decidimos seguir río abajo y probar en las piedras. Este es un lugar de todo o nada que puede dar dorados fabulosos, esta vez no.

Nos quedaban un par de horas de pesca así que fuimos tras el pacú. Mientras manejaba el motor eléctrico desde arriba de la plataforma pude ver perfectamente como un pacú salía de su escondite bajo la sombra de un Ingá para tomar la pelotita que Mariano le había presentado. No logró clavarlo. Seguimos un rato, estaba lleno de sábalos por todos lados y el calor era insoportable. A esa altura ya habíamos tomado los 4 litros de bebida que habíamos llevado y estábamos echando mano de las botellitas de agua para hielo. Fuimos a otro arroyo, era mi turno. Había cambiado el anzuelo por un Gamakatsu SC15 2/0 que tiene un gap más amplio. Vimos algo moverse cerca de una masa de enredaderas que rozaba el agua. Allí fue el tiro. La violencia del pique y la llevada fue tal que me quedé sin acción de caña, estaba peleando con el mango. Mariano sacó la lancha hacia el medio del canal y eso me ayudó a sacarlo un poco confiando en el tippet. Fue una pelea de potencia con corridas y cabezazos. Finalmente lo arrimé. El festejo fue mayúsculo: mi primer pacú con mosca!

Mariano tuvo varios piques más de salmones y también sacó una boga.

En un momento cuando empezó a caer la tarde no hizo falta decir nada, los dos sabíamos que íbamos a volver a donde habíamos visto los dorados grandes.

Arrancó Mariano con un streamer de suri que le regaló Alejandro Ballve. Tuvo varios piques furiosos, logrando varios salmones y dorados. Uno de los salmones grandes atacó 3 veces el streamer hasta que tomó.

En un momento me dijo: “Tu turno Nico, tirale con ese streamer”. Dicho streamer era un gato negro de 20 cm de largo en anzuelo 4/0 con ojos de plomo y cabeza Muddler. Era como tirar una sábana...

Pasamos la boca de una laguna y aguas abajo el agua aceleraba mucho entre árboles hundidos. Hice un tiro de unos 20 metros apuntando aguas abajo. La mosca cacheteó el agua y empecé a hacer strips bien largos y no tan rápidos. Tomó haciendo un remolino enorme. Cuando saltó Mariano dijo: “Ahí está el guardián”. Lo que siguió fue una exhibición de poder por parte del pez, dio trabajo arrimarlo. Después de los festejos caímos en la cuenta que habíamos logrado un grand slam con un plus; dorado, pacú y ambas especies de pirá pitá.

Haciendo un análisis en frío de las 8 horas de pesca entre ambas sesiones, además de la suerte creo que influyó el utilizar los equipos y moscas adecuados a cada especie y no cometer errores. Sólo debimos arrimarnos a la costa un par de veces a desenganchar moscas, no hubo cortes y el porcentaje de landeos sobre piques fue superior al 50%. Quizás el saber que teníamos poco tiempo hizo que nos concentremos más de lo habitual.

Lo increíble es que ahora tengo más ganas de seguir pescando allí que antes. Nunca es suficiente, por suerte!

Más info sobre las especies:

Pacú: https://www.flydreamers.com/es/species/128/pacu

Pirá Pitá: https://www.flydreamers.com/es/species/48/pira-pita

Dorado: https://www.flydreamers.com/es/species/44/dorado

Boga: https://www.flydreamers.com/es/species/7/boga