SOBRE GUIAS Y PESCADORES

LA RELACION ENTRE GUIAS DE PESCA Y CLIENTES ES MUCHO MAS RICA DE LO QUE PENSAMOS

Durante la vida que he llevado pescando con mosca muchas de las experiencias que he tenido se entrelazan con los guías y pescadores que ayudaron a darles forma y son parte muy importante de mi desarrollo como pescador.

Años antes de viajar a nuestra patagonia para pescar una trucha, había leído con detenimiento todo lo que se había escrito sobre esos pesqueros en revistas y libros del momento o del pasado y realmente creía que sabría donde y como engañar a las truchas. La diferencia entre esa ilusión y lo que fue en realidad todavía me hace sonreír con ganas.

Primero confundimos el río Colorado con un verdadero río de truchas. En esas aguas turbias perdimos buena parte de nuestras cucharas antes que un espíritu amable se apiadara y nos dijera que nos faltaban todavía varios cientos de kilómetros para llegar a un rio truchero.

En el río Catan Lil cerca de Las Coloradas intentamos nuevamente y esta vez ya estábamos un poco mas acertados; nos premió con una arco iris larga y flaca que no voy a olvidar nunca. Después de todo fue la primera trucha del primer año.

La Fiat 1500 Multicarga que nos llevaba, no podía avanzar mucho antes de descansar para enfriarse. Así llegamos al puente de La Rinconada donde tres truchitas del tamaño de mi palma sucumbieron a los encantos de una cuchara Del nacional color marrón oscuro con cola roja.

Acampados en Junín de los Andes, que por entonces era un pueblito pequeño y encantador, literalmente recorrimos cientos de kilómetros de un sitio al otro sin darnos cuenta que la mayoría de lo que habíamos leído se evaporaba como si fuera humo y no nos servía para sacar una trucha buena. Solo de tanto en tanto una ocasional trucha chica recompensaba nuestros esfuerzos luego de un prolongado día de casting.

Finalmente Ginez Gomaríz , uno de los primeros guías de pesca de la zona y poseedor de un negocio de pesca frente a la plaza de Junín, tras vendernos unas cuantas Wooly Worm Junín, se apiadó de nuestra suerte y nos dijo como llegar al lago Currhué Grande, donde y como pescarlo. Lo mismo hizo respecto a la Boca del río Chimehuin, La Meca por esos días donde la pesca con mosca era muy joven todavía.

Acampando fondo del Currhué como sugirió Ginez, pescamos todos los salmones encerrados que quisimos y luego acampando el La Boca sacamos un par de marrones de las grandes, tirando hacia el lago. En esos tiempos se podía acampar en La Boca, y pescar con cuchara. No había sauces en la orilla, solo árboles nativos y algún manzano y todos los días se veía sacar alguna trucha grande.

Teníamos un equipo de mosca que usamos en el Currhué con suerte pero no en La Boca no nos sirvió de mucho, y es que no teníamos ni idea de como lanzar con correntada y viento.

Sin buenos datos habíamos gastado tiempo precioso al comienzo y si como como dice el filósofo, uno tiene que estar perdido antes de poder ser encontrado, era evidente que teníamos que recurrir a los conocedores del lugar si queríamos seguir pescando bien en ese territorio que solo conocíamos por los libros.

Disfrutamos muchos días por los alrededores de Junín de los Andes que fueron especiales gracias a los guías del momento, que compartieron sus conocimientos con nosotros generosamente en forma totalmente gratuita, a pesar que ofrecimos contratarlos.

Personalmente a pesar que años mas tarde fui un guía mas en esa zona, no dudo que tiene mucho sentido usar un guía especialmente cuando no hemos visitado determinados ríos y lagos por un tiempo y mucho mas en aguas que no nos son familiares. Un buen guía puede ahorrarnos tiempo valioso porque estaremos pescando aguas que el pesca a diario, lo que le permite saber donde están las truchas buenas y que están comiendo a lo largo de la temporada. Si no estamos todos los días en un río o por lo menos en zona no hay forma de tener el conocimiento fino del día a día y mayormente estaremos tocando de oído.

Un día o dos con un guía experimentado al comienzo de la salida puede lograr que nuestro viaje comience de la mejor manera; luego podemos intentar por nuestra cuenta repetir los resultados aplicando lo que aprendimos con el guía.

Un buen guía es la solución perfecta cuando nos acompaña un pescador novato que no está a la altura del resto del grupo y va a requerir mucha atención, no solo al pescar sino para estar seguro en el río. De ese modo los compañeros pueden pescar a gusto sabiendo que el que comienza está en las mejores manos y con la ayuda del guía, posiblemente sea el que mejor va a pescar; ideal para que nunca se olvide y se enamore a primera vista.

La seguridad es un factor que olvidamos muchas veces vadeando mas allá de lo necesario en sitios que no conocemos. Un buen guía piensa todo el tiempo en la seguridad de sus clientes y cuando estamos con uno realmente bueno la sensación de seguridad que nos da, ya sea vadeando o remando en un río complicado, es tan grande, que podemos olvidarnos de todo y concentrarnos en la pesca.

No todo se reduce a decirnos donde pescar; manejar con seguridad, lidiar con botes y balsas sin errores, vadear por lo seguro y saber que hacer en el caso de un accidente son parte de los beneficios de usar un guía experimentado.

Reconozco que hay muchos guías terribles, me han tocado, en mi tierra y afuera mas frecuentemente. Hay que aprender a reconocerlos a tiempo y para esto nada mejor que informarnos bien con los amigos o personas que los hayan usado. No hay que tener vergüenza en pedirle al guía contactos que puedan informar sobre su persona, si se niega es el momento de buscar otro.

Nada es mas frustrante que localizar una buena trucha comiendo y no tener la mosca correcta, o el leader adecuado. Los buenos guías de pesca siempre tienen un recurso mágico para hacer picar a esa trucha por mas que el rompecabezas sea complicado. Un guía acumula una enorme cantidad de información acerca de los sitios que visita a diario, datos que generosamente compartirá con sus clientes, que incluyen el modo de leer el agua, la técnica de lanzado y pesca correcta, como ver a las truchas e interpretar los que están haciendo según sus movimientos, nociones útiles sobre los insectos que comen los peces y sus imitaciones. Todo es crítico para ser efectivos al pescar y es muy diferente leer acerca de todo que experimentarlo personalmente con un guía preparado a nuestro lado.

Los guías a veces pueden tomar diferentes formas. Una es la de un amigo que comparte lo que sabe por placer. Para los que hemos tenido suerte muchos amigos nos guiaron a lo largo de los años mientras crecíamos como pescadores.

Los valores y habilidades van cambiando con el tiempo, no son algo estático que llega a un cenit y se estanca o degrada, todo lo contrario nuestro pasatiempo cada día se hace mas interesante cuando finalmente aceptamos que gran parte del placer lo encontraremos al desarrollar la habilidad de cambiar.

Muchas veces el amigo no está disponible, entonces un guía que cobra por sus servicios llena el espacio del amigo o de lo que hemos leído. No tenemos que sentirnos mal cuando le pagamos a un guía por mostrarnos el camino, después de todo recibimos algo muy especial porque lo tendremos para nosotros por un día o tal vez una semana a nuestro lado para responder todas las preguntas o corregirnos en lo que hacemos mal.

Habiendo estado de los dos lados tengo una buena perspectiva acerca de las necesidades de pescadores solitarios, clientes y guías y no tengo dudas que todos se necesitan igualmente.

Al pescador que decide actuar solo no le alcanzaría la vida para desentrañar un mínimo de secretos a menos que viva todo el día al lado del agua, algo nada común. Al mismo tiempo un buen guía necesita clientes no solo para generar dinero para mantenerse, sino para que las marcadas diferencias entre cliente y cliente sean una prueba diaria que sirve para pulir al máximo cada conocimiento una y otra vez.

Podría hablar por horas sobre reglas que permiten a guías y pescadores aprender unos de otros y se me ocurren algunas que harán mas placentera cualquier salida.

EL GUIA ENSEÑA Y APRENDE A LA VEZ

Cuando contratamos un guía hagámoslo por su experiencia y conocimientos, no para usarlo de chofer o botero. A un buen guía le lleva casi toda una vida conocer algunos ambientes, entender lo que va a suceder en ellos en diferentes momentos, las moscas que funcionan, las técnicas y los lugares donde encontrar una buena trucha. Podemos aprender muchísimo de un guía bueno si dejamos que sea el quien enseña. Tenemos que ver la salida como una oportunidad para aprender algo nuevo y no negarnos a los consejos del guía pensando que sabemos mas. Si somos buenos pescadores un buen guía lo notará de inmediato y sin que nos demos cuenta estará abierto a recibir nuestros conocimientos con agrado, pero para que este círculo virtuoso se cree primero tenemos que dejar que nos enseñe y por experiencia les digo que en cada guía bueno encontraremos un universo de cosas nuevas para acuñar.

LAS PREGUNTAS ADECUADAS PRIMERO

Los amigos pescadores son una buena fuente de información acerca de la reputación de un buen número de guías pero igualmente antes de llegar a destino muchos detalles tienen que estar claros como el cristal. Tarifa, costos extra, moscas, equipos en préstamo o no, calidad de los alojamientos y comidas, transfers, y propinas. En otros países un guía trabajo 8 estrictas horas; en nuestros ríos los guías locales son tan entusiastas que muchas veces volvemos cuando ya no nos vemos la mano delante de los ojos. Hay guías que pescan mientras deberían estar observando a su cliente, o peor demuestran una falta total de clase mostrando que ellos pueden sacar una trucha que el cliente no pudo. A estos personajes hay que denunciar y evitar. Un buen guía no debe pescar salvo que sea para mostrar alguna técnica en especial y nunca sacar una trucha que no supo hacer sacar a su cliente. Ni siquiera si el cliente insiste, hay formas elegantes de salir de esa situación, pero nunca , y en esto siempre he sido claro con otros guías, hay que demostrar que uno puede sacar la trucha y el cliente no, ya que es la mejor demostración de nuestro fracaso como guías. O la saca el cliente o no la saca nadie, y esta es mi opinión muy personal y acepto que puedan no compartirla.

Charlando con el futuro guía sobre equipos y técnicas podemos darnos cuenta cuan sofisticado es y lo mismo tiene que hacer el guía para evaluar el tipo de pescador que va a recibir.

Así como el cliente tiene que informarse sobre el guía para el guía es vital conocer las necesidades del cliente antes de la partida. Preguntas importantes que tiene que hacer el guía incluyen problemas de salud, capacidad para vadear y caminar entre las piedras, medicamentos que pueden ser necesarios, alergias, dietas especiales a la hora de comer, tipo de bebidas, técnicas de pesca favoritas o aquellas en la que el cliente esta menos preparado. Las preguntas son muy importantes para el cliente y el guía. No hacerlas a tiempo es la mejor forma de llamar a los problems y con el tiempo acotado a solo unos días no hay muchas horas extras para resolverlos. Antes de que se presenten los problemas, recuerden, mejor hacer todas las preguntas posibles y esto es tan válido para el guía como para los pescadores que van a usar sus servicios.

NO PERDER LOS ESTRIBOS

La paciencia es una virtud que beben cultivar tanto el guía como los pescadores si quieren que todo transcurra serenamente. Cualquiera que pierda la paciencia arruinará por completo el día de pesca. Ni el guía puede pretender que el cliente acierte a una moneda a treinta metros con un reach cast perfecto ni el pescador puede esperar que el guía no descanse un minuto en todo el día, algo muy necesario para recuperar la concentración. Pocos guías buenos tienen días libre entre los grupos, la mayor parte del tiempo despiden a un grupo y reciben al mismo tiempo al siguiente. Recuerdo flotada tras flotada en el Aluminé y Collón sin días libres intermedios. Flotadas de tres días con campamento, sin pilcheros donde nos abandonaba un grupo y nos entregaban uno nuevo con las nuevas heladeras y equipo de campamento limpio. Remábamos, cocinábamos y armábamos campamentos sin solución de continuidad y cada grupo llegaba fresco tras un año de espera por esos días de pesca.

Los clientes tienen que entender que no son los primeros que llegan y entender cuando el guía necesita solo unos minutos de descanso, en ese momento cualquier ayuda es absolutamente apreciada y genera entre el guía y el cliente un vínculo imposible de explicar pero que predispone al guía para dar lo mejor y el máximo esfuerzo.

Hay momentos en que el pescador necesita ayuda y el guía tiene que estar ahí para enseñarle algún cast, mejorar otros o ayudar en la corriente pero también hay situaciones donde el guía necesita una mano por ejemplo al bajar un bote en un lago, o pasar la balsa por un bajo cuando hay poca agua. No se imaginan lo que ayuda que otras manos sostengan el trailer un día de viento, o carguen las heladeras entre dos entre las piedras. Los días de viento fuerte exigen al guía mas allá de lo que puedan imaginar, y una ayuda aunque sea algo muy sencillo se siente realmente bien.

CON LA MENTE ABIERTA

Esto aplica a guías y pescadores por igual, nadie puede tener todas las respuestas todo el tiempo y nunca hay un solo modo de convencer a las truchas. Ni el pescador ni el guía deben obcecarse en algo porque cualquiera que diga que una mosca no va a funcionar, lo hará; o que una técnica no sirve, servirá; o que no hay truchas, la mas grande seguro va a picar. La ley de Murphy aplicada a los pescadores que se cumple inexorablemente y nos dice que guías y clientes deben aprender el uno del otro. En mis muchos años como guía aún de los clientes mas inexpertos siempre aprendí algo importante, algo que en su inexperiencia hacían diferente y resolvía un problema complejo sin que lo advirtieran. Una especie de pensamiento alternativo que pescadores con mas horas habían perdido aferrados a una experiencia personal que nunca puede ser completa. Incluso los guías frecuentemente nos quedamos demasiado en una zona de comfort temerosos de experimentar, algo entendible cuando guiamos. por eso la osadía del novato diría que es fundamental, la parte libre nuestra que no podemos usar cuando estamos contratados.

PASAR UN BUEN MOMENTO

Cualquiera que solo piense en una cantidad de truchas por día, en los kilos o la foto, perderá los mejores momentos de la salida. No hay guía que no tenga buenos cuentos sobre las historias del lugar y sus moradores. O aprecie el paisaje mientras el bote baja en silencio, el color de los árboles, el color del sol cuando se hunde tras el horizonte, especialmente un día nublado o simplemente el planeo de un condor mientras vigila el valle. Son los detalles lo que realmente enriquece la salida y guías y clientes deben disfrutarlos por igual porque de esa sensibilidad hacia todas las cosas que rodean nuestra pesca nace el clima perfecto para que todos acumulemos los mejores recuerdos, señal de que realmente estamos viviendo una buena vida.