Algún día me pregunté si podía existir una especie con la destreza de una Trucha y la potencia de un Sábalo. Una mezcla exigente y difícil de hallar. Sin embargo, hace algún tiempo descubrí un pez que reúne estas condiciones, excitantes para cualquier pescador con mosca. 

He aquí este corto relato que rinde homenaje a un ser enigmático que habita en los ríos y lagunas cristalinos del sur de Colombia y otras regiones de Sudamérica.

Una mañana muy temprano, llegamos a la boca de una laguna en el alto río Tomo, la arteria más importante del departamento del Vichada. Bajo unos arbustos típicos y muy abundantes en estas riveras, observamos un extraño movimiento. Nuestro guía apagó el motor y nos acercamos lentamente hacia la orilla. Cientos de extrañas figuras oscuras y alargadas salían de las sombras, produciendo un “caracoleo” en el agua. ¡Arawanas! exclamó el guía…no sabíamos a que nos íbamos a enfrentar. El único dato que conocíamos, quizás provenía de documentales vistos en Discovery, donde videos en cámara lenta mostraban estos peces cazando insectos por encima de la superficie del agua, posados en la vegetación. Al estar tras los bestiales tucunarés, teníamos montadas moscas enormes que causarían probablemente un caos. Para evitarlo, cambiamos a pequeños poppers buscando simular un pequeño anfibio y comenzamos a intentar descifrar el misterio. Realizando previos lances para alcanzar la distancia adecuada, el popper cayó a la superficie justo en la frontera selva-agua y a todo el frente de la conmoción. Con jalones cortos se le dio acción, e inmediatamente uno de estos peces lo observó y persiguió con desgano hasta dejarlo seguir sin inmutarse. En un nuevo intento, la línea tomó la dirección correcta y con notable precisión el engaño fue colocado justo debajo de la vegetación, como “con la mano”. Inmediatamente un pez enorme se acercó y miró su objetivo fijamente como esperando que cobrara vida. Otro corto “jaloncito” dio lo delató y al frenar, atacó con una elegancia comparable con cualquier pique de una arco iris a una pequeña caddis en un flat. 

Acto seguido, vino el “enganche” y el pez al sentirse clavado se devolvió violentamente hacia los arbustos, pasando por debajo con tremenda velocidad. Gracias a la reacción oportuna de nuestro privilegiado colega para no dejarla enredar, la Arawana salió de su guarida y comenzó a saltar cual impetuoso sábalo. Fue emocionante presenciar semejante lucha; velocidad, fuerza y destreza juntas, raramente las tiene cualquier pez. Transcurrieron algunos minutos hasta que cedió; al acercarla con suavidad a la embarcación, fue tomada con la mano por el vientre para levantarla ligeramente del agua y con delicadeza retirar el anzuelo. Finalmente una vez liberada, retornó despacio hacia su escondite, dejándonos una huella inolvidable en el alma.

La Arawana ( Osteoglossum Bicirrhosum ) es un pez originario de Sudamérica, cuyas cuencas principales son las de los ríos Orinoco y Amazonas. En este último, habita también otra especie de menor talla, la Osteoglossum Ferreirai. Ambas especies son muy apreciadas por los acuaristas debido a su belleza y movimiento de gran plasticidad en los tanques. Como pez deportivo es muy poco conocido, pero posee características de mucho valor en este sentido, por ser un depredador neto, cuya alimentación reúne insectos, arañas, anfibios, batracios, peces menores y hasta incluso pequeños roedores. Esto la hace enloquecer con las imitaciones, sumándole la virtud de cazar mediante estupendos saltos fuera del agua. Es sin duda un pez muy especial para pescarlo con mosca; un verdadero acróbata con desarrollada visión, que surge como una flecha de plata atravesando la superficie para tomar su presa.

Su hábitat dada la dieta alimenticia que la caracteriza, comprende los lugares de poca corriente y aguas muy limpias, especialmente lagunas con vegetación mediana en las orillas, donde se oculta bajo las sombras, agrupándose en cardúmenes numerosos. Muy temprano es posible encontrarlas “patrullando” en grupos pequeños dentro de las ensenadas que se forman en los playones durante la temporada de verano, cuyos meses más representativos son Enero y Febrero.

Para pescar esta especie, se recomienda usar cañas 7 u 8 y aunque crece bastante, cerca de 1,2 metros, son peces muy livianos por su morfología, lo cual no amerita pasar a un rango superior; además, atacan moscas no muy voluminosas. La línea ideal es la floating y un carrete de disco que permita frenarla en los arrancones. El leader adecuado debe ser de 7,5 pies con tippet de 15 lbs, para permitir llegar cerca de la vegetación sin mucho riesgo. Pequeños poppers en tamaños 2 a 6 son muy efectivos y más aún en colores oscuros. Los muddlers y otras moscas atadas con pelo de ciervo semejando ranitas y lagartijas, son favoritas de este pez. También cualquier imitación de un insecto se hace irresistible.

En general se observan dos condiciones óptimas para pescarlas : vegetación baja y espesa sobre la orilla, debajo de la cual están los “schools”, donde deben utilizarse falsos lances para calcular la distancia precisa, cayendo lo más cerca posible de las ramas y dejando la mosca quieta unos pocos segundos. Si la Arawana no la ataca de inmediato, dos o tres “jalones cortos” generan la acción necesaria, para posteriormente dejarla nuevamente quieta. Este es el momento ideal, pues la persiguen, hacen una pausa para medir la distancia y finalmente atacan certeramente. Una vez clavadas, casi siempre saltan y luego buscan la vegetación para refugiarse, momento en el cual entran en acción la caña, el carrete y por supuesto, la destreza del pescador.

Frente a las playas al amanecer, también es bastante atractivo. La técnica prácticamente es la misma, lanzando hacia las dunas sumergidas donde cambia el color del agua, tratando en general de no dar mucho movimiento a la mosca, para que quede a la deriva por unos segundos y luego efectuar los citados jalones cortos y rítmicos.

La Arawana es un pez amenazado por el deterioro de la calidad de las aguas donde habita y la transformación de las orillas, como consecuencia de explotaciones mineras y ganaderas. La pesca indiscriminada por el alto valor comercial que posee, también ha provocado su disminución a pesar de esfuerzos de acuicultores responsables que han logrado reproducirla en cautiverio.