Morena es una enamorada de la Patagonia y sus ríos. Su pasión  por la pesca con mosca es única, se refleja en cada una de sus palabras. En el azul de sus intensos ojos uno tiene la sensación de ver más allá, transportan a ríos lejanos, prístinos. Pertenece al grupo de pioneros de la pesca con mosca en el sur. Ha pescado diversos lugares en nuestro sur y en otras latitudes desde principios de la década del 50. Enamorada de Junín de los Andes, sigue pescando sus lugares favoritos en el río Chimehuín. Mediante esta entrevista, brindamos a todos la posibilidad de conocer a Morena y su historia, que forma parte de la historia de la pesca con mosca en nuestro país.
 
FD: Cómo fue tu primer viaje al sur?
Morena: Viajé por primera vez al sur a principios de Marzo del año 1952. Fuimos a Mendoza en tren y ahí alquilamos un Ika. Bajamos por la ruta 40, muy solitaria, por suerte nos fue bastante bien. Llegamos al río Barrancas en el norte de Neuquén. Había una casa donde paramos a pedir agua. Nos atendió un señor elegantísimo junto a su mujer. Ambos eran muy agradables, con acento francés, probablemente refugiados de guerra. Seguimos viaje por el ripio y llegamos a Chos Malal, hicimos noche ahí y luego seguimos hasta San Martín de Los Andes.
La hostería estaba manejada por un alemán, Embden, los horarios eran muy rígidos, poco compatibles con un día de pesca, entonces fuimos a Junín de los Andes. Nos instalamos en lo del Turco Julián. Allí nos encontramos con Cornelio Dónovan, padre de Jorge, y el tero Ham.
Fue fascinante. Al día siguiente fuimos a la Boca. Pescábamos en shorts y alpargatas con medias de lana gruesa. Me quedé antes de cruzar el puente pescando con cuchara, según Horacio primero tenía que aprender a manejar y pelear un pescado antes de pasar a la pesca con mosca. Para mí no quería que le hiciese competencia (risas).  
Horacio cruzó del otro lado. Por ahí veo que tenía un pescado, pesaría tres kilos, un buen pescado, bien formado. En eso le saca el anzuelo, que en esa época se usaba con rebaba, y lo devuelve al agua. Pensé que estaba loco. Me dijo: ¨Morena, si en 15 minutos que he estado en el agua saqué un pescado así, luego sacaré uno más grande”. Seguimos pescando aguas abajo del puente y Horacio sacó otro pez muy bueno que guardamos y comimos esa noche en la hostería. No existía el catch and release pero no matábamos todo, sólo lo que íbamos a comer allí y alguna para congelar o ahumar. El ahumadero quedaba aguas abajo del pool del Bebe. Era un rancho llamado puesto manteca, ahumaban que era una maravilla. Llevábamos uno, a lo sumo dos pescados ahumados de vuelta a Buenos Aires.
De ahí fuimos a Meliquina y Navas me enseñó a tirar con mosca. Pescamos en un lugar que se llamaba la media luna. Navas te daba un bote y salías remando. Horacio era un remero casi olímpico así que íbamos y volvíamos sin percances.
La primera vez que casi saqué un pescado fue donde hoy está la cancha de golf de Jack Nicklaus, era el campo de un señor Taylor. Entramos a pescar luego de pedir permiso. La trucha no era grande, pesaría un kilo y medio. Cuando levanté la caña para agarrarla se soltó. Recuerdo que lloré amargamente.
Luego siempre pesque con mosca, nunca llegué a pescar con mosca seca, siempre streamers o ninfas. En nuestra época se pescaba distinto con secas, siempre aguas arriba. Ahora veo que se pescan de todas formas.
Cuando volvimos se rompió el Ika, 40 kilómetros antes de llegar a Buta Ranquil. Horacio me dijo: “Morena, ponte zapatos cómodos que tenemos que caminar”.
Nos quedamos en un hotel de barro durante tres días, era muy limpio, con un excusado afuera. Una vez por semana pasaba un ómnibus que venía de Zapala. Este había pasado el día anterior. Horacio convenció al dueño del hotel de conseguir unos cables de acero para atar las ruedas y arreglar el jeep. Así volvimos a San Rafael. Son experiencias, no me arrepiento de ninguna de ellas.

FD: Tu lugar favorito?

Morena: A mí me gusta Junín, estar cerca de los ríos. Una de las razones por las cuales Junín tuvo éxito fue justamente por eso, más allá de las truchas que tenía. El río que más me gusta pescar es el Chimehuín, luego el Traful. Lo que más me gusta es la boca del Chimehuín del puente para arriba, la curva es la parte más linda. Si no hay viento me gusta del puente para abajo.
La mayoría de nuestras pescas eran en la boca. Por ejemplo, estábamos comiendo un asado en la estancia de Olsen, San Huberto todavía no existía, nos mirábamos y sin decir una palabra enfilábamos hacia la boca. Íbamos a la boca con viento, lluvia, en toda condición posible. En Marzo llevábamos picnic todos los días. Los hombres juntaban la leña mientras yo me quedaba cocinando. Tenía una olla que colocaba en un trípode donde preparaba sopa de verduras. También cocinaba lomo a la parrilla. Ellos iban a pescar. Ponía el lomo sobre el fuego, lo dejaba quemar de un lado, cuando llegaban lo daba vuelta y listo, a comer. Siempre comíamos lo mismo. No así el Bebe, que comía unos picnics que parecían del Alvear Palace.
Si bien había pescados grandes, no todo el mundo los sacaba. Creo que esa fue una época de oro.

FD: Antes la pescaban con línea de flote y streamers?

Morena: Si, con mosca seca sólo en Bebe, Charles y algún otro. No era como hoy día donde todo el mundo pesca con mosca seca. Seguro ustedes también pescan todo con mosca seca.
FD: Utilizamos todo tipo de moscas, según la situación y el pez que queramos pescar.

FD: Qué otros lugares pescaban en Junín?

Morena: Íbamos mucho al Malleo, a lo de Andino Grand. Hoy el Malleo me genera desconfianza por las piedras donde te podes caer. También al Chimehuín en el puente negro, en lo de Larminat. Teníamos la suerte de conocer a todo el mundo. Cuando entrábamos a Tipiuluke íbamos a la primera casa, la de las chicas de Larminat. Eran muy amables. Pedías permiso y te daban la llave.

FD: Y el resto del Chimehuín?

Morena: Nosotros íbamos al pool de las señoritas, justo donde estaba la fábrica de Sacconi. En ese pool tirabas al principio y sacabas truchas de todo tamaño, estaban contra la barranca. Una amiga mía sacó allí una trucha de 6 kilos.
El pool del cura esta justo cuando salís de la Iglesia de Junín. Allí hay unas bardas blancas enfrente donde en el mes de Marzo se pescaba muy bien. Con el río bajo vadeabas fácilmente. Después el río sigue, hace una curva y llegas al pool de la carnicería. En la segunda y tercera salida de roca sacabas truchas bien lindas. Donde estaba la hostería de Santamarina, Quillahue, hay un buen pool. Luego sigue y hay unos paredones donde había pescados muy buenos.
Seguís y llegas a la curva del Manzano, justo cuando termina la curva hay una tranquera. El río en esa parte era buenísimo. Ese pool lo llamábamos el pool de Dolores porque allí la hija del Bebe Anchorena sacó su primer pescado con mosca.
A los pools de las viudas nunca llegué, Horacio Quesada iba siempre. Había truchas muy lindas. Era tal mi fanatismo por la boca que no bajaba nunca.
En fin, tenes que caminar el río para conocerlo.

FD: Y el Traful?

Morena: He pescado salmón en Traful, en lo de Larriviere. Íbamos todos los años porque éramos socios del club Norysur. Horacio formaba parte de la comisión del club. Teníamos el derecho de ir a pescar en La Primavera. Uno podía pescar del Minero hacia el lago. Ahí iban exclusivamente amigos de Pim Larriviere y socios de Norysur. La primera vez que fuimos estábamos con Horacio en el pool del campamento y se veían como unas líneas debajo del agua. Horacio decía que eran salmones, yo que parecían rocas. El había pescado antes de casarse conmigo junto a Silvestre Blaquier. Le dije: “Bueno, si tu lo dices, yo lo creo”. El me respondió: “No es cuestión que me creas, te voy a mostrar que son pescados”. Tiro una piedra y todos los salmones se dispersaron. A los cinco minutos volvieron a su lugar. Esa vuelta no pesqué ningún salmón.
Luego pescamos en la parte de la estancia que años después fue Arroyo Verde. Un amigo nuestro, Horacio Quesada, sacó un salmón de 8 o  9 kilos en la boca del Minero. Esa es una parte muy linda del río.
Recuerdo también que en el Trafúl, en la salida del río Cuyín Manzano un amigo nuestro que pescaba estupendamente bien, Andrés Gordon, sacó un salmón de 9 kilos. Esos ríos chicos muchas veces son buenos. El Currhué cuando viene con agua tiene buenos pescados, es como el Quilquihue, un río difícil de pescar.
Tener la oportunidad de pescar en todos esos lugares intocados fue una suerte.

FD: Otros lugares?
Morena: En la zona de Esquel también había una pesca bárbara. Recuerdo que hicimos unc ampamento en la base del lago Uno (hoy bajo el agua producto de la represa) junto a Horacio Quesada y su hijo, Allan y Andrés Gordon. Un guía nos llevó en bote al Dos. En el final del Uno, Andrés Gordon sacó unos salmones muy lindos.Tardamos 5 horas en remontar el río y bajamos en media.
El Meliquina era buenísimo. Una mañana temprano salimos a pescar con Navas, el primero que empezó a atar moscas en la Argentina. El bote era chico. En el borde del lago veías las truchas comiendo y les tirabas, no con mosca seca sino con mosca húmeda. Si vos tirabas exactamente en el lugar el pescado tomaba. No eran pescados muy grandes, hasta dos kilos, pero era muy divertido.
El fondo del Paimún es también un muy lindo lugar para pescar. Fuimos una vez con Don José Julián que manejaba el bote. El lago estaba perfecto, hecho un aceite. Bajaron Horacio y Quesada en dos de las tres bocas. Don José estaba en el bote, en un momento dado tanto Horacio Quesada como Horacio Quirno clavan dos pescados grandes al mismo tiempo. Ambos los perdieron. Don José no hablaba mucho, de golpe dijo: “vamos”. Se levantó un viento terrible en un minuto. Confiábamos plenamente en el. El lago pasó a ser un mar. Íbamos cerca de la costa, nadie decía nada. Pensaba que allí sería mi última morada. Lo manejó tan bien. En un momento dado encontró un lugar para repararnos donde esperamos que pasara el viento. Le tengo un respeto bárbaro al lago, he visto que se transforme en un mar en un segundo. Inclusive he visto al lago Meliquina hecho una furia. Hay que tenerle mucho respeto a los lagos y también a los ríos.

FD: Y el Limay?

Morena: Es un río muy lindo. Siempre pesqué la zona de confluencia con el Traful. Horacio pesco la boca en el año 1948 o 1949 con Silvestre Blaquier, que pescaba con mosca pero si no tenía pique cambiaba a cuchara, especialmente en el Limay. Tenían un guía que se llamaba Wagner, un tipo fantástico.
Por la fuerza que tenía el agua y el tamaño de los pescados no podían frenarlos, se quemaban los dedos, entonces tuvieron que fabricar unos dedales para usar de freno. No tenían las cañas y reels de ahora.

FD: Quién fue el mejor pescador que hayas conocido?

Morena: De las personas que he conocido, el Bebe fue uno de los que más sabía de pesca. Cuando fue golfista fue scratch, como pescador también llegó al máximo. Tenía una gran condición para los deportes, además de una personalidad que lo llevaba a buscar la perfección en todo lo que hiciese. El Bebe nunca se jactaba de lo que podía saber, ni de los pescados que sacaba. Si te veía pescando te decía: “Qué lindo estas casteando”. Te decía las cosas de un modo que no te dabas cuentaque te estaba enseñando.
El Bebe sabía mucho, leía mucho de pesca. Siempre decía que en la pesca no hay competencia  “Si vos sacaste un pescado grande y yo uno mejor, no te lo voy a echar en las narices”. Una vez fueron a pescar al puente negro, una señora propuso armar dos teams para ver quién sacaba más. El Bebe no quiso ir porque la pesca no es así, no es una competencia. Uno puede tener el gusto de no sacar nada, de perder uno, o tener la suerte de sacar varios.
Durante muchos años nos quedamos en casa del Bebe. Después de almorzar, en vez de dormir la siesta en su casa se la pasaba atando moscas. Según el ataba pésimo, pero yo creo que ataba muy bien.
Veía al Bebe pescar con mosca seca en la boca, en la curva. Verlo manejar una skating spider era una locura. Julio Bocca era un poroto. Le tiraba siempre a un pescado, no tiraba por tirar. Presentaba aguas arriba y la dejaba deslizar. Por ahí el pescado subía y agarraba. Esto siempre entre las 7 y las nueve de la noche. El Bebe siempre iba primero a ver los pescados enfrente, pasaba horas mirando.
Mientras todos estaban pescando el miraba, charlaba. En un momento dado se vestía e iba a un lugar a buscar el pescado que él quería sacar. Cuando el pescado tomaba la mosca empezaba la lucha, usaba leaders muy finitos. Pensa que se usaban leaders de tres libras para sacar pescados de seis kilos. Tenías que trabajarlos muy bien.

FD: El Bebe tenía un cast privilegiado, no?
Morena: Era una pintura pescando.

FD: Otros pescadores que consideres?

Morena: He tenido la suerte de pescar también con Joe Brooks. Había una postal que se vendía donde se veía nuestra carpa, la de Joe Brooks, la del Bebe. Carola dormía en el auto. Mary Brooks, su mujer, pescaba estupendamente bien. Si hablásemos comparando la pesca con el golf, Joe Brooks sería hoy como Tiger Woods. Sabía muchísimo, pero viéndolos pescar a los dos, me quedo con el Bebe.
Hay gente que no le gusta pescar con mal tiempo. Pedro Guisasola pescaba muy bien con viento, también Chiche Aracena. Sacaban muy buenos pescados. He tenido la suerte de ver pescar a Chiche Aracena, vivía en Colombia, creo que no dejaba la valija al bajar del avión y se iba a la boca.
Después del Bebe, Guisasola es el mejor pescador que haya visto. Pesca estupendamente bien. Guisasola llegó con vergüenza a la hostería, era de Tres Arroyos donde había pescado en el mar. No se animaba y miraba desde enfrente con sus anteojos de largavista a Jorge y al Bebe mientras practicaban aguas abajo del pool del picnic. Cuando se sintió más seguro con su cast se fue acercando. También pescaba en otra parte muy linda del Chimehuín, la zona de los pozones del Currhué. Esa parte es muy buena. Los pescados en esa parte del Chimehuín están normalmente en la otra orilla del río. El no tenía inconveniente, su habilidad para tirar es casi igual a la del Bebe.
Jorge Dónovan también era un pescador excelente. Era lo más bruto del mundo en todo, era muy grandote. Pescando, sin embargo, era muy suave.
Billy Pate era un norteamericano que venía y pescaba muy bien, se metía en un lugar enfrente hacia el lago y allí saco muchas truchas buenas.
Mel Krieger siempre decía que cuando él veía un pescador en cualquier río del mundo enseguida sabía si era argentino. La razón era que siempre hacían double haul y tenían mucho tiempo la mosca en el aire y no en el agua. El solía hacer demostraciones en el estacionamiento de la hostería. Un tipo muy simpático, enamorado de la Patagonia.
Había un inglés, Little John, que pescaba muy bien. Se iba sólo de Buenos Aires a Junín. Nosotros llegábamos al río y empezábamos a pescar. El miraba y miraba, nunca salía a pescar enseguida. Después venía pescando atrás nuestro como buen caballero y pescaba unas truchas bárbaras. Sabía leer el río a la perfección.
He tenido la suerte de pescar el río con gente que sabía hacerlo muy bien y me enseñó dónde se ubicaban los pescados y cómo sacarlos. En la boca en días soleados y sin viento uno tiene la ventaja de poder ver todo. Había un pez que se llamaba Marcoveski que tenía su lugar. Nunca me animé a sacarlo. El Bebe si, sacaba uno y lo guardaba. Al día siguiente volvías y había otro Marcoveski tan grande como el anterior.
El Bebe y Jorge enseñaron a toda una camada de pescadores: Marcelo Morales y Jorge Trucco, entre otros. Marcelo Morales es el pescador más completo de la nueva generación. Tuvo que aguantar a Jorge, que era el tipo más bueno del mundo pero no era nada fácil.

FD: Cómo era un día de pesca en Junín?
Morena: En la Hostería te daban de comer, te esperaban hasta muy tarde en la noche. Entre que volvías de pescar, te bañabas, tomabas un whisky y comías te acostabas a las doce de la noche.
Desayunábamos 8.30, era el momento de reunión. Estaban todos. La conversación a la mañana era dónde ibas a pescar, qué moscas llevabas... era raro que saliéramos a pescar antes de las 10 de la mañana.
En la hostería el Bebe tenía su cuarto especial, con living. Tenía bar. Si el farol afuera estaba prendido podía ir quien quisiera y participar de los cocktails. Si estaba apagado sólo íbamos el grupo de amigos. En el living tenía cortinas con moscas pinchadas, también había una mesa con una tabla con forma de pescado, la persona que sacaba un buen pescado y lo guardaba lo ponía en la mesa, si daba esa medida pesaba al menos 4 kilos.
Un día, dentro del living del Bebé, el Arq. Sanchez Elía le dijo al Turco: “Si usted no le pone un soporte, ese techo se va a caer”. El Turco puso un poste en medio del living. Carola, la mujer del bebe, se quería morir, pero como tenía mucha habilidad para decorar,  puso unos cueros de leopardo para disimularlo.
En la zona de Junín quieren hacer un museo, para mí la hostería Chimehuín es un museo. Sin querer la gente que fue ahí dejo sus fotografías.

FD: Nadie iba bien temprano a pescar?

Morena: Si, había varios. Por ejemplo Joaquin Roca Rivarola, Eliseo Fernández, algunos americanos…Eliseo era un gallego de primera. Había aprendido a pescar en Asturias, España. Era socio del Club de Pescadores, donde se hizo amigo de Joaquin. Aveces venía con un sobrino que le manejaba el auto. Eliseo debe haber sido la persona que más camino el río Chimehuín. Salía a pescar desde debajo de la hostería y pescaba hasta que lo agarraba la noche, y pescaba eh! Sacaba unas truchas bárbaras. Era un tipo macanudo.
Recuerdo un año que estábamos en la hostería en Marzo, Joaquín Roca Rivarola fue muy temprano a pescar la boca del río Blanco, era un muy buen pescador pero brutazo en sus movimientos. Volvió con unos truchones bárbaros en el baúl del auto.

FD: Tu mejor trucha?

Morena: El pescado más grande que saqué en el Chimehuín peso 5 kilos y medio, en el pool de la balsa vieja, en lo de Weinert. Es un pool muy largo, en el fondo de ese pool cuando el agua está más baja te podes meter bien. La pesqué con una mosca muy chica. Toda esa parte del río la pescábamos mucho.

FD: Has viajado al extranjero a pescar?
Morena: He ido a pescar a Aberdeen, en Escocia, a un lugar que se llama Banchory lodge. Para nosotros era difícil ir a pescar a esos lugares. Había que tomar un ghillie con muchos meses de anticipación. Una vez que llegabas ahí no sabías si los salmones iban a estar. El ghillie nos llevó a unos 10 km del lodge y nos mostró el pedazo de río que teníamos, bastante largo. Había una casilla donde te cambiabas. El nos vio pescar y dijo que no lo necesitábamos, que sabíamos pescar. Agregó que no íbamos a pescar nada. Horacio dijo: “Qué tipo tan simpático”.
Veías los salmones subir a jugar, no a comer. Nos agarrábamos de los pelos, cambiábamos de mosca. Poníamos la más escocesa que tuviéramos. Ese día fuimos al pueblo a comprar más moscas. En una semana no sacamos nada. A Horacio le tomó un pescado y se le escapó, al menos lo peleó un rato. El ghillie lo había llevado a otro pool.
En otra oportunidad fuimos al Whale river, en francés Grande riviere de la Baleine, muy cerca del Polo Norte, justo bajo la Bahía de Hudson. Hicimos la reserva con mucha antelación, nos dieron fecha para ir a fines de Septiembre. Primero fuimos a New York a visitar a un amigo nuestro, Nick Rotz, que venía siempre a pescar a la Argentina. Nos dijo que ya era muy tarde en la temporada, el frío ya se venía, nos acompañó a comprar bolsas de dormir. El que manejaba el lodge era el señor Karbosky, le tenías que enviar una lista de lo que ibas a necesitar, por ejemplo el vino y demás.
Para llegar a ese lugar primero volamos hasta Montreal, luego a otro lugar donde nos esperaba una avioneta. Cuando llegamos había una cabaña en una isla con una chimenea enorme. Dormías en carpas altas con un quematutti y catres. Los baños eran excusados y estaban afuera. A las 7.00 de la mañana entraba un muchachito a llenar el quematutti. Las bolsas de dormir eran para 30 grados bajo cero y nos moríamos de frío.
Fuimos a pescar salmones del atlántico. El primer día salimos a pescar en un bote con dos muchachos, saqué un salmón de 7  kilos. El resto de los días no sacamos ninguno más. A la tarde cuando volvimos, vimos desde la cabaña que todos los caribús iban caminando en la misma dirección, una de las chicas nos contó que era señal de la llegada el invierno. Nos acordamos de Nick.
Los salmones se habían ido, no se los veía. Por ahí uno de los muchachos se bajo del bote y había un salmón atrapado en el hielo. Le ofreció pescarlo a Horacio pero el dijo que no.
Al octavo día nos vinieron abuscar en el avioncito. Cuando salimos de esa isla ni los caribús vimos. Solo había huellas de oso.

FD: Con qué equipo pescas?

Morena: Hasta hace unos años con la Pezon et Michel de 9 pies. Pero estos últimos tiempos con una caña de fibra que me hizo el Bebe. La dejo en Junín. Uso un leader muy liviano. Soy más bien de pescar con moscas chicas. En esa época no era fácil castear con streamers, los anzuelos eran muy grandes. El Bebe, Jorge y el resto usaban la mosca más grande que podían, pero casteaban bárbaro.

FD: Algo pendiente?

Morena: Nunca ate moscas. Ángel Ángel ataba muy bien moscas, Navas, Mario Capovía y Marcelo Morales también son muy buenos atadores.
Nunca pude ir a Tierra del Fuego, por una u otra razón. El Bebe decía que a él le gustaba mucho pero que era una pesca distinta. Es gracioso, porque conozco hasta Las Malvinas y no Tierra del Fuego. Me encantaría conocerlo.

FD: Qué les dirías a las mujeres que se inician en la pesca con mosca?

Morena: Les diría que aprendan a escuchar, que aprendan a tener paciencia. Que no lo hagan por competencia. Les diría que la pesca tiene más de lo que aparenta en un principio. Que traten de conocer los por qué. Que lo tomen en serio.

FD: Un balance final?

Morena: Pescar me encanta, es lo que más me gusta, saque o no saque un pescado. Pescar es tratar de saber por qué un pescado esta donde está, entender lo que está comiendo, qué está haciendo. La gente no se da cuenta lo fantástico que es pescar con mosca, cuántas otras cosas te trae.
FD: Muchas gracias Morena!