Fines de marzo, tiempo seco, agua muy baja. Estuvimos desde principios de mes en San Martín de los Andes. La pesca buena, tanto en Chimehuin como el Quiquilhue. Los últimos días éste estaba tan bajo que se hacía difícil engañar a las truchas. Resolvimos ir a Traful. Estuvimos a principios de enero con mi padre. El agua estaba tan alta que casi no se podía pescar con mosca. Ahora el panorama era al revés, llegamos y nos informaron que se sacaba poco.

Pim Lariviere y Tito Balcarce se volvían a Buenos Aires, pero nos autorizaron acampar. Fuimos informados de paso que Mr. Mallet estaba en el río.

La primera mañana pescamos el “Campamento”, aun no se había vedado. Quien no conoce este río se pierde lo mejor de la cordillera. Aquella mañana el río era algo indescriptible, jamás lo volví a ver tan bonito. Estaba bajo, el agua de una transparencia inconcebible y el pool rebalsando de salmones. Estaban formados en filas, igual que un regimiento listo para una revista militar. Ese río lo he pescado desde la boca hasta la confluencia, es preciso todo. Inclusive lo navegué en todo su curso, con Felipe Lariviere y Angel Pacheco.

El Campamento es el pool por antonomasia, es el lugar más lindo, dentro de lo más lindo que tiene el Sur Argentino. Llegar al río, armar, ponernos los waders y empezar a tirar fue todo uno, en escribirlo tardo más. Me imaginaba una de esas mañanas triunfales de 7 u 8 salmones.

Entré bien arriba, tiraba a la piedra. Había leído a Waddington ese invierno y estaba seguro de conocer todos los secretos del salmón. Por supuesto estaba usando moscas “low wáter” (moscas especiales para fin de verano, con poca agua). Supongo que empecé con una “March Brown” (siempre empiezo con ellas). Había recorrido ½ pool, no movía un solo pescado. Cambiaba moscas, más grandes, más chicas, más brillantes, etc. . . y nada. Terminé de pescar el pool, ni un pique. Cuando salgo del agua me encuentro con un Sr. muy entrado en años, muy inglés, caña de “Greenheart” de dos manos, botas de lavador de autos. Me presento y me pongo a charlar. Resultó ser Mr, Mallet. Charlando, le cuento mi experiencia. Entonces miró mi caña, la línea y la mosca, me preguntó si la línea flotaba bien, finalmente miró mi tanza y me dice: “Ese es su mal, muy corta y muy gruesa”. En esa época usaba tanzas de 6 a 8 pies de nylon, hechas por mí y teñidas con nitrato de plata. Usaba tipets de 6 lbs. Nos sentamos en la orilla, abrió su bolsa de pesca, sacó un carretel de nylon de 4 lbs y otro de 2 lbs. Me agregó como 6 pies más con 2 lbs, en la punta, después miró mis moscas, eligió una de “Sea trout” muy chiquita, también la ato en mi tanza, me dijo: “Vaya y pruebe”. No me hice rogar, al segundo o tercer cast prendí un salmón, saltó y me cortó. Até otra mosca igual y se repite el pique, saltó y también me cortó, entonces me doy vuelta y le digo “¡Con nylon tan fino me cortarán todos!” Se rió y me contestó: “Yo le dije que los haría tomar, no que los sacaría”. Mr. Mallet es uno de los 5 ó 6 mejores pescadores que he conocido. Al año siguiente pescamos juntos en Junín de los Andes y lo vi hacer verdaderas hazañas, aunque la mayor parte las hizo aquella mañana en Traful. Con ese garrote de 14 pies y nylon de 2 libras, moscas No. 14, sacó 3 salmones entre 3 y 4 kg. Yo no saqué ninguno, pero perdí varios. Esta prueba de la tanza la he repetido desde entonces, siempre con éxito, ahora a veces hasta saco algún pescado bueno. El secreto está en mantener siempre, desde antes del pique la caña perpendicular al agua.

El salmón es un bicho extraño, nadie sabe por qué pica, ya que en el río no come. Hay innumerables libros escritos sobre él y por supuesto millones de teorías. En este país no hay salmones que van al mar, sólo hay una variedad de salmón “encerrado”, es decir pasa toda su vida en agua dulce. Son los “Salmón Salar Sebago” originarios de EE.UU. y perfectamente ambientados en nuestro Sur, aunque sólo se encuentran, que yo sepa, en el Lago Nahuel Huapi, Río Limay, Lago Traful, Río Traful, Currue Grande, Meliquina y ríos 1, 2 y 3 del Lago Situación. Yo los he visto y pescado en estos lugares.

El salmón puede enervar a un pescador bisoño. Se ven, se les tira, se les pasa la mosca por la trompa y no toman. Una vez, en cierto lugar de Traful, había un salmón colocado muy sobre la orilla. Crucé el río, le empecé a tirar, usé todas las tretas que conocía. Finalmente recrucé el río, me puse delante de él, le dejé ir la mosca con la corriente, cuando la tuve a 1 cm del salmón, la deje quieta. La movía, la traía, la dejaba caer; hasta lo toque varias veces y no se movió. Hay quien dice que si ven un pescado lo saca, yo pagaría cualquier cosa para ver sacar un salmón que no quiere tomar, además son totalmente impredictibles. Un año estábamos acampando en el No. 4 con Joe Brooks y el Bebe Anchorena. A mí se me había ocurrido pescar el No. 4, así que lo crucé, subí a unas piedras altas que hay enfrente y estudié la situación. Había dos pescados a la vista y varias truchitas muy chicas. Volví a cruzar y empecé a tirarles. Con el tercer o cuarto tiro saqué uno. Seguí tirando y no podía mover el segundo salmón. Aburrido, me fui a tomar mate; al rato vuelvo, sin cambiar mosca, le tiro de nuevo. Estuve como una hora, ya muy aburrido hice u cast y largue línea del reel y parte del backing, la mosca estaba lejos y atrás del pescado. Como había mucha línea afuera, empecé a recoger con el reel, la corriente había traído mi mosca casi a la orilla. En eso veo al salmón dejar su lugar, como un rayo cruza el pool y toma mi mosca!!!

Pero además de que son impredectibles, son los gladiadores del río. Ningún pescado pelea tanto, tan bien y con tanto corazón. Hasta que no están en seco uno no está seguro de tenerlo; eso sí, cuando se entregan están exhaustos y un pescador experimentado los puede sacar de la cola sin necesidad de bichero ni de red.

Son tan bravos que muchas veces hay que seguirlos por que el backing no alcanza. Lo he visto a Joe Brooks seguir salmones desde el Chorro hasta cerca del No. 4. El Bebe siguió uno del No. 4 casi hasta “la Ventana”; yo, quererlo bicheriar, corté la tanza y se le fue; no hay comedido que le vaya bien!!!

Yo seguí uno desde el “Horse Shoe” hasta “los rápidos”; lo saque, pero largué “los bofes”.

Cuál es el método para sacar salmones, creo que depende de cada uno. Wood con su método de “greased line”, Waddington con el suyo, La Branche y Hewitt con la mosca seca. En la Argentina, Tito Hossmann tiene un sistema propio y saca mucho. El Bebe es tal vez menos convencional, usa todos los métodos y saca mucho. Yo personalmente creo que con agua normal y bajo el método de Wood es el mejor. Con mucha agua, sinking line y mosca grande. Normalmente, cuando pesco salmones no muevo la mosca o la muevo muy despacio. Joe Brooks la movía mucho, ligero. En fin, dar un sistema es para mí imposible. Creo que cada cual desarrolla su sistema propio de acuerdo a su experiencia. Para sacar salmones se requiere experiencia real, no la que se aprende en los libros.

El sistema que yo uso tiene algo que vale la pena experimentar. Requiere un dominio de uno mismo muy grande. La mosca flota inmóvil en el agua a uno o dos cms. de la superficie. Por lo general el salmón sube muy despacio, toma la mosca suavemente, de modo que si clavamos es muy probable que le quitemos el anzuelo de la boca. En lugar de clavar, cuando se siente el pique o se ve el lomo del salmón, hay que bajar la caña y largar hilo. Como esto es al revés de lo que se hace siempre, requiere de una gran concentración y dominio de los reflejos. Yo diría que lo que casi más me divierte del salmón, es el pique, usando este sistema. He probado el método con truchas y me ha resultado, pescando en aguas que corren mucho.

El río Traful es el único río que se mantiene como hace años. Se debe a Don Felipe Lariviere, que lo supo cuidar y conservar, ojalá su ejemplo cunda entre quienes todavía pueden conservar la pesca en el Sur Argentino.

La pesca del salmón es tan apasionante que recuerdo un año que manejé dos días con sus noches por pésimos caminos en una Mercedes gasolera, llegue a Traful, acampé en el Cuyin Manzano, me puse los waders y hasta que no saqué un salmón no me fui a dormir.

El salmón más grande que yo he sacado era una hembra de 6.250 kg en el pool “El Chorro”. Pero el más divertido lo saqué en “El Leonora”. Estábamos con Joe Brooks, que quería tomar una foto, sacando de la cola un salmón. El primero que prendí hizo algo insólito. Después de un rato de lucha, salió del medio del río nadando a toda velocidad hacia la orilla opuesta, que es una piedra chata enorme que cae vertical al río. Cuando llegó a la piedra, saltó, pegó de plano en la roca y se desprendió. La verdad que el “show” valía la pena y no importaba perderlo. El siguiente tomó bien, peleó muy poco y vino muy manso. No me gustaba el asunto, pero tenía que levantarlo, Joe estaba cámara en mano a 2 mts de mí. Cuando me agacho y lo toco, picó, pasó por entre las piernas, la caña doblada al máximo. Pasar la pierna con waders y con el agua a las rodillas, en un fondo resbaloso, fue un espectáculo mucho más gracioso que el salmón. Por fin estuve en posición normal y reinicié la batalla que ahora si duró 10 minutos; por fin lo tuve, esta vez me mojé bien la mano para enfriarla y agarré el salmón, lo levanté y Joe me sacó la foto que está publicada en este libro.

En el Limay nunca saqué un salmón pero sé que han sacado, lo mismo que en el Nahuel Huapi. Al río 1 y lago 1 he ido dos veces, en ambas oportunidades los he visto pero no los he sacado.

La última vez que fui tuve un pique de un salmón grande; a este lo vi, pero había un huracán y estaba tirando lejos. Cuando saqué la mosca después del pique estaba totalmente cerrado el anzuelo, es decir que habría pegado en el suelo, por eso no enganché tal vez, el que debió ser mi primer salmón en el río 1.

El equipo para salmones en la Argentina es igual que para las truchas: cañas de 9 u 8 ½ pies, línea W.F. 7 sinking o floating, tanza de 10 a 12 pies, 6 lbs. en la punta.

¿Moscas? Las del salmón son tan lindas que todas son buenas. Si tuviera que recomendar tendría que mencionar de entre las inglesas de los dos tipos. Normales Silver Doctor, Beauty Snow, Jock Scott entre ellas Low Water Shrimp, Blue Charm, Lady Caroline y por supuesto “March Brown”, ésta no es tan linda pero es muy buena. Entre las americanas creo que la Big Hole Demon, Woolly Worm, Blonde, Muddler Monnow, Marabou. Entre las criollas, “La Matona”, mosca sensacional atada e inventada por Pepe Navas y que ha matado más pescados que ninguna otra Nacional o Extranjera.

Si alguien cree que con estos datos sacará salmones, le diré que no. Eventualmente sacará su salmón.

El sol no ha salido aún entre las montañas del valle de Traful, pero la claridad es total. Salgo de mi pequeña carpa individual con mucho sueño en los ojos, contemplamos el desorden del camping. Hace frio. Al caminar sobre el pastito, notamos que cruje la helada, es mediados de febrero. Sobre el río, una nube de bruma recorre su curso, al lavarnos la cara, el frio del agua termina de despabilarnos. Contémplanos extasiados el pool, el Nro 4 del Río Traful, ¿Qué misterios ocultan esas aguas transparentes y profundas? Nos dan ganas de cruzar para subirnos a la piedra y contemplar el fondo, pero hay que prender el fuego para el desayuno. Joe Brooks y Bebe Anchorena duermen todavía en la carpa más grande. Prendo el fuego, pongo la pava. Mientras se calienta el agua y preparo el mate, el sol ya asoma entre las montañas, el valle se tiñe de oro, se disipa de a poco la niebla del río, una pequeña bruma empieza a envolvernos, es la helada que se levanta.

Tomo unos mates y aparecen Joe y el Bebe. Después de tomarnos una pava de amargos, (Joe es el más matero de los tres), el Bebe hace una panceta con huevos que despachamos en un santiamén, nos calzamos los waders y caña al hombro partimos rumbo “al Chorro”. Hace dos o tres veranos, desde la clausura de la Boca, lo pescamos mucho, rinde bien. Este va a ser el primer contacto de Joe con los salmones argentinos. Cruzamos el río, el Bebe se queda del mismo lado del camping. Joe entra adelante mío, a los pocos minutos tiene un pique, lo quiere apurar, el salmón se le va. Vuelve a empezar, otro pique y otro que se escapa; queda desconcertado, pero ya se ubica con el tercero. Cambia de táctica, pero éste es un corredor. A Joe se le acaba el backing en el reel, empieza a correr, lo tiene que correr como doscientos metros. Al fin lo tiene en la playa, vuelve jadeante pero sonriente. Mientras tanto yo entro al agua. El río corre chato. Tiro lo más lejos posible. Mi línea blanca flota y la sigo con la vista, cuando la panza de la línea está por pasar la mosca, que navega a 2 o 3 cm bajo la superficie, hago un “mend” hacia atrás y logro que la mosca siga lentamente “pescando” a la velocidad de la corriente. El “mend” consiste en “dar vuelta” la comba de la línea hacia atrás cuando hay que ir más despacio, o hacia adelante cuando hay que acelerar el paso de la mosca. Se hace levantando la línea del agua, sin mover la mosca. Para ello se levanta muy despacio la punta de la caña y cuando tenemos suficiente línea en el aire, con un movimiento de muñeca que hace describir un semicírculo a la puntera en la dirección que deseamos, hacemos que la línea caiga hacia atrás o hacia adelante. Lo más importante es que toda la maniobra se realice sin que la mosca se mueva.

Después de corregida nuestra línea, la mosca entra en la zona de pique. Efectivamente, vemos la aleta negra de un salmón delante de nuestra mosca. Cuando la cola emerge, suelto los dos o tres rollos de línea que conservaba en la mano izquierda y levanto la caña para evitar que el tirón me corte la punta fina (4 lbs.) de la tanza.

La línea esta momentáneamente detenida en el agua, Al aflojarse, la corriente hace mover y siento el peso del salmón que al pincharse salta fuera del agua. Un segundo salto casi inmediato y un desplazamiento de un par de metros sobre la cola, particularidad coreográfica de los salmones, que en sus saltos parecen bailando sobre la cola. Hace un par de corridas que sacan bastante backing. Nuevos saltos y por fin lo traigo. Cuando se da vuelta “panza arriba” lo tomo de la cola y lo saco a la orilla. Ni bien lo pongo en el suelo y busco a mis compañeros con la mirada los veo con sendos salmones prendidos.

Sacamos 9 salmones en una mañana sin movernos del “Chorro”, Joe está encantado. Volvemos al camping, son como las tres de la tarde, hay que cocinar el almuerzo. Así era el Río Traful hace 15 años, creo que sigue igual y así lo espero, es sin duda el mejor río de mosca de la Republica Argentina.

Hace años que escribí esto. Hoy Felipe y Maurice Lariviere hacen enormes esfuerzos por conservar esa maravilla que es Traful.