Marcelo Morales es un referente absoluto en la pesca con mosca. Ha logrado trascender la frontera Argentina debido a la calidad de sus artículos, moscas y cañas de bambú. Quien haya visto su serie de moscas de Carrie Stevens en los libros de Paul Schmookler difícilmente pueda olvidarlas. Su carácter inquisitivo lo ha llevado a indagar en la historia de la pesca con mosca, comunicándola a las nuevas generaciones. Gracias a su espíritu aventurero ha recorrido muchos de los lugares más exóticos del planeta. Personalmente, habiendo comenzado a pescar con mosca durante la década del 90, una de las principales fuentes de consulta fueron los artículos escritos por Marcelo. Ha enseñado a miles de mosqueros, es alguien siempre dispuesto a compartir todo y dar una mano. Por sobre todo, es un verdadero enamorado de la pesca con mosca. Es un placer compartir con ustedes los conceptos y vivencias de Marcelo. 
FD: Nos gustaría que nos cuentes acerca de tus inicios en la pesca. Dónde pescabas, en qué modalidades?
MM: Fue algo muy curioso ya que en casa nadie pescaba, sólo un hermano de papá pescaba corvinas en Mar Chiquita con carnada, pero solo una vez fui a pescar con él. De chico, realmente me acerque a la pesca por una necesidad visceral e instintiva. Papa trabajaba en Punta Alta muy cerca de Bahía Blanca, un lugar tan cercano al mar que nos invitaba a pescar en cada rato libre del colegio o en las vacaciones. En aquella época los chicos andaban sueltos por todos lados desde los 6 años montando sus bicicletas oxidadas y abolladas por el uso. Éramos una banda de amigos muy salvaje que cuando no estábamos en nuestro fuerte de tablas de cajón de fruta en pleno bosque, escapábamos al mar donde pescábamos pejerreyes y corvinas con carnada desde los espigones de piedra. Utilizábamos un poco de tanza, un anzuelo y plomadas caseras que fundíamos nosotros mismos en una lata con arena. Empecé a pescar desde los niveles más básicos sin saltar ninguna etapa.
Cuando volvimos a Buenos Aires descubrí que existían los lagos de Palermo, que en ese momento eran ambientes puros y pesqueros maravillosos. En sus aguas claras crecía una saludable vegetación y abundaban grandes tarariras, chanchitas, bagres sapos, dentudos enormes y sábalos mitológicos que arrastraban triples y señuelos en el lomo casi como si fueran Moby Dick. Por esos tiempos los buenos resultados en el colegio tenían una interesante recompensa. Le cambiaba a mis padres buenas notas por equipos de pesca cada vez mejores. Empecé pescando tarariras y chanchitas con carnada pasando rápidamente al uso de señuelos artificiales con equipo de spinning. 
El libro “Spinning, Pesca calificada” de Zapico Antuña era nuestra biblia y no éramos pocos los que podíamos recitarlo de memoria sin fallar una palabra u olvidar una foto.
Literalmente vivíamos en Palermo de sol a sol al punto que conocíamos donde vivía cada tararira y chanchita grande. Fabricábamos muchos de nuestros señuelos buscando modelos que no se conseguían o no existían en ese momento. Se formó así un grupo genial de chicos que pescábamos con spinning y bait casting muchos de los cuales pasamos con el tiempo a pescar con mosca sin olvidar ni en lo más mínimo nuestras raíces. 
Después vino la época de gloria de las lagunas bonaerenses, las Encadenadas. Cuando tuvimos edad suficiente para que nos autorizaran, empezamos a ir a pescar a las lagunas en micro y en tren. Todavía recuerdo la cara burlona de la gente cuando nos veía con nuestras cañas y equipos de campamento al subir al tren a las 4 de la mañana. 
Mientras otros volvían de bailar con sus novias nosotros con nuestras cañitas y bolsos solo pensábamos en claros de agua cristalina, gambarusa y paredes de junco acariciadas por la brisa.Desde Chascomús caminábamos como catorce kilómetros hasta la laguna Vitel. El camino generalmente estaba inundado en la mejor época, Noviembre y Diciembre, cuando las tarariras estaban en las orillas tomando sol o alistándose para el desove. El barro nunca nos detuvo y muchas veces íbamos pescando en el mismo camino en patas para no embarrar las únicas zapatillas que teníamos. Había tarariras por todos lados y muchas impresionaban por su tamaño. Ya en esa época me había picado fuerte todo lo relativo a la pesca con artificiales. Leía todo lo que caía en mis manos con una voracidad insaciable y los manuales de Yaniz junto a Spinning Pesca Calificada de Zapico Antuña tuvieron profunda influencia en muchos sueños de chico y adolescente.
La pesca con mosca en ese entonces era casi una utopía, casi no se pescaba con mosca fuera de la patagonia y esas tierras nos parecían tan lejanas como la Luna, pero la historia no tardó en cambiar.
Finalmente con un amigo y Fermín, dueño del conocido negocio de pesca ¨La Barracuda¨ armamos el primer viaje y a bordo de una Fiat multicarga atiborrada de equipo salimos para Junín de los Andes. Entre todas las cosas que habíamos llevado había un equipo de mosca. Era una añeja Shakespeare Wonderod blanca con una pátina ambarina, para línea 11, completando el equipo un reel D.A.M. que cargaba una áspera línea level de número absolutamente desconocido. Nadie tenía la más pálida idea de cómo se lanzaba con mosca. Nos turnábamos con mi amigo para producirnos buenas ampollas en las manos tratando de hacer volar la línea. Finalmente nos conformamos con soltar línea corriente abajo para luego recoger la mosca. Así sacamos unas cuentas truchas en el Aluminé, el Chimehuín y el lago Currhué. Me acuerdo especialmente de una fontinalis muy linda que saqué en ese lago con una especie de Black Zulu inglesa. A partir de ese viaje la pesca con mosca me atrapó definitivamente y me convertí en un verdadero adicto, avido de información y vivencias.
Cuando volví a Bs. As. cambié un par de equipos de spinning que todavía lloro, por un equipo de mosca un poco mejor. La línea de flote tenía torpedo y todo. En esa época se pescaba todo de flote, casi no había líneas de hundimiento. Empecé a ir a Palermo donde se juntaban muchos pescadores de mosca. Ahí comenzó todo en serio cuando conocí a Jorge Dónovan. Al poco tiempo le mostré a Jorge unas moscas que yo había atado y me pidió que le atara algunas para el negocio que tenía en la calle Guido y Montevideo, un diminuto fly shop en la galería . Empecé atando moscas y al poco tiempo ya trabajaba al lado de Jorge. Era una época energizante, de verdaderos pioneros de la pesca con mosca en la Patagonia. Muchos de ellos eran hijos de los primeros pescadores con mosca de la Argentina. Las historias de los primeros pescadores mayormente se han perdido y es una verdadera pena. De los pescadores que pescaron del año 30 al año 50, Cornelio Donovan, padre de Jorge, brillaba por lo interesante y profundo de sus escritos. Escribió artículos muy importantes sobre el río Quillén detallando meticulosamente cada pozo y corredera. En el gráfico del río figuraban los insectos y las moscas que los imitaban. Todavía conservo alguno de los boletines que publicaba la Asociación de los Parques Nacionales, que después se convirtió en el club Norysur. En dichos boletines hay artículos de entomología y pesca que para la época eran revolucionarios y si los leemos hoy no han perdido un ápice de su vigencia.
Al poco tiempo aparecieron pescadores norteamericanos que trajeron los grandes streamers y bucktails desconocidos en nuestras aguas. Con esas imitaciones de peces empezaron a cobrarse con regularidad suiza grandes truchas donde se los empleara. Cuando empecé a pescar con mosca todavía pescaban mosqueros de la primer oleada y estaba en pleno la segunda oleada: Donovan, Anchorena, Radziwill, Calandra, Roselli, Quirno Lavalle, Salinas, Texier, Bilvao, los hermanos Roca Rivarola, Eliseo Fernandez, a quienes veía casi a diario por trabajar con Jorge. Había muchos más nombres en esa generación pero mencioné solo a los que más recuerdo por la frecuencia con la que nos veíamos. La tercer generación era la nuestra. Me tocó ver casi toda la evolución de la pesca con mosca en la Argentina. Desde los primeros escritos y los primeros lodges de pesca. Vi cómo evolucionaron los pescadores y los sitios de pesca. Lo que ha mejorado y lo que hemos perdido que no es tanto por fortuna.
Siempre me gusto la historia de la pesca con mosca, conocer el origen de las cosas que usamos y la técnicas que empleamos para no seguir inventando la rueda. A lo largo de muchos años he logrado formar una prolija biblioteca que cuenta con más de 2500 libros que me permiten ver el pasado y presente de la pesca con mosca con mucha claridad y descubrir que es realmente nuevo o las cosas que pensamos como nuevas y sencillamente estaban olvidadas por ser menos populares.
FD: Sabemos que Jorge Dónovan ha sido alguien muy importante para vos, cómo fue tu historia junto a el? 
MM: Jorge no solamente fue una persona importante para mí, sino para la pesca con mosca en la Argentina. Tenía ancestros irlandeses de los cuales había heredado un carácter explosivo pero al mismo tiempo fue un hombre de una honestidad y rectitud intachables. Trabajé con él en “Fly Fishing Enterprise” desde 1976 hasta que Jorge decidió retirarse al final de los ochenta y a partir de allí seguí sus pasos hasta el presente. Sin duda me considero el heredero de Jorge en la pesca con mosca.
Vi cómo Jorge introdujo en la Argentina la novedad del ¨Catch and Release¨ (pesca con devolución). Era un concepto nuevo y fue muy combatido por muchos pescadores y hoteleros hasta que finalmente hecho raíces y se convirtió en un recurso de manejo, económico y efectivo. Puso recursos de su bolsillo para avalar este concepto y difundirlo trayendo expertos en dicho tema desde el extranjero. El primer ámbito donde la pesca con devolución fue realmente tenida en cuenta fue una comisión asesora de pesca deportiva que funcionó un tiempo en Parques Nacionales, comisión que formamos varios integrantes de la AAPM con Jorge a la cabeza. Luego la pesca y devolución se empezó a ver en los reglamentos y cada día sumó más apoyo hasta que hoy es una norma generalizada en casi todos los ambientes por lo menos trucheros.
Inclusive, por gestión de Jorge se llegó a formar de forma efímera, una Federación de pesca con mosca. No hay duda que que Jorge era un gran visionario. Fue el primero en escribir sobre pesca de ninfas diminutas con equipo liviano. Era un apasionado también de la pesca con mosca seca y dejó muchos escritos sobre ese tema. A partir de un artículo que escribió Jorge que se llamó “El año de las secas y las ninfas”, que si mal no recuerdo fue en el Quillén, el mosquero argentino, acostumbrado mayormente a moscas húmedas y grandes streamers pudo enfrentar ríos más técnicos como el alto Malleo o las Champas del Quillén. Fue uno de los primeros en valorar la pesca de truchas en provincias como La Rioja, San Juan y San Luis, definitivamente a Jorge no le interesaba la popularidad de aparecer con una trucha grande y como el Bebe pescaba con el alma, era una batalla entre los peces y el, privada, íntima que no necesitaba ser mostrada para demostrar nada. Ese sentimiento lo grabó a fuego en todo su grupo de amigos que sin duda lo extrañamos bastante.
Para mí fue una persona importante, trabajar con el fue un placer y me permitió conectarme con los mejores exponentes de la pesca con mosca del mundo. Jorge fue el primero en traer a Joe Brooks y con Brooks aprendieron el ¨Double Haul¨ y a pescar con streamers. Lastima que yo todavía no había nacido cuando Brooks pescó nuestras aguas. A través de Jorge y sus relaciones conocí una pesca con mosca de altísimo nivel tanto técnico como espiritual y recuerdo que bién la pasábamos cuando el grupo se juntaba para hablar de lugares de pesca, peces, pescadores, filosofía y tradición mosquera.
FD: Has tenido la suerte de conocer mucho e inclusive pescar junto al Bebe Anchorena, cómo era?
MM: Compartí muchas pescas con el. Me alojaba en lo de Mendaña porque el costo estaba más de acuerdo con mi bolsillo entonces que el de la Hostería Chimehuín donde se reunían todos los mosqueros mayores. En esos momentos viajar al sur era todo un tema para un chico joven. Todos los días el Bebe venía a buscarme a media mañana para ir a la boca del Chimehuín o al río Quilquihue, nunca muy temprano. Al Bebe en esa época ya gustaba mucho más pescar con equipo liviano y moscas secas. Me enseño a pescar liviano y con secas en los pools del Quilquihue que están frente al aeropuerto. Todavía lo recuerdo tirando río arriba con su Hardy Phantom de 8 pies y línea 5. Casi siempre con una Adams o una Blue Dun en el tippet. Que buenas arco iris había en esa parte del Quilquihue, hace años que no voy.
El Bebe realmente pescaba sólo para él y odiaba cualquier tipo de publicidad. Me ha pasado de cruzarlo en el río y preguntarle cómo le había ido. El me contaba con qué equipo y mosca había pescado, nunca lo qué había pescado. Luego por boca de otros me enteraba que había sacado una marrón de 7 kilos con mosca seca. Pescaba para el mismo y todos los días se imponía un nuevo desafío. 
Una vez lo vi tirarle durante varios días a una marrón de más de 7 kilos con una variant, que es una mosca seca grande. Todos sabíamos que si le tiraba con una muddler o una spuddler el pique era seguro, pero al Bebe no le gustaban los caminos sencillos y se imponía desafíos. Finalmente la clavó con un nylon Kroic GT del 0,20, de los de aquella época y después de un largo rato y muchas idas y venidas de la trucha, el tippet no resistió. Estaba feliz había hecho subir un pescado excepcional a una mosca seca y no le importaba haberlo perdido. Ese era el Bebe Anchorena, un pescador que aprendí a respetar mucho no por lo que sacaba sino por su actitud hacia la pesca con mosca. Nunca quiso usar una línea sinking a pesar de haberlas probado, convencido que la más honesta forma de pescar con mosca era haciendo subir al pescado. Era muy generoso, si le preguntábamos cómo pescar un lugar dejaba automáticamente de pescar y se deleitaba durante horas explicando cada detalle importante hasta que consideraba que habíamos entendido todo. Nunca lo ví guardarse información para ganar una ventaja sobre los demás pescadores, creía en el Fair Play y lo practicaba no solo con los peces. 
Otra característica del Bebe es que es el caster más elegante que jamás haya visto. Era un zurdo genial. Hoy en día hay muy buenos tiradores de distancia y de competición, pero ninguno tiene la gracia y elegancia que caracterizaba al Bebe. Era capaz de entrar en la boca del Chimehuín un día de viento infernal con una caña 6 o 7 de bambú y lograr el loop más perfecto que uno hubiera visto en la vida, lanzando tiro tras tiro sin la menor falla o titubeo. Como fue golfista también fue sobresaliente, sólo que nunca le gusto la competición y se mantuvo como amateur. Nunca fue un instructor de lanzamiento pero aprendimos mucho solo mirandolo. A pesar de haberlas probado nunca quiso pescar con cañas de ¨Plástico¨ como llamaba a las de fibra de vidrio o posteriormente las de grafito. Hasta sus últimas pescas se mantuvo completamente fiel a las cañas de bambú y las líneas de flote más tradicionales como las Air Cel Supreme.
Todo lo que hacía tenía un toque personal de gran clase. Se dedicó a atar moscas de salmón por el puro hecho de probarse y llegó a ser muy bueno. Tengo unas cuantas que me regaló cuando atábamos juntos en su casa y es uno de mis tesoros. 
El hacía todos sus leaders con fórmulas precisas y era un fanático del Jazz. 
Uno podía charlas horas sin cansarse con el Bebe porque nunca se le acababan los cuentos, una fasceta del Bebe que no todos conocen.
Cuando Jorge y el Bebe empezaron a ir a la Patagonia no había ruedas de auxilio. Era la época de posguerra y no había caucho extra para darse el lujo de una goma de auxilio. Salían con las 4 ruedas y en la medida que se pinchaban las arreglaban ellos mismos en el momento y en el lugar. Era una Patagonia salvaje e indómita. Por suerte agarré el final de esa época y todavía se me pone la piel de gallina con los recuerdos. Lo que menos importaba era el pescado que uno sacaba, lo importante era el desafío al que nos enfrentaba cada lugar. Los caminos realmente eran de un ripio demoledor. Por ejemplo el camino de San Martín al Caleufu medio era casi un rally. Llegar al fondo del lago Currhué no era para tímidos al volante. No había muchas camionetas, sólo autos que se rompían todo el tiempo y en los sitios menos convenientes. Cuando no se cortaba una correa o se pinchaba una manguera, se pegaban los platinos o nos volvía locos el carburador. Recuerdo un Falcon que se paró en medio de un vado llegando al Currhué. Lo miré fijo y le dije: “ arranca o te prendo fuego”. Arrancó pero a los pocos días casi lo pierdo en el río Meliquina cuando cayo por una barranca al fallar el freno de mano. Lo sacó del barranco la gente de un aserradero con cadena y tractor, imaginen el resultado. Eran autos muy poco confiables, a los 60 mil kilómetros perdían aceite por todos lados si no se habían fundido antes. Ir a Patagonia desde Buenos Aires era un viaje de dos días completos y si uno viajaba en micro llegaba absolutamente destruido. De todos modos todo se olvidaba al cruzar el puente y ver el Chimehuín. Había magia...
FD: Qué representan para vos la Boca del Chimehuín y Junín de los Andes?
MM: Al entrar a pescar a la boca uno sentía de inmediato una sensación muy especial, te temblaban las piernas con fuerza. Existía la posibilidad muy cierta de sacar el truchón de la vida. Era como rendir un examen, sacar una grande en la boca implicaba haber aprobado varias materias importantes y sin embargo no veíamos el premio en los kilos de la trucha o la foto, el valor residía en haber logrado algo que nos unía más a la cofradía de mosqueros que frecuentaba el lugar. 
Cuando yo empecé a pescar con mosca, ¨La Boca¨ era considerada ¨la Meca¨ por pescadores de mosca del mundo entero, desde los 60 hasta el 85 fue así. Qué hicimos? Destruirla. La provincia debería haber comprado en su momento el loteo que se hizo alrededor de La Boca. Fue como si en Egipto lotearan al lado de las pirámides. Hoy La Boca está visualmente degradada por viviendas de todo tipo y estilo que nunca debieron estar allí. Caños de PVC blanco, generadores eólicos que ensordecen, efluentes que nadie sabe donde van a parar y una vegetación que nada tiene que ver con los manzanos, chacays, michais, araucarias y cipreses que formaban el marco de La Boca. La falta de sentido común nuevamente avanzó sobre un sitio que Junín de los Andes debió haber defendido con uñas y dientes. La pesca sigue buena en la Boca pero el escenario pensando en lo que era hoy es denigrante.
Antes si hojeabas una revista de pesca extranjera seguro había una mención a la Boca del Chimehuín y sus marrones. Hace muchos años que ya no aparece. Hoy, Argentina como destino truchero compite con otros países que hacen las cosas mejor; Nueva Zelandia, Australia, Tasmania, Sudáfrica e incluso los Estados Unidos donde la pesca es mejor de lo que pensamos . Los pescadores del hemisferio Norte vienen a pescar contra temporada, porque allá es invierno. No nos engañemos, como guía de pesca siempre les pregunto a los clientes por qué vienen a la Argentina. mayormente la respuesta es porque en Estados Unidos es invierno, sino no hace falta venir a la Argentina, vienen cuando los aprieta el frío intenso o la nieve. 
Junín de los Andes en un momento fue un pueblo que tenía los mejores ríos de truchas de mundo en un radio de 35-40 km pero lentamente los ambientes se van degradando a medida que las áreas urbanas avanzan colonizando cada pedazo de tierra que tenga agua cerca y no siempre con un plan de edificación acorde al ambiente. Cuando llegan los caminos y las casas hechas de cualquier manera los ambientes pierden y hasta el momento no parece haber una fórmula de coexistencia entre los desarrollos urbanos y los lugares salvajes. Basta con ver donde ponen los basurales en muchos pueblos mostrando un total desprecio por todo. El pescador serio no solo busca buenas truchas, el entorno juega un papel fundamental y la sensación de estar solos es muy importante.
No es solo contaminar el río, sino también la contaminación visual y auditiva. Si estoy pescando en un lugar como la Boca y hay tres ventiladores eólicos enfrente que hacen un ruido ensordecedor, la experiencia no es buena. Nadie va a pescar con gusto en un lugar que suena como una estación de trenes. Lo mismo pasa con la Boca del Limay, llega un momento donde a esos lugares los invade la ciudad, lo mismo pasa en Alaska en la ciudad, a pesar de que hay buena pesca casi nadie pesca ahí. La calidad de la experiencia de pescar en mi caso no se mide por la cantidad de peces o el tamaño de los mismos, también es primordial sentir que pescamos en un sitio donde podemos volver a encontrar la verdadera esencia de la vida largamente perdida en las ciudades.
FD: ¿Alguna anécdota de ese Junín de los 70 que te acuerdes?
MM: Uh…millones porque el viejo Junín era un pueblo donde coexistían montones de pescadores de colorida personalidad; estaba Antonio Valles que sembraba salmones en el lago Currhué, el turco Julián que se iba en su motoneta a San Martín de los Andes y volvía con la misma moto pero prestada porque la había perdido jugando al truco. Eran épocas muy animadas, siempre sucedía algo. Me acuerdo que una vez que estando en Junín decidimos acampar al fondo del lago Currhué, había un solo teléfono negro en todo el pueblo y la gente hacía cola para hablar. Llame a mi madre para avisarle que me iba de campamento y en 10 días volvía, en cambio me quede 45 días acampando porque la pesca estaba realmente buena sin que mis padres se preocuparan demasiado. No news, good news. Era la época en que uno se olvidaba las cañas en un campamento apoyadas contra un árbol y alguien te buscaba por todo el pueblo para devolvértelas. Dejabas el auto abierto con todo adentro, bolsos, cañas y lo que fuera y así lo encontrabas a la noche tras haber pescado a kilómetros de distancia. 
Junín era un sueño para los pescadores. Hoy me da lástima ir a la hostería Chimehuín a principio de temporada, hostería donde antes no conseguías lugar por la cantidad de mosqueros y ver que las personas que se alojan, no son pescadores, sino viajantes que paran a pasar la noche y no hablan de pesca. Uno se sienta en ese comedor rodeado por las fotos de los viejos pescadores y escucha hablar de cualquier cosa menos de pesca. En los setenta y ochenta solo se hablaba de pesca en ese sagrado comedor y muchas veces acaloradamente cuando cada uno defendía su teoría de pesca favorita. Hace rato que ahí tendría que haber un museo que cuente la epopeya que tuvo lugar allí, es una lástima porque ese pueblo era un lugar con un clima muy especial y hoy esa magia que impregnaba todo se ha evaporado como la niebla.
FD: ¿Esa vez que te quedaste 45 días en el Currhué era la época del Escorial y de los salmones?
MM: Si, había mucho salmón encerrado o Sebago, con un promedio de 3 a 5 Kg. en el lago Currhué y los alrededores. Por eso nos quedamos, la pesca de salmones encerrados y fontinalis era fenomenal. Todavía tengo diapositivas de esa época con salmones realmente perfectos. Ya llegar al Currhué era una aventura, me acuerdo que nos quedamos acampando y a los valientes que volvían a Junín les encargábamos las necesarias provisiones para no tener que volver. A la noche se armaban unos fogones tremendos que duraban casi hasta el amanecer. Me acuerdo que cierta vez apareció uno de los dueños de la fábrica francesa de cucharas Mepps. Había alquilado un auto y una casita rodante diminuta, poco más que un trailer. Estábamos almorzando cuando el personaje vino y nos pregunto dónde podía pescar. Sin dudarlo lo llevamos al borde del lago y lo hicimos tirar ahí con una cucharita voladora muy parecida a las actuales Black Fury. Al primer tiro saco un salmón enorme y no lo podía creer. También se quedo un montón de tiempo pescando y cuando se fue nos dejo como regalo una cantidad obsena de cucharas, así que tuvimos cucharas Mepps por un largo tiempo. En esa época todavía manteníamos la dualidad de la mosca y la cuchara ya que con mosca éramos bastante chambones pero letales con el ultraliviano, la Conolon y el 308.
Junín además era el sitio de encuentro anual de un grupo muy especial de pescadores, y a partir de ese punto nacían los campamentos y fogones, los asados y aventuras de pesca que nos dejaron marcados para siempre con cientos de recuerdos que pudimos acuñar y todavía brillan como una moneda nueva.
Al pescador de mosca de esos tiempos le gustaba usar una caña de mosca con fuerte personalidad propia, preferentemente alguna caña difícil de dominar. Al Bebe le gustaba una caña de Orvis slow action que conocíamos como la 8 1/2 slow. Fue una de las cañas preferidas de Joe Brooks, complicada de tirar por su extravagante acción total que comenzaba en el mismísimo grip. Todo el mundo quería tener esa caña porque si sacabas un pescado con ella quería decir que habías logrado un dominio del lance muy especial. Afortunadamente quedan tres en mi colección. De la viejas, que eran las realmente buenas, esas de color chocolate oscuro. La tecnología ha avanzado tanto que la gente se preocupa demasiado por lo que usa y se olvida de pescar o disfrutar de un equipo con personalidad propia. Hay que aprender a pescar independientemente del equipo, a saber dónde está el pescado, conectarse con el ambiente, como vadear o entrar al agua. Hay muchas cosas que el pescador de antaño hacia cuando te enseñaba a pescar, hoy la gente quiere todo resuelto. Antes un pescador no era pescador si no podía armar su equipo sin ayuda y correctamente. Hoy lamentablemente vivimos los tiempos de los ¨combos¨ y las recetas instantáneas. Falta que alguien invente un nudo que se arma solo al acercar el tippet a la mosca. Error, acabo de ver en una revista europea que ya lo inventaron, por dios. Mottram en 1915 escribió un cuento sobre como imaginaba la pesca con mosca en el 2014, vale la pena.
FD: ¿Pescas con mosca hace casi 40 años, te animas a hacer un compacto de cada década desde entonces?
MM: Creo que los años 70 a los 80 fueron los años de la inocencia, donde la pesca con mosca era realmente más una filosofía de pesca con estrictas normas de comportamiento en el río y hacia los demás. La gente no se preocupaba demasiado por la parte tecnológica de la pesca con mosca, es más, eso hasta estaba mal visto por considerarlo una ventaja. Realmente el pescador de mosca pensaba que tenía que pescar con el equipo más desafiante posible porque eso le agregaba valor a su pesca. La forma en que el pescador enfrentaba al pez era en un plano de igualdad, uno elegía equipos interesantes de dominar justamente para ir poniendo obstáculos que justificaran la captura. La fibra de vidrio no había marcado un cambio en acción sobre las de bambú, pero había permitido a mucha gente acceder a la pesca con mosca porque eran más fáciles de conseguir. Al comienzo las cañas de vidrio costaban lo que una buena de bambú, la diferencia era que se producían más rápidamente que las de bambú. Las de bambú al ser muy artesanales no se obtenían tan fácilmente, había que encargarlas, esperarlas pacientemente y en muchos casos convencer al artesano con una buena charla de que realmente sabíamos lo que queríamos y íbamos a usar su obra del modo esperado.
Entre los 80 y los 90 empezó el avance en los materiales, tímido al principio. Cuando apareció el grafito la gente empezó a cambiar y se enamoró de los lances largos olvidando que un río no solo es bueno en la orilla de enfrente. 
Hoy es normal que un pescador que prueba una caña saque toda la línea para ver si puede tirarla, independientemente de si la caña es para línea 0 o 10. Por esta tendencia la mayoría de las fabricas orientan el diseño de sus cañas para que funcionen bien en los tiros de largo alcance y muy pocas compañías mantienen líneas de cañas mas suaves pensadas para pescar fino y cerca.
Solo cuando pescamos nuestra mosca a una distancia razonable podemos darnos cuenta si entró pescando al agua o no, si cayo con el ruido justo que atraiga a la trucha o espantó lo que había cerca, si se puso de costado al derivar o giraba como una hélice, si una trucha subió a buscarla y la rechazó mostrando un lenguaje corporal que puede indicarnos qué falló de nuestra parte. 
Hay miles de detalles que ya no percibiremos si nuestra mosca aterriza a 30 metros y creo que en lo posible siempre paga bien tratar de pescar más cerca y tirar lejos solo cuando es estrictamente necesario.
La tecnología en la pesca con mosca tiene dos caras, para un pescador cuidadoso aporta herramientas casi perfectas pero a un pescador descuidado lo aleja de donde sucede la acción dándole la falsa sensación de que todo depende de la distancia de tiro.
El atado de moscas sufrió un punto de inflexión cuando se convirtió en un negocio multimillonario y aparecieron grandes compañías dedicadas a la producción de moscas. No hay duda que la calidad de las moscas es impecable pero cuidado, muchas se atan pensando en pescar más pescadores que peces.
Las moscas clásicas que han resistido el paso del tiempo, algunas casi dos mil años siguen siendo la base de cualquier avance moderno y con cuidado tenemos que volver a reconocer detalles valiosos en cada mosca diferenciando detalles importantes que hacen que la mosca pesque de otros que se ponen para atraparnos cada vez más.
Cuando el atado no tenía un objetivo tan comercial cada modelo de mosca se refinaba al máximo a través de miles pruebas en el agua conducidas por el creador de la mosca y su grupo cercano. En vez de cambiar una mosca tras otra se cambiaba el diseño de la misma mosca para que resultara efectiva en un gran número de situaciones.
Nadie puede engañarse hoy al pensar que moscas que aparecen nuevas y en gran número cada temporada realmente representan un avance, simplemente la idea es ofrecer modelos que incrementen las ventas.
Un pescador serio elige la mosca para que se adapte a la técnica de pesca que va a usar y al tipo de aguas que encuentra al momento de pescar, sabe cuales son las características importantes que tiene que tener cada tipo de mosca para diferentes condiciones de pesca y confía en una acotada selección de modelos que permiten una decisión simple y pasar más tiempo concentrados en pescar bien.
Cuando los peces pican con ganas casi todos logran su día. Pero no siempre los peces son tan descuidados y en esos momentos un gran número de pescadores falla mientras un grupo más reducido no tiene inconvenientes para resolver el acertijo.
Es muy peligroso confiar solo en los elementos y la tecnología moderna, en la super línea de hundimiento compensado, el fluorocarbono invisible, la caña que tira sola, la infalible mosca del último catálogo. Todo lo anterior es una herramienta que podemos usar a nuestro favor o en contra, hay que volver a pescar y entender a fondo lo que tenemos en la mano.
Cuando ato mis moscas busco avanzar sobre modelos muy probados y logro reconocer en mis cajas moscas que los pescadores de mosca han usado por miles de años.
Investigando la historia de la pesca con mosca y el atado es fascinante releer a los viejos escritores para descubrir donde estos pescadores se habían anticipado a nosotros y donde hemos producido nosotros alguna mejora.
Hay muchas moscas que están atadas para pescar pescadores, porque una mosca simple y efectiva tiene poco sex appeal en el escaparate de venta. Hay que reconocer que mucho de lo que comen los peces es más delicado, y etéreo que la mejor de nuestras emplumadas creaciones.
FD: Con respecto a eso, crees que se debe a que tenemos un ascendente de Estados Unidos en vez de Europa?
MM: Son dos escuelas de atado totalmente diferentes pero válidas si uno sabe donde aplicar cada una. La escuela europea, que a simple vista parece ser más burda en cuanto al atado por los materiales que usan y por cómo se atan las moscas, en realidad es una escuela que nace de condiciones de pesca muy duras. En Europa las moscas que funcionan son moscas que funcionan verdaderamente en el río, por lo cual responden más a lo que el pescado quiere ver que a lo que el pescador quiere. Por su diseño radical son muy interesantes de estudiar para aplicarlas en nuestras aguas. Sobre todo las moscas de Italia, donde la pesca es muy demandante, tienen los detalles que el pescado quiere ver. Una desprolijidad hecha adrede, una falta de simetría hecha a propósito son las que hacen pescar a esas moscas tan particulares.
El mercado americano es completamente diferente, con ríos distintos, más fuertes, sobre todo en el oeste, tuvo que desarrollar otro tipo de moscas. Eso no quiere decir que en otras partes de Estados Unidos, como el este y zonas muy puntuales, no se haya depurado el diseño de la mosca al máximo. Si yo tomo las moscas de Vincent Marinaro rápidamente veo que son muy evolucionadas, si estudio las moscas originales de los Catskills americanos, me doy cuenta que eran moscas extremadamente refinadas y que siguen funcionando hoy en día sin fallas. Las moscas del oeste, más cargadas de material reflejan las necesidades de pescar en ríos grandes y fuertes. Lo que pasa que todo eso está saturado por miles de modelos muy parecidos producidos por las grandes fábricas de moscas y hay que saber elegir para no terminar con mucho de los mismo en la caja, algo que nos confunde y hace perder tiempo valioso de pesca.
En un momento la producción del equipo de mosca era una artesanía y cada artesano sentía orgullo por cada pieza que salía de sus manos. Lento pero sin pausa, los artesanos tuvieron que ceder terreno a los empresarios, quienes miden todo por los niveles de ventas. Cuando las ventas se amesetan los inversores huyen. El mundo moderno no es sencillo para un artesano que pretende vivir haciendo cosas con el alma. Paralelamente el pescador moderno vive rápido y quiere soluciones mágicas. Es muy fácil caer en la tentación de la publicidad agresiva, mi consejo es conocer más sobre lo que vamos a comprar para poder apreciar la calidad de otra manera. Por eso yo trato de seguir leyendo a los grandes pensadores de la pesca con mosca. Realmente, cuando uno compara a los pensadores de los siglos XIV y XX contra muchos del presente hay una diferencia fenomenal que tiene una explicación lógica. El pescador de siglos anteriores tenía mucho más tiempo para madurar una idea, la vida era bien diferente . No es lo mismo leer a un autor que tuvo 50 años de experiencia diaria en un río y cuyo padre y abuelo le habían legado experiencias acumuladas de otros 100 años en el mismo tramo de río que a otro autor que luego de un par de visitas escribe algo y pretende ser dogmático.
Al leer a los primeros descubrimos miles de detalles tremendamente sutiles que solo puede ver alguien que estuvo mucho tiempo concentrado en el mismo sitio, por eso todos los que escribimos y me incluyo tenemos que ser muy cuidadosos y reconocer que casi todo lo que volcamos al papel por falta de un estudio más completo es una opinión y experiencia personal que debe tomarse justamente de esa manera y no como una regla o dogma fijo.
Hay que releer los clásicos, sobre todo desde los años 1800 hasta 1960, esos son los tiempos donde no había una industria de la pesca con mosca, o sea que el que escribía era porque tenía algo para decir y lo que se vertía al papel reflejaba una corriente madura de conocimientos muy ordenados y precisos.
FD: Venimos siguiendo tu cruzada para reflotar las bases de la pesca con mosca. Eso se ve reflejado en tus artículos. ¿Por qué es importante conocer la historia de la pesca con mosca y las bases de este deporte? 
MM: Lo importante es que en cada nueva generación de pescadores de mosca haya personas que mantengan la historia viva, tanto universal como local. No podemos pensar la pesca con mosca desde un ámbito puramente local, estaríamos perdiendo una riqueza inmensa de vivencias que podemos repetir en nuestros ambientes.
Muchas cosas tienen que mantenerse vivas en la mente de los pescadores para que no se pierdan ya que los escritos pueden perderse y la tecnología electrónica no es ciento por ciento segura. Cuantos de ustedes podrían hoy leer un disquette de hace solo 10 años.
Hay ideas y pensamientos que por su calidad no han cambiado y seguimos usando y eso que pueden venir de los antiguos griegos. Eso es lo que quiero que pase con la pesca con mosca, si se trata un tema, tratemos de hacerlo con la altura que hay que hacerlo, sepamos quien fue el mejor exponente de ese tema y aportemos algo nuevo en serio. 
Por eso me gusta bucear profundo en cada tema, es fascinante, y aparecen cosas sorprendentes. Todos posiblemente sepan que el libro más publicado es la Biblia, pero pocos que muy cerca le sigue el ¨Compleat Angler¨ de Izaac Walton que lleva como 900 ediciones diferentes desde 1653. 
Hoy en día tenemos muy precisos tratados de entomología, se ha llegado a clasificaciones mejores que en los libros antiguos de entomología, pero en muchas ramas de la pesca con mosca hemos involucionado. Por ejemplo, hoy en día la gente sabe dos o tres formas de pescar una ninfa y en cualquier libro de los viejos hay 25 formas de pescar una ninfa y otro tanto de pescar una mosca seca. Perdimos 23 formas de pescar una ninfa. Lo mismo pasa con los streamers, hay 20 o 30 formas de pescar un streamer y usamos 1 o 2. Y no es que eran estrategias que hoy en día han sido superadas, han sido olvidadas, o sea que nuestros recursos son menores. Hoy en día nadie habla de pescar streamers flotantes tirándolos río arriba. Antes había una forma de imitar un pescado herido río arriba y sacar enormes marrones y eso se ha perdido en gran parte. Mi idea es reflotar eso de tanto en tanto y que la tradición mosquera se mantenga viva.
FD: Cambiando de ángulo. ¿Qué ambientes te han impactado?
MM: Pese a ser un pescador de salmónidos me gusta mucho la selva, soy un pescador aventurero. Siempre me atrajeron los safaris Africanos, películas como ¨Las Minas del Rey Salomón¨, y a la hora de pescar trato de buscar sitios nuevos, por eso me gusta mucho la selva de Brasil, Bolivia y Perú. Pero en cualquier lugar donde haya agua soy feliz, tanto pescando una mojarra como un pescado exótico. Cada ambiente es un microcosmos a descubrir, cada pequeño detalle es fascinante. Me enamoro por etapas, nada específico. Por momentos; Pichi Traful, salmónidos, los dorados de Bolivia, tucunaré en Brasil, las marrones de Tierra del Fuego, las truchas marrones del otoño. Depende de cómo este de ánimo o que fantasmas me rodeen en ese momento, cada tanto uno tiene mas fuerza que el otro. De repente me acuerdo de Marinaro o Flick y digo: “bueno, a ver qué hacia Marinaro”, y me voy a un spring creek o a un río chato a probar. Eso es lo lindo de leer, que uno tiene un montón de compañeros que le están diciendo hace esto o proba aquello. El que no lee no tiene esos fantasmas amigos que lo rodean y aconsejan. Es divertido tener información y completar todo en el río, porque hasta que no te pasa en el río no lo incorporas, y es mágico una vez que te pasa. Eso hace que vayas al río a probar y ver que funciona, sacar un pescado grande solo me genera un recuerdo duradero cuando prueba alguna loca teoría o reafirma algún conocimiento. No voy a negar que donde hay pescados grandes fáciles no disfruto pero no son los sitios que me piden volver a gritos. 
O bueno, cuando me agarro el ataque por los materiales fluorescentes y la luz ultravioleta me puse a probar y ver que funcionaba. Investigar cómo ven los peces, conociendo más a fondo su órgano de visión, en que espectro ven y que es ese tipo de luces que ellos ven y nosotros no; y como puedo aprovechar eso para que la mosca sea más efectiva. Entonces, cuando pongo un color tiene algún asidero, siempre estoy probando teorías. Cuando pruebo algo, voy sacándole partes a esa teoría a ver qué fallas tenía esa teoría. Por ejemplo, en moscas secas; el peso de la mosca, la presión de la mosca sobre el agua es mucho más importante que el tamaño, el color o la forma. Esas cosas son las que te hacen pescar cuando las condiciones son difíciles. En el río me divierte cuando guío y pruebo las teorías a través de un cliente que es pescador.
FD: A través de clientes que han sido muy buenos pescadores sin duda te has nutrido, alguna anécdota que recuerdes?
MM: Sin duda los clientes pescadores te nutren independientemente de su nivel, un buen guía siempre aprende de todos sus clientes. Aprendes de los clientes que son buenos porque por ahí se han especializado en algo y aprendes de los clientes que no saben nada porque hacen cosas que uno normalmente no haría. Siempre dejo a los clientes que hagan lo que quieran durante un rato a ver si hay algo nuevo que pueda surgir, si eso no funciona empiezo a aplicar lo que yo sé. A veces ambas cosas funcionan. 
Siempre me acuerdo de un pescador de ninfas del este de Estados Unidos que era muy bueno, John Mingo. Tenía en una caja ninfas atadas por Al Troth, que es un atador de Montana muy bueno. Ninfas muy refinadas, algún día me gustaría hacer una clase con ninfas atadas por el, ninfas muy sencillas como la pheasant tail. No es lo mismo una ninfa comercial que una atada por Al Troth. De hecho, junto a un amigo estuvimos una semana tratando de atar como Al, que tiene un estilo tan particular, hasta que nos salió. Es lo mismo que querer imitar la sonrisa de la Mona Lisa. Se ve que es una mosca que ha sido refinada a un punto óptimo. John tenía dos ninfas: pheasant tail y prince, todas atadas por Al Troth, como mosca seca tenía nada más que Adams, común y parachute, con eso pescaba todo y era letal. Era un pescador que no tiraba hasta no estar totalmente seguro de que con el primer tiro iba a sacar el pescado. En ese momento yo me consideraba bueno pescando con ninfas e indicadores, estaba bastante afilado con ninfas, micro indicadores, etc. Estábamos en el Malleo abajo y había un pescado grande comiendo en un eddie: le tira. Veo que la mosca va a pasar por arriba del pescado, pasa y sin aviso John clava enganchando la trucha. Me mato, porque la verdad no había visto al indicador hacer nada. Le pregunté: “John, por qué clavaste?”. Me dijo: “no viste el indicador?”. MM: “Si, lo estaba mirando”. Me dijo: “agarro la mosca hacia arriba y el indicador floto un poquito más en vez de hundirse. Yo dije: “Ah bueno”. Estaba tan afilado que no solo veía si bajaba el indicador, sino si flotaba más. 
Otro pescador bueno que guié en el Tromen, un europeo, pescando una mosca de marabú tipo Damsel era letal, por su forma de recoger y manejar la mosca en el agua. Nosotros no estamos acostumbrados a pescar en reservoirs y escapamos bastante de los lagos. Su score era 10 a 1 contra cualquiera de los que lo acompañaban. De el aprendía a usar líneas de hundimiento extra lento, transparentes y reconocer las corrientes del lago para pescar las moscas a una velocidad desesperadamente lenta. 
Lo cierto es que como guía uno trata de guardar lo que es más efectivo en la computadora, tener 5 o 6 cosas para probar en cada situación, porque el día se va rápido cuando a uno le están pagando por pescar y lo bueno es llegar a la hostería y que todos los guías hayan pescado parecido, no que uno se haya destacado. Si los guías son piolas, entre ellos hay una muy buena comunicación para que ninguno tenga una herramienta que lo diferencie demasiado de los otros. Si uno descubre algo lo comparte y si el otro descubre algo también lo comparte, hay una especie de pacto porque ninguno quiere llegar a la hostería y quedar mal porque su cliente saco una y los demás sacaron veinte. Es más, ahora con el tema de las radios si uno descubre algo enseguida llama y avisa a los demás que es lo que está pasando. Cuando llega la noche todo el mundo pesco bien y todos están contentos y pueden disfrutar el bar de otra manera.
FD: Para guiar, el dorado debe ser mas enloquecedor que una trucha…
MM: Lo que pasa es que los lugares donde vive el dorado son más complejos, el dorado se mueve más, te da menos chance para tirar, en lugares de aguas claras son mas espantadizos que la trucha, es mas arisco. Es un pescado fuerte donde tenes que tirar con cable de acero, equipo más grande, mosca más pesada, pero en general diría que cuando hay pique el dorado no es un pescado complicado de pescar. Lo que pasa es que con el dorado estamos empezando a probar cosas nuevas, yo pesco mucho dorado con moscas en superficie, moscas flotantes, poppers, sliders, todavía está en una etapa inicial de descubrimiento, hay mucho que explorar en la pesca del dorado. Es otro pescado que no está valorado como se debe, hace poco estuve en el norte y me dio lástima ver como se matan dorados y surubíes para vender en restaurants y pescaderías.
FD: Como habría que avanzar con un proyecto de protección del dorado?
MM: Dándole al dorado el nivel que tiene que tener, es sin dudas el pez nacional. Es un pez nativo que hoy en día tiene mucho renombre en el mundo como pez deportivo. No se olviden que hay muy pocos peces nuevos por descubrir en el mundo de los peces deportivos, el último que se popularizó fue el dorado. Es por eso que han tenido tanto éxito las operaciones en otras partes que no son Argentina, donde se han conseguido reglamentaciones de captura y devolución total en grandes áreas y una protección firme del dorado y los peces que lo acompañan.
Cuanto antes Argentina se dé cuenta que tiene que proteger al dorado, que no se puede vender más el dorado comercialmente y convertirlo en el pez deportivo nacional, mejor va a ser. Hoy en día todos dicen que muchos lugares son frontera y no se pueden cuidar: aunque cuides del lado Argentino ya es un 50 % que estas cuidando. No todos los dorados se van a ir del otro lado. Con cuidar un 50% ya es mucho. Es lo mismo que poner una ley que dice que hay que devolver al dorado en ciertos lugares, no interesa que no haya nadie que controle, una gran parte de los pescadores va a devolver y eso ya es un avance. Hay mucha gente que cumple los reglamentos sin que tengan que vigilarlos. Eso sería un gran avance y es gratis. No puede ser que sigamos permitiendo que vengan de otros países a llevarse en conservadoras enormes nuestros pescados porque ellos ya exterminaron lo que tenían. Que vengan, pesquen y devuelvan. Si el lugar es de captura y devolución, lo van a devolver. Estamos dilapidando una oportunidad que nos da el Paraná de convertirlo en un destino mundialmente famoso con la potencialidad de generar una entrada de divisas enorme el año entero y motorizar miles de negocios a lo largo de su curso.
FD: Si bien un primer paso podría ser una ley como la que hablábamos de devolución, cual crees que podría ser el siguiente paso?
MM: Declarar al dorado de interés nacional y que no se pueda matar ninguno para vender su carne, que haya muchos sitios con devolución obligatoria no solo del dorado sino de otros peces muy valiosos como el pacú, el pirapitá, chafalotes y todos los que podamos agregar. Segundo, trabajar sobre las artes de pesca para que cada vez sean menos dañinas, por ejemplo limitar la cantidad de triples en los señuelos y mejor dejar un anzuelo simple, pescar sin rebaba, y limitar el trolling a lugares muy específicos. Obviamente hay lugares donde esto está muy arraigado, pero hay que trabajar sobre las generaciones que vienen. En el norte los pobladores ribereños son consumidores de pescado también, pero este tipo que pesca no es el que hace daño, la pesca comercial descontrolada es el problema. Lo mejor es usar el sentido común y divertirnos con el menor costo ambiental posible. La gente tiene que aprender que si aprovecha bien el recurso puede vivir muy bien de él. Falta un manejo inteligente y moderno y gente con experiencia.
FD: En las encadenadas del Salado: qué porcentaje de daño le atribuis a la carpa y que porcentaje a fertilizantes y demás?
MM: Sin dudas la carpa produjo un impacto fatal en todas las encadenadas y sistemas cercanos. Independientemente de los fertilizantes y pesticidas que deben haber hecho lo suyo, las carpas son francamente una peste. El río Saladillo parecía un spring creek de aguas totalmente cristalinas con una saludable vegetación acuática. Entraron las carpas y en pocos años transformaron al Saladillo en un cauce barroso y despoblado de vegetación. Hoy hay miles de carpas por todos lados y siguen colonizando ambientes, tendremos que acostumbrarnos a ellas ya que dudo podamos erradicarlas.
FD: Vamos para un ping pong de especies, para nosotros el número uno el dorado.
MM: Para mí también, si bien soy un pescador de truchas, mi corazoncito esta parcialmente con el dorado por la aventura que significa buscarlos en lugares raros y vírgenes.
FD: Tararira?
MM: Me encanta, es mi primer amor y siempre busco hacer algún revival. Cada tanto viajo a diferentes partes de la amazonia Brasilera buscando grandes trairones y he tenido mucha suerte con mosca. La última expedición fue al río Azul, un ambiente increíble de aguas claras y selva. Pescamos muchas grandes y junto con los trairones pescamos matrinchas y pacúes muy coloridos y peleadores. 
FD: ¿Has pescado tarariras azules con mosca?
MM: Si, del lado uruguayo cuando estaba la represa del palmar, pero no he tenido tanta suerte como con los trairones.
FD: Pacú?
MM: Pacú es un pez que hasta hace poco con mosca era difícil, ahora cada día se está tornando más sencillo. Las primeras experiencias realmente serias las hicimos en Bolivia porque hay mucho pacú y el agua es muy clara. Ahí desarrollamos muchas moscas que funcionan bien para el pacú, tanto streamers como imitaciones de frutos. 
Las imitaciones de frutos funcionan tambien con bogas y pira pitaes, antes los hacíamos con chenille y epoxi. Ahora es mucho más práctico enhebrar una perla de plástico, basta que se hunda a determinada velocidad y sea redonda.
Pescar pacúes con mosca es muy gratificante, la pelea es muy dura y siempre hay palos cerca para complicar la cosa. En Brasil hay algunas variedades de pacúes que saltan como no he visto otros peces. Tuvimos algunos clavados que saltaron una docena de veces y incluso algunos terminaron por cortarnos todo.
FD: Julio Riva fue un pionero en el tema del pacú
MM: Con Julio pescábamos mucho en Paso de la Patria, fue un tipo genial.
FD: Bueno, vos lo promoviste
MM: No hizo falta, era bueno por méritos propios pero muy descuidado con su salud.
FD: Si una lástima, era un gran tipo y un dotado pescando.
MM: Se metía en la piedra, te ponía la lancha como si no hubiera agua, tenía un dominio total de la lancha y los lugares que pescaba. 
FD: Nunca vi alguien que maneje la lancha como Julio.
MM: Julio era lo más vago…no apagaba el motor nunca. Remos no llevaba. El era todo a motor, entonces era un maestro del motor. 
FD: Vos has sido el único que valoro escribiendo lo que fue Julio, recuerdo haber leído que estaríamos 10 años adelante si hoy Julio viviera. 
MM: Los experimentos que hacía. Por ejemplo, cuando fuimos a Brasil le traje unos señuelos de Cisco Kid que eran un cigarro. Ahí empezó con los señuelos de superficie a pescar dorados.
FD: Compro todos los Yo Zuri, las hélices Luhr Jensen...
MM: Empezó con la locura de superficie. Si ibas a pescar con mosca con Julio y sacabas un sinking creo que te la cortaba, no te dejaba pescar. Fueron él y Armando los primeros en el Paraná en pescar dorados con línea de flote, pero bien de flote. Tirándole a los palos, las piedras. La mayoría pescábamos con línea de hundimiento, abajo y en deriva. Ellos pescaban de flote con popper. Fue el primero en pescar pacú con mosca y pirapitaes con secas grandes.
FD: Los salmones?
MM: Los salmones no los pescaba nadie, en realidad empecé a pescar pira pitá con Julio. Él fue el primero en usar una mosca bien de superficie de pelo de ciervo. Después até para Brasil unos cascarudos y empezamos a pescar con eso en El Paso. Tengo todavía las moscas de Julio de pelo de ciervo. Como te las rompían enseguida comenzamos a ponerle cabeza de foam.
FD: Tipo un divercito?
MM: En realidad un popper al revés para que no popearan. Negro era el color preferido y las pescabamos con deriva muerta.
FD: No sabes las herejías que hacía con las líneas.
MM: Si las cortaba y pegaba. Fue el primero en pescar con los micro reeles de baitcasting , con los Shimano Calcutta 50. 
FD: Con multi cuando no lo usaba nadie.
MM: Creo que era el Spider Braid. Me acuerdo que juntaba a los amigos y les hacia poner diez mangos a cada uno para el combustible y salía a pescar todos los días. Fue una época realmente difícil para un guía de mosca: convencer a la gente de ir a pescar con mosca al Paraná fue muy duro en esos primeros tiempos, no iba casi nadie. Si Julio viviera ahora estaría fantásticamente bien.
FD: Volvamos al ping pong: Tucunaré?
MM: Lo pesco desde el año 78. En esa fecha mis padres viajaron al Perú por trabajo y me toco acompañarlos. Una empresa de aviación local inauguró un vuelo a Iquitos sobre el río Amazonas y fui uno de los primeros en sacar un pasaje para investigar la pesca que esa zona podía tener.
Estuve pescando como una semana, principalmente lagos a los que podía llegar en taxi desde la ciudad. Había mucho tucunaré chico y tarariras. Después, gracias a un amigo que se llamaba Juan Roselli, un pescador de mosca de la época de oro ya fallecido, conocimos a un personaje brasilero notable: Nelson Borges quien vivía en Campo Grande cerca del río Aquidahuana. Nelson era un fanático de los dorados con mosca, un verdadero pionero en esta pesca que de inmediato nos invitó a pescar con el en el selvático río Tacuarí, un paraiso de aguas claras y dorados enormes.
Un amigo de Nelson tenía un campo enorme en el Pantanal donde había muchos tucunarés. Sacamos infinidad con popper y quedamos prendados de esos peces. A partir de esa pesca me he mantenido pescando tucunarés, más que nada porque me entusiasma la pesca en la selva amazónica y lo diferente que es a otros tipos de selva, no tiene nada que ver con la selva del norte argentino, ni con la selva misionera, ni con la selva boliviana. Es una selva de ríos muy lentos que se desbordan y forman grandes lagos, poca fauna, porque como se inunda la fauna está lejos de las costas, pero muchos pájaros y mariposas de todo tipo. En ese lugar el rey absoluto es el tucunaré. Es el pescado dominante, es un cíclido como nuestras chanchitas pero mucho más agresivo. Donde hay Tucunarés hay especies que los Tucunarés comen y Tucunarés, no hay nada intermedio, sobre todo donde hay Tucunarés grandes. Realmente es un pescado muy interesante de pescar con mosca, muy visual y potente. Toman en zonas donde está lleno de troncos, donde la pelea es de perros y no siempre nuestro equipo sobrevive.
FD: A cinchar...
MM: Para sacar un tucunaré grande hay que pialarlo como un ternero, agarras la línea con la mano enfundada en un buen guante y lo aguantas lo más posible sin romper todo. Si logra ir a las ramas, final del combate. El más bruto gana la partida, hay que bajar la caña y pedir que la línea no se corte porque el leader del .70 no se corta. Si hay suerte antes de cortarse la línea salta algún nudo o se abre el anzuelo.
Los primeros minutos con un tucunaré grande son un descontrol total porque tienen una fuerza endemoniada. Un descuido y nuestra caña termina en más tramos que los que venían de fábrica.
FD: Ojala…
MM: Es un gran pez y formidable adversario con una caña de mosca, no tiene dientes. Es como si fuera un súper bass, aunque no tiene nada que ver con el bass porque es un cíclido y el bass es otra especie de pez, pero realmente ocupa el mismo lugar que ocupa el bass en la forma de pescarlo, se lo pesca similar. Si bien yo creo que el tucunaré es infinitamente mejor que el bass peleando, saltando y sacando línea del reel. 
FD: Pica espectacularmente bien.
MM: Va a la mosca como un tren, imparable. De hecho, el pique más violento que yo he visto en superficie es el del tucunaré. Cuando quiere tragarse algo sencillamente lo hace aunque sea uno de su misma especie. Me ha pasado clavar uno de un par de kilos, cerca del bote uno enorme lo ataca con una explosión de agua y se lo lleva cortando luego la línea. Uno se queda paralizado por la rapidez con que todo termina. No dejen de ir a pescar tucunarés grandes al menos una vez, van a volver como se vuelve de una guerra. 
FD: Seguimos anotando en el debe!
MM: Es el único pescado donde en una semana rompimos diez cañas, una locura. Al punto que ya no sabíamos que hacer para no seguir rompiendo todo. Tan violenta es la pesca, para que tengas una idea en una semana llegamos a sacar casi 3800 tucunarés entre 7 pescadores, muchos enormes hasta de de 11 kg. Hubo veces que en un solo bote logramos 300 en un solo día. Y eso eleva la posibilidad de romper la caña. 
FD: Fatiga del material simplemente?
MM: No creo, mas bien error humano. sacando tantos pescados, es fácil que pase algo, cometas un error o apoyes la caña en el borde del bote y chau. O por ahí después de muchos pescados, te cansas y empezas a clavar fuerte, sin pensar en la caña, con un nylon tan grueso una clavada fuerte y chau caña. El fusible es la caña, no es el leader. Vos clavas con ganas y de repente no te das cuenta de la fuerza aplicada y explota el butt como un petardo en año nuevo. Hubo veces que yo no la podía creer, fuimos con Juan Pablo y llego un momento que le dije: “Juan Pablo no puedo más, no puedo sacar uno más”. Me dolía hasta el último tendón del cuerpo, de hecho al tercer día no podía cerrar la mano. Seguíamos pescando gracias a buenas dosis de Ibuprofeno. Me acuerdo una mañana que dijimos vamos a ver quien cuanto podemos sacar. Cuando agarras un cardúmen les agarra un frenesí, es al revés: empezas sacando chicos, después a los cinco minutos son medianos y cada vez mas grandes hasta que los últimos son gigantes, porque los grandes empiezan a sentir el batifondo y vienen de otros lados. 
FD: Que bárbaro. Igual más me gustaría sacar un dorado gigante vadeando. Caminando y viendo. Hay que ir a la selva…
MM: Fenomenal. Tenes que ir a Bolivia. Hay días donde sacas diez dorados grandes tirando aguas arriba, es más, a veces los sacas con mosca flotante. Suben dorados de 12 kilos a comer un cascarudo. El agua es totalmente transparente y con poca profundidad y los dorados se comportan como truchas aunque son más recelosos.
FD: A veces soy medio lírico, me costaría pescar viendo eso, por lo menos lo miraría un buen rato…
MM: Es que te dedicas mucho a mirar para no cometer errores al acercarte o lanzar. Los dorados de la selva desaparecen como fantasmas y hasta el otro día no pican si los espantas.
FD: Es una locura, parece el sur.
MM: Parece el Trafúl, es ciertamente una locura.
FD: Vamos a las truchas. 
MM: Creo que la trucha mas astuta es la arco iris, sobre todo cuando ves una arco iris grande. Por algo hay una gran diferencia entre la cantidad de arco iris grandes que se sacan con respecto a las marrones grandes. Pese a que la gente pueda diferir conmigo, creo que la marrón grande es bastante más frecuente de sacar que la arco iris grande. Primero, porque suele ponerse en lugares que están bastante más al alcance de los pescadores de mosca mientras la arco iris se va a lugares más profundos de los lagos. Pero segundo creo que la marrón es más agresiva al momento de comer. La arco iris es siempre cuidadosa, sobre todo la grande, cuanto más grande se pone es más difícil de sacar. Entonces me gusta mucho a nivel técnico la arco iris grande, como silueta me gusta más la marrón, sobre todo la marrones jóvenes, las aletas, aunque hay arco iris muy lindas. Y después como colorida me gusta la fontinalis, sobre todo si la puedo pescar con mosca seca. Eso hace la pesca de la fontinalis altamente interesante porque es una trucha muy agresiva que cuando va por una mosca hasta que no la agarra no cesa de morderla. Las Fontinalis son chars, no truchas, las escamas son diferentes y muy pequeñas. Hay pocas truchas tan buenas para fotografiar como una fontinalis en sus colores de freza. 
Me toco una época donde había unos salmones que eran de libro, parecían estatuas griegas: azul turquesa arriba, flancos de plata y aletas inmaculadas. Peleaban como solo los salmones pueden hacerlo, caminando sobre la cola más de una vez. Fue la época del lago Currhué, el río Trafúl, el río Rivadavia, el estrecho de los monstruos, el río Frey y el Cholila.
Poco a poco los salmones fueron desapareciendo o escaseando en muchos de los tradicionales puntos de pesca. Es posible que un cambio en el clima haya influido y al calentarse las aguas entraron más fácilmente arco iris y marrones que antes no gustaban de las aguas tan frías donde vivían los salmones y las fontinalis.
Muchos íbamos al sur buscando los salmones encerrados que ahora son muy raros.
Tampoco veo grandes arco iris en los ríos, arco iris de 3 a 5 kilos que antes se sacaban incluso en Febrero en ríos como el Chimehuín y el Limay.
FD: Y el Chimehuín?
MM: Cuando empecé con mosca salía caminando de la hostería Chimehuín pescando río abajo. Pescaba del camping hasta el matadero un poco antes de peñas blancas y todos los días sacaba una marrón de entre 2 kg y 3,5 kg, pescando con wooly worms. Si pescabas a la hora justa lugares como el pool del manzano, las viudas o las marquesas aparecían truchas que llegaban a los 6 kilos con cierta frecuencia y a veces más, esa era la pesca…
Tengo mi teoría de que sigue habiendo pescados muy grandes, pero que están mucho más entrenados porque se los pesca y se los devuelve y esto los va a entrenando para que eviten nuestros engaños. Antes cuando matábamos las grandes estás no habían visto un pescador hasta ese momento, no las entrenábamos como ahora que las devolvemos.
FD: Vos en el Malleo a veces sacas unos pescados que son criminales…
MM: Si he tenido suerte con varias grandes en ese río pero normalmente con clientes un guía no se encarniza buscando trofeos sino que trata de llegar a un buen número de capturas medianas entre 15 y 20 pulgadas. Cuando pesco solo por el contrario pesco muy prolijamente las orillas socavadas buscando levantar con secas grandes las buenas marrones que se esconden en lo bajo. Incluso hace muchos años antes de guiar, pescaba el Malleo con shootings y Blondes y me dió marrones muy grandes que nada tienen que envidiarle a las del Limay o el Chimehuín.
FD: Siempre Malleo arriba o abajo? 
MM: Malleo abajo también, hay mas grandes inclusive que Malleo arriba pero la gente se las va llevando a lo largo de la temporada. Malleo abajo al comienzo de estación es una cosa y en el medio otra, vuelve a mejorar al final cuando entran las del Aluminé.
Malleo arriba es más estable porque hay un buen control para que no se maten las truchas. Igual el furtivismo sigue existiendo lo mismo que el pescador que sin respetar el reglamento esconde una grande en el baúl del coche.
FD: Como aguantan la presión es una cosa de locos
MM: Las marrones aguantan bien porque saben esconderse y comer cuando no estamos. Muchas veces se ponen muy pegadas a la costa y en la misma costa que usamos para entrar al río. Los lugares que ocupan son una pesadilla para pasar una mosca bien y eso las protege y engorda.
Paralelamente muchos pescan el Malleo con equipos muy livianos y tippets bien finos y al entar en contacto con una marrón de las grandes esta tiene la ventaja.
Muchas marrones grandes del Malleo se han hecho caníbales y se alimentan de truchas más chicas, especialmente arco iris.
Una buena Marabou Muddler blanca del 2 con tippet 0X sigue resultando buena medicina cuando decidimos cambiar de aires y conectarnos con algo serio.
Los ratones de pelo a última hora son otra golosina difícilmente rechazada por las truchas grandes, solo recuerden usarlos con tippets que aguanten o van a llorar al perder el monstruo.
FD: Que podes decir del Didymo?
MM: Que estamos complicados, una vez que entra en un ambiente no hay forma de controlarlo y todo depende de como reacciona el ambiente y el mismo didymo. Da la impresión que estando tan cerca en Chile va a ser imposible que no se pase a nuestros ríos en algún momento. Hay tantas formas en que puede ser transportado que no creo pueda evitarse. Basta con un pájaro que se pare a tomar agua en la orila o una familia de avutardas que pase de un lado al otro.
Una vez que tengamos el didymo tendremos que aprender a convivir con el alga para bien o para mal pero no podremos hacer nada práctico para erradicarla.
Podemos gastar millones pero como la gripe y los virus estos organismos no pierden las batallas sin luchar.
Controlar zapatos y equipos puede demorar la transmisión a través de los diferentes ambientes por parte de los pescadores pero no podemos controlar a los animales que caminan de un curso a otro continuamente.
FD: Que problema…
MM: Es una problema que puede pasar a ser serio o no. Lo que no hay que hacer es echarle toda la culpa a los pescadores. Una vez que el didymo empezó a colonizar ambientes fuera de su área natural era solo cuestión de tiempo que se globalizara.
Parece que a nosotros nos llegó desde Chile y a Chile deben haberlo llevado los pescadores pero una vez allí a nuestro lado puede pasarlo una simple ave.
FD: Que están haciendo en otros países, como lo enfrentan? 
MM: Una vez que el alga aparece no hay mucho que hacer. Igual son muy estrictos con los controles de todo tipo a los vehículos , las embarcaciones y el equipo. Cuando entras firmas una declaración jurada de que tu equipo esta desinfectado o es nuevo.
Hay que ver qué pasa, porque en Europa del Norte el didymo es normal, no produce estos florecimientos que cubren todo y en Nueva Zelanda a pesar de controles muy serios y mucho dinero invertido no pudieron evitar que se disemine por todos lados.
FD: En Nueva Zelanda fue catastrófico.
MM: Yo creo que acá sin darnos cuenta lo tenemos hace mucho tiempo, porque americanos de zonas contaminadas están viniendo hace años. Lo mismo paso con el whirling disease y por alguna razón no se expandió… Porque no en todos los ambientes es desastroso, depende de como florezca el alga.
FD: Tiene altas chances de ser un desastre.
MM: Parece que cuanto más contaminado esta el ambiente, más nutrientes tiene esta alga para cambiar su comportamiento natural. Pero no hay forma de saber acerca del futuro en nuestras aguas hasta que pase un tiempo.Podemos demorar la contaminación controlando mucho pero a la larga dependemos de la reacción de la propia naturaleza.
FD: Lo más probable es como vos decís, que ya haya habido una exposición y por algún motivo no prendió en muchos de los ambientes 
MM: Es muy improbable que no haya habido una exposición al didymo. Después de tantos años sin controles. Hubo un tímido intento en una época de poner tachos con desinfectante, había algunos lodges y nadie los usaba. Igualmente camiones cruzaban la frontera y se lavaban en los arroyos y los animales no son controlables. 
No creo que una cuenca o lugar pueda aislarse por completo pero igualmente no hay que descuidar la guardia porque podemos retrasar el problema si vamos eliminando posibles vectores.
FD: Que raro que no le puedan encontrar la vuelta…
MM: Es por la biología del alga que no es sencilla. Primero que es unicelular, entonces es más delicado. Como tiene preferencia por la roca, y la roca tiene anfractuosidades, por más que vos tires veneno no llegas a matar todo. Es lo mismo que si vos tenes un absceso en el organismo, por más que te des con un antibiótico no llega. En este caso es lo mismo, la propia alga forma una película que impide que llegues más adentro. 
FD: Pero si vos arrancas con una comunidad de mosqueros, a su vez cada mosquero habla con otro…
MM: Podemos evitar ser nosotros los que vayamos pasando el alga pero solo eso. .
FD: Qué opinas de lugares que siempre los pescas de una manera y de golpe un día vas y no pasa nada?

MM: Trato de pescar cada sitio de modo variado, eso reduce los días en blanco pero nunca aún así hay veces en que no logro ponerme a tono con el medio y fallo. Las variables de un ambiente natural y sus peces son simplemente infinitas y por ello se ha escrito tanto sobre este deporte sin que haya realmente respuestas válidas todo el tiempo.
FD: Te das cuenta que cuanto más sabes en realidad no sabes
MM: Es como tratar de comprender al universo, sencillamente las variables son tantas que nos va a llevar varios milenios ir dando con las respuestas.
FD: Hablando de los sentidos, el tema vibraciones vs. color y forma. Cuál es tu opinión respecto a los distintos gatillos y el peso relativo que le pondrías a cada uno?
MM: Depende totalmente del lugar. En una corredera que naturalmente tiene mucho ruido de fondo uso moscas con gran estímulo visual. En un pozón de aguas calmas prefiero recurrir a vibraciones sutiles minimizando la conexión de la mosca con el leader durante las horas del día. Sin luz la cosa cambia y puedo pescar un agua chata con un ratón. La velocidad y profundidad del agua, la luz reinante, el clima, son puntos importantes para decidir que mosca usar. Nuevamente usemos el sentido común y un conocimiento sobre los sentidos de los peces y como compararlos con los nuestros para no meter la pata.
El sentido del olfato de la trucha es posiblemente mil veces más fino que el de un perro pointer, que a su vez es mil veces más fino que el nuestro. Una trucha es capaz de detectar una molécula de olor en 10.000 millones de moléculas de agua. En aguas quietas o moderadamente rápidas el factor del olor de la mosca es importantísimo.
Por ejemplo, cuando pesco con ninfas siempre agarro un poco de barro y verdín de la orilla y refrego la ninfa para enmascarar posibles olores negativos de los materiales con los que atamos la ninfa. Imaginate en un lago que la trucha viene atrás de una woolly bugger que el pescador había atado con las manos impregnadas de nafta del tanque. Al acercarse a la mosca la trucha detecta el olor negativo y tras un par de cruces atrás de la mosca para asegurarse vuelve a las profundidades sin novedad.
En un agua muy rápida puede que las truchas dependan de la vista pero en las aguas lentas el olfato es fundamental y cualquier aroma negativo en la mosca basta para evitar el pique.
La línea lateral es muy importante, las truchas son capaces de sentir una ninfa caminando arriba de una piedra, comen en la obscuridad total. Todo eso está muy estudiado pero poco tenido en cuenta. Imaginate en un medio donde el sonido se traslada cinco veces más rápido que en el aire. Para la trucha todo esta amplificado, deberíamos ser más cuidadosos. De hecho pasa también con el dorado, en los lugares donde viven en aguas muy bajas, son muy asustadizos y ariscos. Se nota claramente que si vos das un paso en falso no queda un dorado, desaparecen todos y no sabes donde se metieron. Posiblemente de alevino se lo han querido comer todo tipo de aves y otros animales y esto le queda grabado para siempre lo mismo que la reacción de defensa independientemente del tamaño que alcancen.
Justamente estoy leyendo un libro de pescar pero sin que la línea toque el agua. Los pescados se vuelven locos, no están viendo al pescador y no hay línea ni leader en el agua, solo hay una mosca. Me ha pasado de pescar desde una barranca y dejar nada más que la mosca toque el agua y las truchas saltan un metro para agarrar la mosca. Es evidente que se dan cuenta del leader o la línea y que si no tuviéramos eso engañaríamos muchas más truchas, cuantas no te pican… un montón, y no es que estas pasando mal la mosca.
FD: Cuantas ni nos enteramos…
MM: La cantidad de truchas que van a la mosca y se vuelven es muy grande. Donde hay truchas cada mosca que llega al agua es estudiada con cuidado, si no la toman es porque hacemos algo mal, pero la van a ver sin dudas.
FD: Ahora cuando estuvimos en el Limay era muy gracioso ver los cardúmenes que venían entrando del lago y se estacionaban en el puente. Por ahí un cardumen estaba un solo día y después seguía para abajo. Y nosotros de arriba del puente veíamos las derivas que hacían los distintos pescadores y como de repente las tipas se corren en bloque, es impresionante. La steelhead hace lo mismo.
MM: La línea y el leader las asusta mucho, en los lagos he notado mucha diferencia usando líneas transparentes.
FD: Mas que ahí es una calesita de pescadores que van rotando…
MM: Los que conozcan mejor el lugar y no espanten a los pescados con lances inadecuados van a sacar. Una vez que el cardúmen se asusta cuesta hacer picar una porque están alertas en bloque y ya no hay forma de engañarlas a todas.Con los equipos de dos manos hay que cuidar el ruido de la línea en el agua, no son la solución para un caster que no tira bien con caña de una mano.
FD: El skagit viste el lío que arma, vos ves un underhand hecho por un tipo que sabe y no es tanto.
MM: Es muy lindo el tiro como cosa cultural, va a ser muy bueno en algunos lugares de pesca, por ahí de dorados en condiciones muy complicadas como el Tarija que tiene piedras enormes y lo único que podrías intentar es un roll. La trucha de Río Grande ya esta tan pescada que está tomando el comportamiento de la sea run europea, que sólo come de noche. Habría que pescar más fino, no metiéndose tanto en el agua y no haciendo tanto ruido porque no van a sacar nada. La última vez que fui el río estaba bajo y se veía el cardumen en el pool, me ponía en la barda y miraba y antes de que el pescador se metiera en el agua no pasaba nada pero ni bien se metía el cardumen se alteraba y cuando tiraba la línea, peor. El que mejor pescaba era el que menos lío hacia, el que más fino pescaba, el que entraba mucho mejor al agua, pero ni bien se daban cuenta ya no picaba ninguna.
FD: El Tarija está vedado?
MM: El Tarija no está vedado, pero esta complicado porque hay mucha efervescencia entre las comunidades de la reserva hacia los pescadores de afuera por diferentes razones. Hay que esperar a que todo se calme para intentar nuevos arreglos ya que si vamos a la fuerza podemos pasar un mal rato y no hay pesca que justifique arriesgar el cuero.
FD: Sigue teniendo unos dorados tremendos?
MM: Te diría que sí. Por alguna razón los dorados del Tarija superior son los más grandes que he visto en un río de montaña, es posible que la potencia del Tarija solo favorezca una raza de gigantes que puedan aguantar en esas aguas donde incluso los sábalos son de gran tamaño.
El Tarija es para pescadores aguerridos por las grandes piedras y vadeo dificultoso que presenta. Definitivamente solo conviene intentarlo si estamos muy preparados ya que una falla en ese río la vamos a pagar muy cara.
Espero que las presas que han proyectado en el Tarija superior nunca consigan la financiación suficiente porque perderíamos otro sitio único en el planeta y si bien no está en Argentina no podemos olvidar cuando hundimos para siempre el lago situación y los ríos que los conectaban a los lagos 1, 2 y 3 donde existía una pesca de salmones encerrados muy especial.
FD: Cuando viajas, viajas siempre a pescar para vos o de host de grupos?
MM: Creo que mitad y mitad, frecuentemente prefiero pagar mi lugar para poder pescar a gusto, sobre todo en los lugares donde no voy con frecuencia.
FD: Te da margen para hacer algún tirito?
MM: Siempre saco muchas fotos, es como robarse un pedacito del lugar y volver con el a casa. Sacar fotos buenas exige dejar la caña porque para sacar una cacería de dorados tenes que sentarte en la orilla con la cámara y quedarte un día entero en un lugar. O estar en el momento mágico, justo con la cámara en la mano cuando todo pasa. Son segundos y si uno no está listo puede que la situación no se repita nunca. 
FD: Chafalotes grandes has pescado allá?
MM: No pero hay, a principios de temporada cuando el agua esta alta y todavía algo turbia al final del otoño.
FD: ¿La primera vez que llegaste a Tsimane no lo podías creer, no?
MM: La verdad que era un lugar muy parecido al Bermejo en la zona del Baritú o al valle del Lipeo. En Tsimane todavía hay una población muy importante de dorados y otros peces, pero nada es para siempre. La primera vez que fuí al Bermejo, al Lipeo y al Pescado no tenían nada que envidiarle a Tsimane, incluso es posible que hubiera dorados más grandes en el Bermejo, como los del alto Tarija.
FD: ¿Como era pescar el Bermejo en esa época?
MM: Formidable, desde el camino mirábamos donde se colocaban los dorados y había muchos y muy grandes. El Bermejo sigue siendo un río hermoso sobre todo cuando florecen los lapachos rosados pero ahora hay muy pocos dorados. Pescábamos vadeando sus largas correderas perfectas para el pescador de mosca. Usábamos reels Hardy de clic y con cada dorado grande teníamos que correr por la costa frenando con las manos. Nuestra línea era de flote y los piques muy visuales. De vez en cuando vuelvo al bermejo porque no pierdo la esperanza en que se recupere un poco. De todos modos son tantos los recuerdos que tengo que sigue siendo un placer pescar sus aguas. Mis primeras guiadas curiosamente fueron en el Bermejo y el río Pescado.
FD: Se han avivado después de la presión de estos dos últimos años?
MM: Lo mejor es no castigar continuamente el mismo sitio por más que haya buena pesca. Pese a ser muy salvajes los dorados aprenden pronto. Lo bueno es que los dorados se mueven mucho, suben y bajan el río hay recambio de dorados y eso mantiene el pique. Pescarlos con mosca ayuda mucho porque es un artificial muy natural que no agrede como un señuelo erizado de triples.
FD: ¿Tiene migración, mas una población residente? 
MM: Creo que ahí migran muchísimo. Aun durante la semana van y vienen kilómetros. Vos te das cuenta porque los ves pasar de un pool a otro, y por ahí se pasan varios pooles que son 500 metros y son los mismos dorados que van pasando. Primero llega el sábalo, por eso a principio de temporada hay mucho dorado pero chiquitos, los grandes tardan un poco más. De hecho a principio de temporada en mayo o en abril no hay tanto sábalo y de repente llegan en masa con los dorados grandes atrás.
FD: Que divertido!
MM: Lo lindo de esa zona es que es muy visual, porque los ríos son muy bajitos y cristalinos.
FD: ¿Que sabes de los King que entraron en Río Grande? Son un peligro? 
MM: A lo largo de estos años siempre sacaron algún king y alguna arco iris perdida ahí. En el Santa Cruz y en Ushuaia hay más cantidad. Los kings son muy agresivos y si su número aumenta mucho es posible que corran a las truchas especialmente si coinciden en la época de desove.
FD: Con las steelhead lo que vi es que las corrían bastante. Son muy territoriales.
MM: Si, son bravos. Sin embargo en los ríos buenos hay king y steelhead pero son ríos enormes. Acá no sé lo que puede pasar, por ahora sacan kings muy esporádicamente, eso no quiere decir que no haya unos cuantos, no te olvides que no son muy picadores, puede haber enorme cantidad y no sacas ninguno. 
FD: Se pueden recuperar ambientes y volver al pasado?
MM: Cuanto hace que no habían tantos dorados en el Paraná? 10 años. Ahora se dieron una serie de condiciones, y vuelve a haber gran cantidad de dorados. Hay que disfrutarlos y mirar el futuro con esperanza. Los peces se pueden recuperar si no hay contaminación o destrucción del ambiente.
En algunos lugares podemos recuperar la pesca de antaño y en otros no porque cambió algunos de los parámetros como la cantidad de comida.
La cantidad de peces forrajeros que encontraron las truchas a poco de ser sembradas era enorme y hubo décadas de truchas enormes hasta que el balance cambió y se redujo la cantidad de forraje, aumento la cantidad de truchas con una disminución del tamaño.
Creo que el pescador tiene que aceptar lo que la naturaleza va cambiando y a veces los cambios que se producen no nos favorecen. Recuperar lugares puede llevar mucho tiempo y los seres humanos somos impacientes. Pero no es imposible si aprendemos a vivir sin destruir todo en nombre del progreso.
FD: Después el concepto que ha habido de “me llevo la mejor”.
MM: Durante años estuvimos equivocados y retiramos de las aguas los ejemplares con mejor genética dejando lo peor y lógicamente el resultado era previsible. Recuperar pools genéticos perdidos no es fácil pero quedan santuarios con reproductores de altísima calidad cuya descendencia podemos usar para volver a tener una genética sobresaliente en sitios degradados.
FD: Creemos que hoy por hoy el pescador de mosca en su mayoría ha dejado de matar.
MM: Depende. Empuñar un equipo de mosca no es garantía de nada y muchos pescadores se han pasado a la mosca porque es más eficiente que la cuchara. Todavía se mata muchísimo.
FD: De todas formas creemos que hay que trabajar en generar conciencia, a través de lo que cada uno hace.
MM: Creo que los choques frontales no llevan a resultados positivos, hay que trabajar para crear una conciencia colectiva logrando que todos entiendan los conceptos que deben guiar a un ser humano moderno.
FD: Se ha dado un paso, por ejemplo el otro día veíamos un programa de televisión donde mostraban gente haciendo spinning en Corrientes, pescando dorados, donde practicaban pesca y devolución. Eso hace 10 años era impensado.
MM: Si creo que hay señales muy positivas. Hoy hay campeonatos con devolución. Los que pescan con spinning están devolviendo mucho. Y la verdad que ese es un gran paso porque son muchos. Faltan los que pescan con trolling, que generalmente matan bastante. En fin, hay pasos muy positivos, que también se dieron en Patagonia, donde hace 30 años matábamos prácticamente todo. Está bien que Patagonia esta mucho menos poblada y mucha gente empezó a trabajar con el turismo de pesca, sobre todo en establecimientos que tienen buen agua cerca. Parece que no pero se crean santuarios que mejoran todo lo demás. Volviendo al norte, creo que imponiendo la captura y devolución en zonas críticas va a andar bien. Los comerciales son los que más daño hacen porque su extracción se mide en miles de toneladas al año.
FD: ¿Cómo has vivido el agua salada? 
MM: Me gusta pescar en agua salada, pero no todas las especies. Me gusta especialmente el Tarpón. Si tuviese que elegir otro pescado, la verdad que me gusta mucho pescar los atunes chicos, por la velocidad de su pelea y lo bonitos que son.
No soy tan fanático de los bonefish ni de los permit. De los bonefish, porque habiendo tarpon en zona, me resulta más divertido el pescado que salta, que pone a prueba el equipo. Me gusta más como pescado, en cambio los bonefish si no son grandes, se suelen pescar de la misma manera. No hay dos tarpones que hagan lo mismo, entonces uno nunca sabe si va a caer adentro del bote, si va a saltar, si se va a ir abajo, es muy divertido. Después el Permit me gusta, pero con la cantidad de veces que voy al mar generalmente decido no emplear muchos días buscando permit, porque por ahí invertis muchas horas para sacar un solo permit. Yo calculo que promedio, te lleva 2 o 3 días sacar uno, y bueno si uno tiene 6 días de pesca, es mucho. Si aparecen les tiro pero no salgo a buscar permit.
Después, me gusta mucho la pesca de mar variada, es decir de peces raros. Snappers, Snook. Eso me divierte. Me queda en el tintero ir a la zona de baja California a buscar algún vela o un roosterfish o los GT´s del Indico.
La verdad, me gusta mucho la pesca de mar, pero no es lo que más me gusta, sigo prefiriendo pescar dorados en una selva que un flat en el mar. También me resulta mucho más interesante la pesca de salmónidos que la pesca de mar, pero creo que es una alternativa que no hay que desperdiciar. Es muy lindo, a veces estar en un flat y ver toda la vida de ese lugar. Si uno se pone a mirar, realmente es interesante y es lo que trato de hacer, no solamente buscar pescados sino ver ese universo que se desarrolla bajo el bote.
Nos hemos concentrado en tres o cuatro especies pero la verdad es que hay cientos de peces en el mar capaces de tomar una mosca y hay miles de lugares de agua salada que todavía están por explorarse. Como por ejemplo la costa de Gabon, donde sacan tarpones gigantes, jacks de todo tipo y otros peces. Había una vieja nota de Billy Pate, que exportó 3 botes y se fueron a pescar a Sierra Leona en plena época de la revolución. Había tarpones gigantescos que metódicamente les cortaban todo. Igual sacaron algunos que llegaron a las 200 libras cortando varios mucho más pesados. 
Otro pescado, que a mí me gustaría pescar y que me tiene loco, es el Mahseer de la India. Después del dorado, es lo que más me tienta. O sea, si tuviese que elegir un destino, me gustaría ir a pescar a algún río de esos raros en la India. No sé si habrán, porque bueno cada vez se está poniendo más difícil.
Tigerfish es otra especie que me interesa. De hecho hace unos días hablaba con un amigo para armar un viaje al Zambezi, que es lo más accesible. Los pescan bien con mosca. Es de costumbres muy parecidas al dorado en cuanto a la pesca pero lo haremos rodeados de cocodrilos, hipopótamos y elefantes.
FD: ¿Como es el profesional de la pesca en Argentina, en general y comparado con el profesional de pesca en Estados Unidos u otro país?
MM: En Patagonia, el guía argentino que se ha preocupado por mejorar está a un nivel muy importante, al punto que los clientes americanos prefieren un guía argentino por sobre cualquier otro. El servicio es diferente, la atención al cliente es diferente. En el extranjero los guías son muy profesionales y tienen un equipo envidiable pero la calidad humana muchas veces apesta. Nunca se quedan un minuto más en el agua aunque hayamos pescado mal y empiece el pique al final de la jornada.
No es como acá que uno se preocupa por tener una caja de moscas picante. Yo por ejemplo, es muy raro que use una mosca del cliente a menos que tenga la mosca adecuada. Nunca voy a dejar que un cliente use una mosca con la cual pienso que no va a pescar bien. Entonces, una de las herramientas del guía acá es la caja de moscas, además de los conocimientos del lugar. Allá, si vos no llevaste tus moscas, el guía no lleva nada, no tienen una línea, un leader, una mosca, absolutamente nada en la mayoría de los casos. A lo sumo si el tipo esta de buenas, te lleva a la mañana al negocio de pesca, vos le preguntas: “que vamos a usar?” agarra un tarrito transparente y te hace comprar una docena de moscas.
He tenido experiencias traumáticas con los guías de agua salada que suelen tener muy mal humor y muy poca paciencia. 
Les cuesta entender que nosotros no pasamos 365 días en la proa del bote y nos cuesta ver a los peces de mar que se mueven muy rápido.
En el sur no tengo problemas en ver a las truchas pero me ha llevado tiempo acostumbrar el ojo a los sutiles detalles que permiten descubrirlas.
En el mar los primeros días no veo mucho y prefiero que el guía me diga donde poner la mosca en vez de tratar de ver al pez.
Un amigo fue a pescar tarpones y el guía se enojaba porque no podía poner la mosca a 35 metros con un viento infernal. Al rato mi amigo se canso y le dijo al guía “baja de la plataforma, quier ver como tirás vos”. En el primer tiro el guía se clavó la mosca de tarpon en la cabeza hasta las plumas. Después de ese episodio la pesca fué más tranquila y el guía se calmó notablemente.
En Estados Unidos hoy hay muy buenos guías, muy amables. Se han dado cuenta que esa es la forma en que hay que trabajar para que los clientes vuelvan, pero hasta hace un tiempo tenían otra forma de trabajar “el guía era el que estaba en un pedestal y te hacia un favor en guiarte”. Tenían tanto trabajo que se daban el lujo de tratar al cliente con rudeza. A mí me ha llegado a pasar que un guía te diga “hace dos horas que estoy trabajando para ese tarpón y le tirás mal”. Tragás saliva y con educación le decís que hiciste lo posible por tirar bien, que estás para pasar un día agradable y que se ponga a trabajar para buscar otro tarpón en vez de protestar, como hace un buen día alentando al pescador en vez de hacerlo sentir una piltrafa.
En argentina, es diferente. El guía disfruta con el cliente y no está mirando el reloj. Te choca como es afuera, porque acá pescamos hasta el límite y a veces el mismo cliente pide misericordia. En Patagonia, los guías están muy bien preparados. Yo lo noto por las charlas entre los guías que son de muy buen nivel, en cuanto a técnicas, moscas, etc. Siempre viendo qué es lo más picantito en ese momento. No veo que haya guías que estén muy retrasados.
FD: Tus cañas de bambú, son una combinación de historia, tradición, arte y performance. ¿Qué sentís cuando terminas cada una y después al usarlas?
MM: Mira, a mi me toco pescar en una época donde la caña de bambú era el alma del pescador, algo vivo. Era el material que mejor tiraba y era una madera, lo que le confiere una magia especial. Uno elegía cañas de bambú que tenían personalidad propia, personalidad que combinaba con nuestra forma de pescar. Eso me llevo a lo largo del tiempo a coleccionar cañas de bambú y estudiar cada una, el diseño de estas, y aprender bastante de como diseñarlas, los tapers específicos de cada una. Entonces en cierto momento, con Carlos Tam nos decidimos a fabricar cañas de bambú. Traje un set de equipos duplicado para que pudiéramos trabajar de manera independiente, y partimos de una serie de conicidades que eran diferentes a lo que se había usado hasta el momento. 
Hay que entender también que la caña de bambú tiene mala fama en cuanto al lanzamiento y esto no se debe al material, sino que los viejos diseñadores pensaban diferente sobre como tenía que ser una caña, entonces usaban el material de forma diferente. Si hubieran usado grafito seguramente esas cañas hoy en día nos resultarían extrañas porque reflejarían a pesar del grafito sus ideas de diseño y muchos tiradores modernos que no estuvieron expuestos a las viejas cañas no las reconocerían como especiales.
Cuando empezamos a hacer cañas de bambú analizamos muy bien el potencial del bambú de tonkin para diferentes largos de cañas. El peso específico del bambú, mayor que el de las fibras modernas ayuda mucho para conseguir la sensación que da una caña de bambú de lanzar sola, con poco esfuerzo de parte del pescador.
Hemos fabricado cañas explorando todo tipo de acciones buscando cañas que se adapten a diferentes tipos de pesca.
Tengo una colección importante de las más finas cañas de bambú que se hayan hecho y hemos logrado una terminación que supera a cualquiera de ellas, algo que nos llena de orgullo.
Aceptamos el desafío de fabricar cañas de bambú sobresalientes y lo conseguimos. Muchas de nuestras cañas están en el extranjero y los que las están usando no las cambian por ninguna.
Todavía lloro varias que mandé a los Estados Unidos porque me hubiera gustado conservarlas devolviendo el dinero. Tan bien habían quedado.
Uno no va a ganar dinero haciendo cañas de bambú pero el placer al terminar cada uno y ver la línea formando un loop perfecto en el aire es enorme.
FD: ¿Pescas con tus cañas? 
MM: Lo que me paso a mi fue algo raro, porque tengo una colección de cañas de bambú muy importante que usaba mucho y ahora me siento mal si pesco con una que no hice yo. Es un placer pescar con una caña que uno mismo hizo, lo mismo que es un placer pescar con una mosca propia. Imaginate que estas pescando con una caña que construiste desde cero, con una mosca que ataste personalmente eligiendo cada pluma y pelo, se siente algo imposible de transmitir. Hay momentos donde uno se sienta debajo de un árbol sin pescar porque ya con eso alcanza.
Creo que por otro lado la caña de bambú tiene un calor muy especial, es de madera, tiene otra temperatura, otra forma de tirar, realmente como herramienta de precisión y para pescar delicado, hay pocos materiales que se puedan comparar. Lamentablemente, es difícil que la gente las pueda probar porque no hay muchas cañas de bambú en el mercado. Que le pasa a la mayoría, prueba a lo mejor una caña del abuelo, una caña enorme y con un diseño blando o complicado y asume que todas las cañas de bambú van a ser iguales. Lo mismo pasaría si probáramos una caña de fibra de vidrio vieja o mismo una caña de grafito vieja que a la mayoría de la gente tampoco le gustaría porque no sabe como tirarlas.
Para valorar cada material hay que conocerlo y saber como usarlo. Una caña de fibra de vidrio de 5 a 7 pies bien diseñada es apasionante. El bambú también es ideal para hacer cañas de hasta 8 pies, el grafito es perfecto para hacer cañas de 8 a 11 o 12 pies, cañas largas y livianas, pero no funciona tan bien en cañas cortas que son demasiado finitas y delicadas, porque uno de los problemas del grafito es que si yo hago una caña de 5 o 6 pies, tengo que hacer tan finito el puntero (porque el grafito es un material duro para lograr tirar con esas líneas livianas), que la caña se convierte en algo muy delicado, fácil de romper, muy sensible a cualquier cosa. No le pasa eso a la fibra de vidrio o al bambú donde tengo diámetros un poco más grandes, entonces la caña realmente tiene una duración mucho más prolongada. 
La caña de grafito en las cañas muy livianas, está en el límite de la autodestrucción y a su vez es una caña tan liviana que no te da sensación de lanzamiento o por lo menos de dirección en el aire. Es decir, va de memoria, en cambio cuando tiras con una caña de bambú sentís tan perfecto donde está la caña todo el tiempo en el aire, que tenes una precisión que asombra. Claro que tiene que ser una caña de bambú que tire, que tenga capacidad para hacer un loop tirante como una caña de grafito. El bambú es perfecto para eso, porque es un material que no vibra, que tiene un poquito más de peso que los otros materiales, con lo cual mantiene el movimiento con mucho más facilidad. Por eso los tiradores de antes comentaban que el bambú tiraba solo, y no es que tiraba solo, sino que uno cuando lo pone en movimiento tiene tendencia a seguir en movimiento mientras una caña liviana de grafito se frena si no la acompañamos hasta el final.
A pesar de las obligaciones sigo haciendo cañas de bambú a un ritmo de 10 cañas por año, para mantenerme activo. Con Carlos hacemos cañas juntos, muchas veces estamos probando materiales, enchufes de titanio, cosas raras. Siempre vemos que podemos inventar; materiales nuevos para portareeles, maderas. Hacemos una serie de cañas juntos y otras las hacemos cada uno de manera independiente, o sea que en realidad hacemos tres series de cañas diferentes.hay algunas que armamos una parte cada uno, otras que armo yo enteras y otras que arma Carlos enteras también. Depende, yo tengo menos tiempo, entonces Carlos es el que más experimenta. A veces a mí se me ocurre una idea y le digo, Carlos por qué no haces eso, el prueba y modifica, le encanta estar probando. Esta todo el día en eso, así que en realidad es el que más ha probado en cuanto a tapers experimentales. 
FD: Las moscas clásicas que ataste para el libro de Schmookler son verdaderas obras de arte. Te posicionaron como atador al máximo nivel en el mundo. Cómo reuniste esos materiales que son muy especiales y cuanto tiempo te llevo armar cada una de esas moscas?
MM: Fue algo curioso, porque en realidad la serie de moscas que me toco atar era la de la conocida atadora de streamers de Maine, Carrie Stevens. Fundamentalmente se trató de moscas poco conocidas de Stevens. Muchas solo aparecían en colecciones privadas y no existían ni grabados ni fotos de las mismas. 
En ese momento mi socio se encontró con Paul Schmookler en una exposición en Estados Unidos y le comentó que yo atada buenos streamers, moscas de salmón y todo tipo de moscas imaginable. Paul le comentó que estaba trabajando en los libros de atado más lujosos que se hubieran hecho donde estarían los más finos atadores del mundo pasados y presentes diciéndole que quería ver mis moscas. Le até algunas moscas para que viera mi estilo y de inmediato Paul me pidió que atara moscas primero para el libro ¨Rare and Unusual Fly Tying Materials: A Natural History, Vol II¨ donde ate muchas moscas variadas usando los materiales especificados por Paul, en ese caso aves y mamíferos raros. 
Posteriormente a ese libro Paul me pidió que atara la colección inédita de streamers de Carrie Stevens para el libro ¨Forgotten Flies¨, una obra masiva de 5 kilos de calidad francamente impresionante. Pasé un año o más atando cientos de Streamers perfectos, buscando entre miles de plumas para conseguir pares perfectos que marcaran un estilo similar al de Stevens pero bien Morales al final.
Nunca los había visto o tenido un original en la mano, tenía la descripción del pattern pero nada más. Le dije a Paul que como nunca los había visto, los iba a atar como yo los imaginaba. Yo no había visto los colores, con lo cual cuando decía “azul de tal tipo” yo tenía que imaginar cómo era ese azul. Paul confiado me dijo atalos como a vos te parezca”. Salvo algunos materiales raros como pato de Bali que no tenía usé materiales que yo había ido coleccionando durante años. Durante mucho tiempo, de cada partida de materiales que recibía, separaba una parte buscando ciertas características en la pluma, porque pensaba que en algún momento me iban a ser de utilidad. De hecho elegí tanto los materiales que hubo moscas que me alcanzó material para atar un sola mosca y no va a ser fácil repetirlas. Así de a poco las fui atando y son las moscas que hoy aparecen el libro más conocido de Paul Schmookler que hoy ya es de colección y comanda precios muy elevados.
Pero lo raro fue que yo que prácticamente en el atado mundial era un ilustre desconocido, la primera vez el me puso con los mejores atadores del mundo, porque simplemente consideró que las moscas que yo había atado, estaban al nivel de las mejores que se hayan atado. Me lo dijo muchas veces, que nunca había visto streamers como esos y que probablemente no hayan más. De hecho he recibido miles y miles de mails de atadores de todo el mundo preguntándome como hacia tal o cual cosa, para que me quedara de una determinada manera. Yo les explicaba que en realidad, más que nada era tomarse el tiempo para la elección del material y después acomodar pelo por pelo hasta que quedaran perfectos.
Gracias a Paul hoy tengo contacto con los atadores más importantes con los cuales intercambiamos materiales y técnicas frecuentemente. 
Hace unos días en un sobre color madera me llegó un tesoro de anzuelos antiguos para streamers y moscas de salmón regalo de un atador canadiense amigo.
FD: También escribiste para una revista. 
MM: Si se llama, “The art of angling journal” también de Paul Schmookler. Ahí escribí artículos del lago Fagnano, del Amazonas, del Tarija. Escribí en casi todos los números y además les daba moscas para ilustrar otras notas. Paul tuvo la rara habilidad de combinar la colección de piezas únicas de la pesca con mosca con una sensibilidad artística enorme. Logró detectar atadores especiales en cada rincón del mundo al tiempo que les ofreció un medio para exponer sus obras de una calidad superlativa.
Para mí algo fundamental de esos libros es que están las moscas de pescadores como DeFeo, con miles y miles de modelos de moscas con cuerpos diferentes o también Preston Jennings. Hay estilos de moscas que son de una pureza asombrosa comparables a los mejores cuadros impresionistas.
Te diría entonces que mi estilo de atado se ha inspirado en los atadores que más me han impactado pos su estilo perfecto. Cuando miro una mosca lo que me importa es el estilo, hay miles de moscas prolijas pero el estilo es una característica más elusiva y rara. Atadores con estilo no abundan y Paul supo juntarlos con una calidad que no ha sido duplicada. 
El ancho de las alas,la inclinación, las curvas, me dicen mucho del atador. Porque hay muchos atadores que son prolijos pero a lo mejor una mira la mosca y no te dice nada. Es lo mismo que un diseño de un auto. Cuando vos miras un gran diseñador, el tipo con tres líneas te impacta. Juntamente eso es lo que creo que hizo Paul Schmookler, logro aislar de todas partes del mundo los tipos que tenían moscas que realmente impactaban, independientemente si eran prolijas o no, pero algo tenían de especial. Y eso yo creo que es lo que hay que rescatar de la pesca con mosca: que la gente aprenda que el arte del atado va más allá de si la mosca pesca o no. Es una parte donde el pescador busca superarse, porque si vamos a ser prácticos, yo le pongo un mechón de pelo a un anzuelo y pesca. No es ese el objetivo que uno tiene cuando ata una mosca, o cuando arma una caña de bambú, o cuando arma un leader. Sobre todo en un mundo donde hoy todo se nivela para abajo y no hay necesidad de hacerlo porque nivelar para arriba no cuesta nada. 
Hace un rato hablábamos de reeles, muchos reeles del pasado hoy en día no se podrían vender porque estaban tan bien hechos que costaría muy caro fabricarlos. 
El freno de un Stanley Bogdan por ejemplo es como el de una Ferrari, vale la pena verlo para compararlo con los supuestos frenos de la era espacial modernos.
FD: Una pregunta bien personal, ligado al tema de las moscas. ¿Qué sentís cuando casteas una Gray Ghost en un lugar como la Boca, qué diferencia hay entre tirar una mosca bien hecha, bien diseñada en un lugar clásico o tirar una mosca con tres pelos
MM: Siempre manifesté que al conocer bien la historia de la pesca con mosca puedo llevar al río personajes imaginarios midiendo sus estrategias contra las mías y lo mismo sucede con las moscas. Probarnos contra los conocimientos del pasado nos enriquece mucho y este es un tema que frecuentemente discuto con amigos reales que igual que yo son apasionados por la tradición e historia mosquera.
La Gray Ghost es importante no por ser una mosca hermosa, hay que ver un poco más allá y entender porque Stevens la diseño de esa manera, que buscaba imitar y como lo solucionó con los materiales que tenía a mano en esos momentos en el lago Sebago.
Pescar con una mosca clásica que funciona encaja más en mi idea de la pesca con mosca que busca una amalgana entre lo práctico y el arte.
FD: Lo loco es que Carrie no usaba morsa...
MM: Como ataba muchas moscas, por ejemplo un día armaba alas con las mejillas pegadas. Tenía una caja con alas derechas e izquierdas completas. Otro día armaba los cuerpos de floss para finalmente completar las moscas. El marido de Carrie Stevens era guía de pesca y Carrie tenía que atar para todos sus clientes y los visitantes que llegaban en gran número en busca de las fontinalis y salmones encerrados del lago Sebago y otros ambientes cercanos de nombre complicado.
FD: Tuviste oportunidad de ir al museo a la casita de ella.
MM: Yo fui al museo de pesca con mosca, no a la casita de ella en Maine sino al museo que está en los Catskills y de hecho soy socio y recibo la publicación que se la recomiendo a todo el mundo porque es fascinante y ahí finalmente tuve las moscas de Carrie Stevens en la mano, porque lo que tienen los museos de allá es que si te ven con interés son muy abiertos para dejarte estudiar las colecciones.
FD: ¿Qué tamaño tenían los anzuelos?
MM: Los anzuelos eran grandes, 2/0 ya que muchos de los streamers de Carrie se usaban para hacer trolling a remo. Eran anzuelos enormes porque esas moscas no se casteaban, en esa época se pescaba mucho desde una canoa, se pescaba mucho en solitario o sea que trababan la caña en determinada posición en la canoa, largaban línea para atrás e iban remando arrastrando la mosca haciendo una especie de trolling con mosca. No eran moscas adecuadas para castear porque el anzuelo era muy largo y pesado, de hecho si uno no la está moviendo constantemente en un río no trabaja bien. Pero hoy esas moscas modificadas con anzuelos de streamers convencionales y respetando los colores siguen funcionando bien. Lógicamente para atar esas moscas hay que ser cuidadoso y elegir bien las plumas, si vos querés atar una gray ghost bien tenés que elegir un gris verdoso, son pequeños detalles que marcan una diferencia. 
La gente hoy en día debería tener libros de cabecera que no son muchos. Es fundamental para un pescador de mosca serio ir formando una biblioteca a lo largo del tiempo. Yo en casa tengo miles de libros. Tuve la oportunidad de comprarle la biblioteca a Jorge Calandra, impresionante pero no por la cantidad de libros sino por el orden, Jorge siempre fue un perfeccionista nato. A veces me rio porque estoy leyendo un libro y cuando miro la bibliografía que usó el autor descubro que en la biblioteca de Jorge y mía combinadas están todos, un tesoro de información que cada día valoro más.
FD: ¿Los leíste todos o los tenés de referencia?
MM: Es imposible que los haya leído todos, pero si leo las partes que me interesan. Lo que hago es elegir un tema y voy de a poco, porque si no tendría que estar leyendo 24 horas al día. Actualmente hay ediciones reducidas que extractan lo más importante de los clásicos, eso ayuda a los que empiezan a formar su biblioteca. 
Lo cierto es que es divertido porque tengo tantos libros que puedo seguir un tema a lo largo del tiempo. Los libros realmente importantes son de literatura inglesa hasta 1950. Te diría que todos los meses recibo 3 o 4 libros, es como una droga. Estoy atento a todo y voy siguiendo temas. Si aparece algo nuevo, por ejemplo spiders escocesas lo pido de inmediato antes que se agoten las ediciones. Una vez que se agotan no es fácil conseguirlos libros de nuevo y no me gustan los huecos en la historia. 
FD: Ahí me mataste, con las spiders escocesas…
MM: Antes le decían spider a lo que nosotros le decimos soft hackle, se ataba diferente y eso me permitió atar soft hackle como se ataba en Escocia en la época de Stewart y no lo que se ata hoy en día que es una mosca húmeda convencional. La forma de poner el hackle original hace que esa mosca sea mucho más efectiva que lo que hoy la gente conoce como soft hackle, que por desconocimiento está mal atada, muy gordo el cuerpo y muy pegado el hackle. Vos pensa que esas moscas se pescaban aguas arriba en superficie y hoy en día se pesca un soft hackle a la deriva aguas abajo, que no es la forma en que se pescaba y todo eso está en esos libros. Un día me voy ocupar del corazón de cada libro y voy a armar un compilado, quizás el día que me jubile. 
FD: ¿Qué es para vos la pesca con mosca, que resume para vos?
MM: En mi caso es una rebelión contra la época en la que me toco vivir, yo debería haber vivido en otra época, no digo la era de las cavernas, pero cerca digamos. Es tal el atractivo que tiene la espesura…el medio natural es tan fuerte en mi personalidad que la pesca con mosca es el nexo que me permite disfrutar de eso de una manera civilizada. La pesca con mosca es una especie de bomba de sensaciones que no tiene nada que ver con sacar un pescado, que tiene más que ver con llegar, con las habilidades de un rastreador o de reavivar sentidos que en el ser humano hace muchos años o milenios están dormidos. 
Cuando se reactivan, la sensación es muy poderosa, la pesca con mosca me ha brindado eso. Para mí es un escape de una realidad que no me gusta hacia un mundo más simple y sencillo. Siempre digo que uno a una trucha no la puede convencer con nada de lo que usamos para convencer a un ser humano, va a responder solamente a la mayor dedicación y al mejor trabajo, o sea que es un contrincante honesto. 
Uno no la puede engañar de mala manera y esto no se da en las relaciones humanas, parece que la honestidad en la relaciones no funciona en un mundo en el que se le enseña a todos que la única manera de progresar es pisando al otro. No se puede hacer eso en un medio natural donde tiene que ponerse a otro nivel, para medir nuestros sentidos contra los sentidos de un conjunto de organismos que generalmente consideramos primitivos o inferiores. Mi evolución como pescador me llevo a esta pesca porque es la que me ofrecía un mano a mano con la naturaleza imposible en otros tipos de pesca. La sencillez del equipo de mosca nos conecta a los peces de un modo especial e íntimo que encuentro absolutamente necesario.
FD: ¿Qué consejo le darías a alguien que se está iniciando en este deporte?
MM: Primero que el pescador de mosca tiene que avanzar a una velocidad que le resulte placentera, que no hay niveles donde uno deba llegar o quedarse, es una decisión totalmente personal. Disfrutar de la pesca con mosca y de los paisajes, los viajes y a donde te lleva la pesca con mosca. Hay una especie de microcosmos en la pesca con mosca que es lo que hay que aprender a ver y que hace tan interesante esta pesca. No es simplemente concentrarse en el pescado y no ver nada más. Pescar bien con mosca es una consecuencia lógica de empezar a ver las cosas que a uno lo rodean, no es más difícil que eso. 
Cuando uno se pone en sintonía con el medio que lo rodea no hay forma de no pescar bien porque la enseñanza esta toda ahí, lo que te puede ayudar es acelerar con toda la información escrita, pero yo podría basarme en lo que está frente a mí. Por ejemplo cuando viajo a zonas muy perdidas estudio con detenimiento a los pescadores nativos buscando entender como se relacionan con el medio ambiente local. 
Esa sensación natural que se da cuando uno empieza a entender los sonidos, los olores, esa sensación de conectarse con ese mundo y empezar a vibrar con eso, yo me rebelo contra el mundo moderno, vivo en el mundo moderno pero cada tanto necesito enchufarme en otra toma. Es muy sensorial el tacto de un buen corcho en una caña, tocar una buena mosca, ver como se mueven los materiales en la brisa, cosas que para una persona sensible son importantes. El que empieza en la pesca con mosca que se conecte con todo. Hay veces que vos estas y no tenés ganas de pescar, estás en el lugar y no necesitas nada más. El mejor pescado pierde valor sin el escenario que lo rodea, los chinos decían que ellos se convertían en pescadores cuando el pique del pescado interfería con su pesca. Cuando ya es tan perfecta la comunicación con el medio que el pescado interfiere con el resto. 
FD: ¿Los amigos que te ha dejado la pesca?
MM: Lo bueno es que son infinitos, creo que esto no se da en otras profesiones donde la gente a lo largo del tiempo va perdiendo amigos. Tengo algunos con los cuales nos vemos semanalmente y otros con los que nos vemos muy poco pero cuando nos vemos es como si no hubiese pasado el tiempo, existe una conexión muy profunda. Amigos incondicionales que han estado en momentos difíciles, que están cuando tienen que estar, como si el tiempo no pasara. 
Lo que noto en la pesca es que mi universo de amigos en la pesca va aumentado, tengo amigos con los que no me conozco y tengo chats todas las semanas, virtuales. Siempre fue mi idea compartir todo lo que he aprendido en la pesca con mosca, nunca he tenido afán por figurar. Si estoy tan expuesto es porque tengo ganas de contar a la gente lo que hay en la pesca con mosca. Tengo amigos en todos lados. Amigos que ya no están pero con los que sigo compartiendo, son como fantasmas, hay una conexión muy cercana cuando estoy en el río y me pregunto cómo estarían pescando o que estarían haciendo. Lo que tiene la pesca con mosca es que tiene una historia tan rica, con tantos relatos que si uno la sabe aprovechar se disfruta de otra manera. 
FD: Muchas gracias Marcelo!