Las técnicas de pesca con mosca han cambiado en los últimos años, pero en ningún campo han evolucionado tanto como en la pesca con ninfa, especialmente en las denominadas" microninfas" y "perdigones".

Es difícil precisar quien fue el primer pescador en poner en práctica esta modalidad de pesca al "hilo", lo cierto es que no es nueva y ya en los años cuarenta se practicaba en nuestra provincia leonesa, justo después de aparecer los primeros carretes de tambor que revolucionaron la forma de pescar tradicional sustituyendo la paciente figura del pescador de caña y lombriz, por cierto, carne de cañón de las caricaturas poco imaginativas de la época, por la de un pescador activo que no se limitaba a pescar inmóvil, sino que buscaba a lo largo del río provocar la picada del pez mediante técnicas de pesca tales como la mosca ahogada estilo leonés, la cucharilla, etcétera. Estos pescadores de segunda fueron los primeros en practicar la pesca al "hilo" con ninfas leonesas sin lastrar, con un aparejo llamado "plomada" o "macarrón", y que consistía básicamente en hacer derivar por el lecho del río cuatro o cinco ninfas.

Ni que decir tiene que este método de pesca era muy eficaz, tan eficaz que fue prohibido por los gobernantes de la época, alegando entre otras razones que las ninfas se enganchaban en las piedras y raíces del fondo y al tirar para desenganchar se rompía el fino hilo al que estaban unidas, quedando el aparejo pescando en el fondo del río como "cuerda durmiente" (artilugio usado habitualmente por los furtivos), la verdad es que no les faltaba razón.

La pesca al "hilo" ha evolucionado mucho en los últimos años, siendo la competición el precursor directo, siempre en busca de un único parámetro, la efectividad. Enseguida los más experimentados pescadores se dieron cuenta de que las mismas truchas que rechazaban sistemáticamente nuestras grandes y elaboradas ninfas pescando de forma tradicional, es decir, con línea y bajo de línea o líder, tomaban sin recelo incluso con más facilidad las "microninfas" y "especialmente los "perdigones".

Pero la pesca con pequeñas ninfas planteaba una serie de inconvenientes como era el control del hundimiento en función de la distancia de pesca, el dragado de las ninfas, la detección de la picada, etcétera. La pregunta que muchos pescadores se hicieron en su momento fue ¿Cómo presentar nuestras ninfas de forma perpendicular al agua, que profundicen rápido y que deriven de forma natural por el lecho del río y además a una distancia prudencial de nosotros? Si queremos pescar a punta de caña con una línea y bajo tradicional estamos obligados a levantar la línea para aumentar la longitud del bajo en el aire disminuyendo así el ángulo de presentación para evitar que el bajo apoye en la superficie del agua haciendo trabajar en exceso a las ninfas durante el descenso, pero cuanto más línea tengamos en el aire, el peso de la misma producirá un efecto "comba" que tira de las ninfas hacia nosotros alterando la deriva natural de las ninfas.

Este problema tenía fácil solución utilizando bajos muy largos y finos, pero en competición no están permitidos (máximo de largo dos veces el de la caña), o sustituir la línea tradicional por hilo o sedal muy fino, también prohibido en competición, (mínimo de diámetro del hilo 0,55 milímetros). Pero nosotros no competimos y aquí nuestra legislación en materia de pesca deportiva nos permite practicar la pesca al "hilo" con el diámetro que más nos convenga, eso sí, con un máximo de dos ninfas sin arponcillo o muerte.

El aparejo para esta técnica de pesca se compone básicamente del hilo, del señalizador, y del bajo - ninfa, y consiste en añadir al backing o mediante un conector a la línea que tengamos en la bobina del carrete, 20 metros o más de hilo especial para esta técnica de pesca por ejemplo: "Sedal Pezon Michel Color línea"(www.pezonetmichel.com), de color amarillo flúor u otro color, y de diámetro entre el 0,18 y el 0,12, (algunos empezamos utilizando el 0,20). A este hilo se le añade el señalizador que consiste en un trozo de hilo de distinto color y diámetro inferior, de 50 cm. de largo. Algunos pescadores sustituyen este trozo de 50 centímetros por uno mayor de un metro bicolor, es decir, de dos colores también de la casa Pezon Michel. El señalizador tiene como misión no solo controlar la deriva de las ninfas, sino señalizar las picadas más sutiles de las resabiadas y esquivas truchas, por ejemplo cuando notemos el descenso o los movimientos laterales, también nos sirve para indicar la profundidad aproximada a la que derivan las ninfas y en días oscuros nos ayuda a ver mejor por donde derivan. A partir de aquí uniremos lo que se ha venido en llamar el "bajo - ninfa" muy personal de cada pescador, de cada río, y sobre todo del tipo de pez. El largo de este "bajo - ninfa" se calcula en función de la profundidad del escenario que vayamos a pescar y la fuerza de la corriente. Existe una fórmula aproximada que consiste en multiplicar por 1,5 esa profundidad. El diámetro del nailon o sedal de este "bajo-ninfa" también está en función del tipo de pez y de río, yo generalmente suelo usar un 0,12 o un 0,14 de flúor carbono.

Hay que tener en cuenta que a menor diámetro tanto en el hilo como del "bajo-ninfa", mejor percepción de la picada, menor resistencia al agua y por tanto mejor deriva de las ninfas evitando el dragado. También al tener menor roce con las anillas nos permite lances más largos y mayor control del "bajo - ninfa", etcétera. Por contra mayor dificultad en el manejo.

Al "bajo - ninfa" ataremos dos ninfas en tándem, la más pesada en punta, y a 50 o 60 cm. la otra. A este respecto tenemos que jugar siempre con los pesos de las bolas de tungsteno incorporadas en las ninfas y a la distancia entre ellas en función de la profundidad. Hay que tener en cuenta en esta técnica de pesca, al no tener una línea que nos ayude a lanzar nuestras ninfas, debemos de mantener siempre la tensión del hilo y las ninfas con el agua para así poder lanzar de forma correcta, porque el peso de las propias ninfas son las que aran las veces de la línea, por tanto debemos aprender a lanzar las ninfas utilizando un único peso con el que contamos y deberemos calcular perfectamente las pausas del lanzado de manera que sean las propias ninfas quienes tiren del hilo y este las proyecte hacia el agua.

Es cierto que esta técnica contradice los principios de la pesca con mosca con sedal pesado, pero nadie nos obliga a ser convencionales pescando. En cuanto a la caña es preferible que sea de acción blanda del número 3 o 4, pues estas cañas tienen más sensibilidad y clavan mejor, además de ser más precisas. En cuanto a la longitud se están imponiendo las de 10,6 y 11 pies.

La clave del éxito de esta técnica de pesca al "hilo" no solo está en la perfecta deriva que consiguen las ninfas y la profundidad que alcanzan en un corto espacio de tiempo, sino también en las propias ninfas-perdigones, su menor tamaño con respecto a las ninfas tradicionales de pelos y plumas, su forma aerodinámica producto del barnizado y los finos ténseles de colores, permiten un menor rozamiento y por consiguiente una mejor penetración en el agua y consecuentemente bajar a profundidades mayores y en menor tiempo, por esta razón son capaces de seducir a peces recelosos y esquivos de las profundidades. Para finalizar una reflexión más. La pesca al "hilo" es sin duda una modalidad más de las múltiples posibilidades que nos ofrece la pesca con mosca y debería ser practicada o al menos conocida por todos los pescadores que precisen dar respuesta a las múltiples situaciones que se pueda encontrar en una jornada de pesca, independientemente del río o las condiciones ambientales.