Recientemente, un pescador vestido con botas de goma y capucha, se ahogó al ser arrastrado con su canoa río abajo por una corriente. 

Reportando el accidente, los diarios informaron que hubiera podido nadar y salvarse de no haber sido por el agua que quedó atrapada en sus ropas de goma. 

Varios meses atrás, un surfcaster resbaló sobre una roca cubierta de musgo en un estuario de fuerte oleaje, golpeando su cabeza sobre una piedra y perdiendo el conocimiento. 

Fue visto flotando mar adentro con las piernas sobresaliendo del agua y la cara sumergida. Se presume que murió debido a su equipo de goma. Este es nuestro tema. 

¿Son los waders u otros equipos para el mal tiempo seguros para los pescadores o son simplemente trampas mortales?

¿Podría, el uso de equipos para vadear, causarle la muerte, si usted es arrojado desde la cubierta de una pequeña embarcación, o si resbala desde un banco de arena a aguas profundas?
¿Cuál es la mejor conducta a seguir, para salvar su vida en esta situación?

Para encontrar la respuesta lo probamos.

Un veterano pescador se ofreció como voluntario, para servir de modelo.
Hombre rollizo, de 1,80 m. de altura y de más de 100 kg. de peso, era adicto a saltar las rocas a la luz de la luna, persiguiendo lobinas rayadas. Tenía un interés personal en el problema. El soportó una infructuosa sesión al ser lanzado de cabeza desde el skiffer de 16 pies, saltando sobre la borda desde el mismo bote con los pies primero y finalmente saliendo de un banco de arena, hacia la rápida corriente y corte de un profundo canal durante la plena baja marea. 

Inicialmente, en cada caso, no experimentó ninguna dificultad particular, manteniéndose a flote. Se despojó de su equipo en el agua y nadó hacia la costa. Desde luego, él conocía muy bien lo que hacía y pudo anticiparse a la situación. En realidad, no estaba ni confundido ni asustado. 
"Si usted se siente caer, lo puede evitar. Coloque los pies primero".





























El incremento de la presión del agua desde el exterior, le estruja la goma en los tobillos y la tibia, forzando el cierre hacia arriba de los waders, facilitando sacarlos después que se llenan con agua. El efecto psicológico de flotar con las piernas hacia abajo y la cabeza en el alto, ayuda a contrarrestar el temor causado por el aire atrapado, que hace que sus piernas sean empujadas hacia arriba. El aire es embolsado en sus waders, cuando usted cae desde la borda con la cabeza hacia abajo, pero esto no causa ninguna dificultad especial. "Mi cabeza no estuvo forzada a mantenerse bajo el agua, y estuve en condiciones de hacer escapar el aire, y forzar mis pies hacia abajo en una posición normal, aplicando simplemente un moderado esfuerzo muscular", explicó. 

Para reforzar estas opiniones, pedimos a media docena de experimentados navegantes de pequeños botes y pescadores, que hicieran pruebas similares y registraron los resultados. Bajo condiciones tan variadas como una corriente que baja de una montaña cargada de hielo, una marea rompiente y un canal de entrada lleno de arena a un canal de puente. El consenso fue el siguiente: Vistiendo botas de goma altas hasta el pecho, y una capucha para mal tiempo, con las tiras para la cara fuertemente atadas a su mentón y un sólido cinturón, usted no tendrá problemas si cae sobre la borda. Golpeando el agua con los pies, la presión acuática normal, evacuará el agua de las piernas. Con la cabeza hacia abajo, una cantidad moderada de aire quedará atrapada en los pies y también en el área del pecho, debajo de su capucha. Con los pies y el pecho hacia arriba, y la cabeza totalmente sobre la superficie, usted flotará en forma tan cómoda como cualquier marinero, en un salvavidas militar tipo Mae West.

Aflojando su cinturón tanto como la cinta de su capucha, y forzando los pies hacia abajo, se pueden hacer escapar el aire a través de la apertura del cuello de su capuchón. En todos los casos de que nuestro conejito de indias náutico había perdido este aire que lo empujaba hacia arriba, fue forzado a empujarse en el agua para flotar. La lección a aprender es obvia, usted no puede nadar vestido con waders y capucha, pero puede flotar. No se ahogará en profundidades de 10, 50 o 100 pies de agua, salvo que cometa alguna tontería, como asustarse y mover los brazos energéticamente intentando nadar. Si usted está con algún compañero de bote u otro pescador, la conducta más prudente puede ser simplemente la de quedarse calmo, sin hacer nada, esperando ayuda de los demás. Si usted está solo, es muy posible que las corrientes naturales del agua y/o las mareas lo lleven más allá de las aguas profundas, hacia un lugar seguro. 

Bajo circunstancias naturales, no se apure a sacarse los waders y la capucha y comience a nadar en busca de tierra firme. En cualquier clase de aguas calmas usted flotará como un corcho. ¡No evacue el aire de la sección de las piernas de sus waders con fuerza ascensional! Hinche su pecho hacia arriba como un soldado bajo inspección. Muévase tranquilamente en la superficie, tomando tiempo para examinar la situación. Espere ayuda desde la costa o flote a través de los espacios de aguas profundas hacía las corrientes más bajas, o en dirección a la costa opuesta. En la mayoría de las situaciones ordinarias de pesca de trucha, no tendría que tirar ni sus avíos de pesca ni su ropa. Ajuste el extremo de la caña de pescar bajo su axila, haciendo que ésta apunte hacia el cielo. Aprovechando las ventajas de la corriente normal, será capaz de avanzar con sus manos y empujarse hacia aguas bajas. En la boca ancha de una caleta o en la entrada de un estuario, puede ser posible flotar mar adentro hasta tanto la corriente afloje, y vuelva en estilo de herradura hacia atrás en dirección a la playa. Casi invariablemente, resultará peligroso luchar contra la corriente o la marea, en el intento de alcanzar la tierra seca más cercana. Supongamos que usted se haya caído desde una roca rompeolas, o ha sido arrastrado desde un banco de arena en fuerte marea menguante, de manera que está flotando desde una boca de agua salada hacia una agua dulce que se rompe sobre un arrecife. Lleve siempre consigo un filoso cuchillo en su cinturón. Tómelo firmemente en sus manos o sujételo entre sus dientes. No se asuste. Vaya con la corriente mientras se saca su cinturón y su capuchón, y haga bajar sus botas de goma hasta sus tobillos. Gírese sobre su estómago y haga una profunda respiración. Meta su cabeza debajo del agua y deshágase de sus botas de goma, una pierna por vez. 

No es posible enfatizar suficientemente la necesidad de mantenerse calmo y actuar sin apresuramientos. Admitimos que es difícil y exigirá un tremendo poder de concentración y de voluntad. Recuerde que movimientos rápidos y descontrolados sólo agotaran su resistencia. Usted no puede superar con sus pataleos y su potencia a Neptuno, sobre todo cuando el océano está turbulento. Pero puede maniobrar para triunfar sobre el mar. Muchas experiencias de practicantes de surf experimentados, no aprueban el uso de cintas para apretar en lugar de un cinturón externo sobre un sacón parca en marejadas altas o en aguas violentas. Es muy simple. Los nudos pueden atascarse en condiciones de emergencia, forzando a cortarlos. Sin embargo, si usted posee semejante equipo, puede dejar las cintas sin atar. Puede lograr idénticos efectos a prueba de agua ajustándose fuertemente un cinturón tejido, donde pueda mantener también su carnada, una cadena para peces, un arpón envainado y un cuchillo. Este cinturón puede ser rápidamente abierto con un movimiento de muñeca. Sobre rocas cubiertas de musgo donde los resbalones son un problema continuo, use botas de goma con suelas de fieltros o zapatos con agarraderas para hielo antes de subir a las rocas. Las botas de goma con suelas de de fieltro son un poco más costosas que los modelos convencionales, pero ellas se mantienen prendidas de las algas y resultan muy cómodas. Sin embargo, en una jornada larga de “casting”, las botas con tapones de hacen insoportables y hasta dolorosas para sus pies. A su vez, si usted habitualmente pesca en una playa de suave arena más que en rocas, las botas de goma con suela de fieltro tienden rápidamente a desgastarse y a perder su poder de agarre. Si se usan para excursiones, pueden resultar un gasto inútil. En tales casos es mucha más práctico usar el tipo más convencional de botas con suela de goma, reservando las de tapones para viajes ocasionales que incluyan saltar sobre rocas. El propósito principal al introducirse y vadear un lago, un río, o una laguna salada, o el oleaje del océano, es aproximarse más a la especie que uno quiere pescar, de modo que se pueda tirar la línea con mayor facilidad y efectividad. Se logra tal resultado si se realiza sensiblemente. 

Joe Brooks manifestó cierta vez: “Los pescadores que vadean deben recordar hacerlo con quietud y seguridad. Ya sea usted pescador de caña con cebo de salmón o pescador de surf llevando tres o cuatro onzas de caña en una mochila. El consejo, es el mismo, ya sea uno u otro caso. “

Una lobina rayada, alimentándose a lo largo de una laguna en el turno de medianoche, será espantada por ruidos extraños y siniestros tan rápidamente como una trucha marrón acostada a lo largo de los pilares de un puente, o en los remansos detrás de una roca. Todas las especies de peces difíciles de pescar sentirán u oirán a un pescador con pies de elefante, que avanza desatinadamente a lo largo de una sucesión de rocas o piedrillas. La mayoría de los auténticos pescadores se convirtieron en campeones, siendo instintivamente cautelosos más bien que ingenuamente inconscientes del peligro potencial. Vadee despacio en todo momento, y en particular después del anochecer. Apoye su pie cuidadosamente, sin poner todo el peso sobre él, hasta que esté seguro. Actúe tan tranquilo como sea posible, tan lento como una tortuga y tan cauto como un camello. Use el extremo de su caña de pescar como apoyo si siente que va a resbalarse. No es la presión física sobre la caña que posee la mayoría del soporte, sino el tercer punto de balance y probablemente evitará que usted se caiga. En el agua dulce el bastón de vadeador puede ser usado más eficazmente contra la corriente. En cada caso el bastón puede ser de caña cortada a lo largo de la orilla. Apóyelo firmemente en la arena o cálcelo entre las rocas, levemente más adelante de sus pies. Procediendo lentamente, podrá arribar seco a destino. Siempre que sea posible, lo que por demás resulta evidente, marque visualmente un derrotero previo antes de intentar vadear una corriente extraña.

Supongamos que usted está cubierto hasta las rodillas en un típico río de montaña de corriente rápida. Sus primeros pasos son inseguros, y con un pie se resbala sobre una roca sesgada, o da un inesperado traspié en un pozo profundo. Use su caña de pescar como varilla para balancearse como un equilibrista. (1)

En las horas de oscuridad entre la medianoche y el amanecer, recuerdo haberme encallado sobre un banco de arena, cuando la marea hizo un corte entre mí y la costa. Yo era más joven y más delgado en aquella época. El viento gemía fuertemente desde lo alto de las olas y la marea creciente haría prontamente insostenible mi puesto sobre la arena. Cavé un pozo y enterré los peces que todavía estaban en la cuerda. Atando la línea sobre el “stringer”, pude aflojar el reel, y usar el pescado como ancla o amarre improvisado. Para ayudarme a balancear mi camino hacia la costa, solté la línea lentamente y me deslicé hacia atrás con la cara contra las olas rompientes, dejando que estas colaborarán en el proceso. Tirando del extremo de la caña de pescar, pocas horas después, cuando las estrepilantes olas barrieron sobre el banco de arena, tuve la suerte de recobrar el cordel de pesca. No recomiendo este proceso a otro pescador, a no ser en caso de suma emergencia, ya que el final feliz, podría haber sido diferente. En todos los casos, con alguna experiencia práctica, aprenderá a leer el oleaje o el cauce del rio en la misma forma que un camionero conoce las carreteras. Por ejemplo, el color, las profundidades y el oleaje difiere radicalmente en aguas dulces y saladas. Mirando a través de anteojos polarizados, las profundidades tienen un matiz rojo oscuro. Los rizos son marrón blanquecino, galonados con espuma.

El agua forma remolinos detrás de cantos rodados semisumergidos y otras obstrucciones ayudando a construir puntos de una península de piedrecillas y arena donde el río dobla y el océano entra en una caleta semicircular. Conociendo esto, los prudentes pescadores pueden sacar ventaja de estas configuraciones naturales para acercarse más al pez o ayudarse a sí mismo a ganar seguridad si la situación así lo exige. 

(1) Generalmente el extremo más pesado debe apuntar hacia la parte superior del río. Separe los brazos del cuerpo tanto como pueda para aumentar el equilibrio. Si le resulta práctico, hunda fuerte y firme la caña de pescar dentro del agua. El movimiento y el resultado de la fuerza hacia arriba lo ayudarán a recobrar su equilibrio.

Si a pesar de todas las precauciones, el agua ha subido por encima de las botas de goma, trate de levantar sus dedos tan alto como pueda, y facilite su camino hacia aguas menos profundas, moviéndose con la corriente.

¡Vaya siempre con la corriente, no en contra! Aun si los bancos de arena están a varios centenares de metros, al final de una profunda laguna avance o flote en dirección hacia ellos, en lugar de intentar ir contra la corriente.