Lleva más de 30 años en su profesión de “guía instructor de pesca” en Bariloche. Se especializa en la pesca con mosca y tiene predilección por el río Limay, cuyos pozones y correderas no guardan secreto para su experiencia profesional. Desde la boca en el Nahuel Huapi hasta Piedra del Aguila, no existe lugar que no haya explorado Paul Sieder Torres, de la mano de algún alumno. Pero esta vez el paisaje de aguas claras y el viento patagónico se cambia en una tranquila plaza porteña donde juegan niños que como sus guardianes no alcanzan a comprender qué “pescan” esos señores sobre el pasto. En el estrado donde el profesor inicia al futuro turista sureño en el difícil arte, como lo llaman, del lanzado a la mosca. Nos detenemos para observar la clase y decidimos hacer la nota.


Pregunta: ¿Qué es lo primero que indica al alumno?

Respuesta: Debe olvidar todo lo que sabe sobre mosca hasta ahora. Debe, al comienzo, armar bien la caña y asegurar el reel al colocarlo de modo que no se caiga, como es tan común, afirmándolo bien en el hueco de la mano. Se saca línea de la caña hasta llegar al vientre o parte gruesa de modo que no se vuelva por su peso hacia atrás, esto es, que retroceda por los pasahilos. Extiendo bien el brazo izquierdo, se separa la mosca para evitar que se enganche con algún obstáculo (ramas, yuyos, etc.) e inmediatamente al soltarla se mueve la caña hacia arriba a la altura de la cabeza iniciando el lance. La mano izquierda saca línea del reel, la que es impelida con la caña hacia adelante. Al regresar la caña hacia atrás, se tensa la línea con la mano izquierda, que significa a la vez sacar un nuevo tramo de línea de reel. Se repiten ambos movimientos hasta lograr tener afuera la cantidad de línea que permite el poder de la caña. 


P: ¿Cómo se obtiene la distancia?

R: Nunca con exceso de línea afuera, sino, como hemos dicho, con la cantidad que admite la caña, en el último lance, haciendo salir la línea que se tiene en los “rollos” en la mano izquierda.


P: ¿Cómo se hacen los “rollos”?

R: En la recuperación de la línea se toman vueltas, una en cada dedo, tratando de separarlas una de la otra para lograr un ordenamiento que, al salir, evite las tan desastrosas “galletas”. Es importante para que los “rollos” no se mezclen tener la preocupación de estirar bien la línea antes de cada sesión de pesca (también para el mejor deslizamiento por los pasahilos) y tenerlos en posición baja en la mano izquierda, tirantes, para que no se mezclen con el viento o los movimientos del lance. 


P: ¿Qué ejercicio aconseja para familiarizarse con el equipo?

R: El que mejor resultado obtengo con los alumnos es hacerlos caminar mientras efectúan los movimientos con la caña manteniendo la línea tendida. Se logra un “ablandamiento”, una gran armonía en las etapas del lance, adaptándose a las distintas posiciones del cuerpo. Se logra una gran flexibilidad, o sea la pérdida de la rigidez lógica de todo principiante. Es el camino más directo hacia el estilo, plasticidad y aprovechamiento de la fuerza.


P: ¿Cómo actúa el sistema cañabrazo?

R: Soy partidario de hacer actuar lo menos posible a la muñeca obligando a realizar el trabajo al antebrazo; la caña debe ser la prolongación del brazo; deben actuar al unísono. Es de primordial importancia no pasar con la caña atrás de la posición que equivale en un reloj a “la una”, permitiendo de ese modo que la línea se eleve al máximo, logrando con mayor eficacia, ya que es mucho más fácil bajarla y dirigirla desde arriba como también se sortean los obstáculos. Cuando la caña se baja atrás forzosamente se baja también la línea, cae hacia el suelo. Levantar la línea es mucho más fácil que bajarla. La depuración del estilo y la justeza en los lances llegan con la práctica estudiosa.