Una escalera de peces es una estructura que comunica el nivel de aguas arriba de una presa con el nivel del aguas abajo, de tal manera que los peces que migran por el cauce del río puedan salvar el desnivel que corta su paso.

Desde que se abrió en 2010, la mayor escalera de peces de nuestro continente [Europa] se encuentra en la presa de Geesthacht, en el río Elba cerca de Hamburgo, que retiene las aguas hasta los 4 metros de altura, y que está situada a 142 kilómetros de distancia de su desembocadura en el Mar del Norte.

Y en sólo dos años de funcionamiento, se ha convertido en un éxito rotundo, según afirman los propietarios de la empresa eléctrica Vattenfall que gestiona la infraestructura, que junto con los científicos del Instituto de Ecología Aplicada alemana dicen haber contado un millón de peces en su camino hacia aguas más tranquilas de cría.





















La “escalera” es una enorme estructura de hormigón que mide 550 metros de largo y consta de casi 50 piscinas de 16 metros de ancho, de poca profundidad y enlazadas entre sí para permitir que los peces puedan pasar entre ellas hacía sus zonas de desove; incluso hasta los esturiones del Atlántico (que llegan a medir 3 metros de largo) pueden hacerlo. Su coste fue de 20 millones de euros.

Según los ingenieros hidrólogos, el agua que fluye entre las piscinas debe caer a la velocidad correcta: lo suficientemente rápido como para atraer a los peces, pero lo suficientemente lento como para no detener su camino natural de migración.Y para deleite de los ecologistas, la escalera ha funcionado con nada menos que 45 especies que habitan el río Elba, no sólo fuertes nadadores a contracorriente como el salmón, la anguila, la trucha de mar o la lamprea, sino también con peces típicos del Elba como el lucio y el pez gato, que en general se cree que tienen un instinto migratorio más débil.

Los biólogos, en su recuento, han estimado que había días que llegaban a subir hasta 25.000 peces diarios; y esta semana pasada contaron su “pez un millón”, una lota 50 cm de largo que pesó 972 gramos en báscula. Porque los biólogos y los ecólogos han estado acampando en la parte superior de la presa desde la apertura de la escalera, para contar, identificar, pesar y medir a los peces a medida que pasaban, para ponerlos de nuevo en las aguas más altas para que pudieran seguir su viaje hacia la perpetuación de la especie.Y han demostrado la eficacia de este tipo de infraestructuras, a pesar de que Vattenfall solamente acordó construir la escalera como una condición previa para la construcción de la cercana central eléctrica de Hamburgo-Moorburg.